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Análisis

ANÁLISIS | Lo que nuestra fascinación colectiva por el Powerball revela sobre la economía de EE.UU.

Por Allison Morrow

Nueva York (CNN Business) --   La economía de la década de 2020 es difícil de leer. ¿Estamos en recesión? Técnicamente, no, pero el "técnicamente" tiene mucho peso. Los economistas se fijan en varios indicadores como el crecimiento del PIB, el empleo, el rendimiento de los bonos, los salarios, etc., para determinar la respuesta.


Por supuesto, hay otras formas, menos científicas, pero más divertidas, de medir la salud económica. El famoso “Lipstick Index” o índice del lápiz labial, que sugiere que las ventas de pintalabios aumentan en tiempos de vacas flacas porque es un capricho barato que hace feliz a la gente. Alan Greenspan propuso el Índice de ropa interior masculina, que demuestra que las ventas de bóxers y calzoncillos cayeron drásticamente de 2007 a 2009, durante la Gran Recesión, antes de volver a repuntar cuando la economía se recuperó.

Otro indicador, muy poco científico: el Powerball.

Las probabilidades de ganar el premio mayor del Powerball, estimado en más de US$ 2.000 millones son minúsculas: aproximadamente 1 entre 292 millones. Es más probable que te coma un tiburón. O que te caiga un rayo dos veces. Por otra parte, las probabilidades de que existas en el planeta Tierra son de 400 cuatrillones a uno, así que en realidad ya llevas las de ganar si lo vemos a nivel cósmico.

La sabiduría popular solía sostener que la gente gastaba en billetes de lotería incluso en épocas de vacas flacas, dispuesta a arriesgar unos cuantos dólares con la esperanza de ganar a lo grande.

Pero durante la Gran Recesión, las loterías estatales registraron enormes descensos cuando la desesperación se apoderó de millones de personas. En 2010, las ventas volvieron a aumentar, a pesar de que la gente seguía tambaleándose por la recesión.

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En ese contexto, podemos considerar el récord del Powerball de esta semana como una señal de que la gente está buscando consuelo en un poco de escapismo financiero. El impactante premio mayor tiende a atraer a personas que normalmente no compran billetes de lotería.

Gastar dinero en una apuesta que prácticamente se va a perder no es una decisión racional, pero es una fantasía que la gente puede costear. Y con los costos de las necesidades cotidianas cada vez más altos, ¿qué es un par de dólares para un Powerball? De nuevo, puede que no sea racional, pero es innegablemente humano.

La historia sugiere que hay un punto de frustración financiera y de miedo en el que incluso una apuesta de US$ 2 se considera imprudente. Está claro que aún no hemos llegado a ese punto.