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Donald Trump

Análisis

ANÁLISIS | Por qué una acusación y arresto de Trump tendría enormes implicaciones políticas y nacionales

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) -- Las instituciones políticas y legales de Estados Unidos se preparan para la próxima prueba extrema planteada por el expresidente Donald Trump.

La predicción de Trump de este sábado de que podría ser arrestado esta semana, y su intento de provocar una reacción violenta preventiva, hizo parecer más real que lo que hasta ahora solo hubiera sido la posibilidad teórica de que un expresidente y candidato de 2024 fuera acusado penalmente. Y señaló que Estados Unidos se dirige a una prueba aún más políticamente divisiva que pondrá a prueba su influencia sobre el Partido Republicano.

El desarrollador inmobiliario, exestrella de la programas de telerrealidad y excomandante en jefe enfrenta múltiples investigaciones luego de buscar anular las elecciones de 2020 y por su manejo de documentos clasificados después de dejar el cargo. Pero su exposición más inmediata puede ser en un caso sobre un supuesto pago de dinero secreto a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels.

Fiscales evaluaron acusar a Trump por el caso de Stormy Daniels 1:10

Hasta el fin de semana, Trump no había recibido ninguna notificación oficial de que será acusado por el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, un demócrata. Pero el proceso de un jurado investigador parece estar en sus etapas finales y el equipo legal de Trump se ha estado preparando para la posibilidad de una acusación, dijeron fuentes a CNN.

El caso gira en torno a si Trump encubrió ilegalmente un pago de US$ 130.000 realizado por su exabogado, Michael Cohen, a Daniels para silenciar una supuesta relación pasada antes de las elecciones de 2016. El episodio podría representar potencialmente una infracción de la ley de financiación de campañas. Trump dice que no hizo nada malo y ha negado haber tenido una aventura con Daniels.

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Pero el expresidente lanzó un esfuerzo característico para desacreditar los intentos de rendición de cuentas, tratando de intimidar a los fiscales, movilizar a sus partidarios de base y presionar a los principales funcionarios republicanos para que se unan a él. Todos los estadounidenses tienen el derecho constitucional a la libre expresión política, pero el llamado del expresidente este fin de semana a sus leales —“Protesten, recuperen nuestra nación”— tuvo un tono ominoso desde que mostró el 6 de enero de 2021 que estaba dispuesto incitar a la violencia para promover sus intereses.

La abogada de Trump, Alina Habba, le dijo el domingo a Paula Reid de CNN que habría graves consecuencias si Trump fuera acusado de un simple delito menor, uno de los posibles resultados de la investigación de Manhattan. “Va a causar caos, Paula. Quiero decir, es un momento muy aterrador en nuestro país”, dijo Habba. Pero también dijo que “nadie quiere que nadie salga lastimado” y que los partidarios de Trump deberían ser “pacíficos”.

Trump está aprovechando y subrayando su dominio del Partido Republicano

Una acusación nuevamente pondría a prueba la certeza del Partido Republicano en la era de Trump: que el control del expresidente sobre los partidarios más fervientes del Partido Republicano es tan grande que la mayoría de sus legisladores y funcionarios se sienten obligados a apaciguarlo con el fin de preservar sus carreras políticas.

El esfuerzo de Trump por politizar el caso y distraer la atención de las acusaciones en su contra ya ha funcionado, ya que sus principales aliados en el liderazgo republicano de la Cámara atacan a Bragg.

El líder del partido Kevin McCarthy llamó este domingo “el caso más débil que existe”. El republicano de California, que ha dado instrucciones a las comisiones lideradas por el Partido Republicano para que investiguen si el fiscal de distrito de Manhattan usó fondos federales para investigar el pago del dinero para silenciar a alguien, dijo en una conferencia de prensa que ya había hablado con el representante de Ohio, Jim Jordan —quien está investigando "la armamentización" del gobierno contra los opositores políticos— sobre investigar esa cuestión.

Pero el líder republicano también dijo que la gente no debería protestar por lo que pueda o no pasar e insistió en que Trump tampoco quería eso. “Si esto va a suceder, queremos tranquilidad por ahí... sin violencia ni daño a nadie más”, dijo McCarthy.

Subrayando aún más el firme control de Trump sobre la base republicana, su publicación en las redes sociales hizo que varios de sus críticos republicanos se alinearan a su lado. El exvicepresidente Mike Pence, que está considerando una campaña para desafiar a Trump por la nominación de 2024, dijo a ABC News: “Simplemente se siente como un enjuiciamiento políticamente cargado aquí. Y yo, por mi parte, siento que no es lo que el pueblo estadounidense quiere ver”.

El gobernador republicano de Nueva Hampshire, Chris Sununu, quien ha dicho que es hora de que los republicanos dejen atrás a Trump, le dijo a Jake Tapper en el programa “State of the Union” de CNN que la investigación de Bragg estaba “generando mucha simpatía por el expresidente". “Tomé café esta mañana con algunas personas, y ninguno de ellos era un gran partidario de Trump, pero todos dijeron que sentían que estaba siendo atacado”, agregó Sununu.

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Los serios desafíos que enfrentaría la nación si Trump fuera acusado

La posibilidad de que el expresidente sea acusado pronto tiene graves implicaciones.

— La acusación de un expresidente no tendría precedentes en la historia de EE.UU. y marcaría otra dudosa distinción para el dos veces acusado Trump, quien buscó interrumpir la tradición histórica de transferencias pacíficas del poder y mintió sobre su derrota en las elecciones de 2020. No hay tradición de que los gobiernos sucesores persigan a los exlíderes estadounidenses. Entonces, incluso si los casos contra Trump están legalmente justificados, los fiscales en Nueva York, así como en Georgia y en el Departamento de Justicia, enfrentan un momento peligroso e inexplorado.

— La situación es aún más tensa porque Trump ya es un candidato activo para la carrera por la Casa Blanca de 2024 y ya ha arraigado su campaña en una narrativa de persecución, especialmente en lo que respecta a las investigaciones sobre su conducta después de las últimas elecciones. También promete una presidencia de “retribución” contra sus enemigos si vuelve a ganar la Oficina Oval.

— Si es acusado, Trump seguirá disfrutando de las protecciones constitucionales y la presunción de inocencia antes de cualquier juicio. En un momento nacional frágil, otras figuras políticas y los medios también enfrentarán presiones para no responder a sus esfuerzos por inflamar la situación. Trump ya está tratando de retratar posibles procesamientos en su contra por parte del Departamento de Justicia como armamentos de la justicia políticamente motivados, de una manera que presenta un nuevo desafío para el presidente Joe Biden, su pasado y posiblemente futuro oponente en las elecciones generales.

— Una acusación cambiaría potencialmente las primarias presidenciales republicanas de 2024, con Trump intimidando a los oponentes para que apoyen sus afirmaciones de inocencia y presentando cualquier falla en hacerlo como ponerse del lado de lo que él ve como una investigación partidista con fines políticos. Ni el gobernador de Florida, Ron DeSantis, un posible candidato republicano, ni la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, que ya está en la contienda, han comentado aún sobre una situación que les presenta un dilema arriesgado. Pero ambos tendrían un gran interés en evitar que la campaña de las primarias de 2024 gire exclusivamente en torno a que Trump se presente a sí mismo como un mártir político.

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— Falta casi un año para las primeras contiendas por la nominación republicana, por lo que es imposible juzgar cómo reaccionarían los votantes de las primarias republicanas y el electorado nacional ante cualquier acusación contra el expresidente. Sununu, quien también ha estado considerando una candidatura presidencial, acusó a los demócratas de generar simpatía por Trump con investigaciones como la de Bragg de una manera que podría “cambiar drásticamente el paradigma a medida que nos acercamos a las elecciones de 2024”. Pero ya ha habido una sensación palpable entre algunos votantes de que es hora de dejar atrás el drama, el caos y los matorrales legales que genera constantemente el comportamiento de Trump. El intento del expresidente de llevar al poder a sus partidarios que niegan las elecciones le costó caro a los republicanos en los estados indecisos en las elecciones intermedias del año pasado. Una acusación se sumaría al debate sobre si la personalidad y el atractivo político de Trump están tan dañados que no podría ganar una elección general.

— Una acusación en el caso Daniels no sería el único problema legal de Trump, o posiblemente el más serio. Las investigaciones del Departamento de Justicia sobre su papel en el ataque de una muchedumbre del 6 de enero contra el Capitolio de EE.UU. y los esfuerzos de Trump para anular las elecciones de 2020 aún se están expandiendo. Un jurado investigador separado investigó la presión de Trump sobre los funcionarios locales para anular la victoria de Biden en 2020 en Georgia. La fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, dijo a fines de enero que las decisiones en la investigación eran "inminentes". Si bien una acusación en Nueva York podría verse como un estímulo político para la campaña de Trump, es difícil ver cómo una gran cantidad de cargos o juicios en múltiples casos le permitirían concentrarse por completo en una candidatura presidencial creíble.

— Cualquier acusación contra Trump se basaría en el principio de que nadie, ni siquiera un expresidente, está por encima de la ley. Pero dada la naturaleza inusual y la complejidad del caso y la opinión de algunos expertos legales de que una condena podría ser un desafío, también habrá dudas sobre si la notoriedad del expresidente sería un factor en la decisión de acusarlo. Sus abogados podrían argumentar que alguien menos famoso o políticamente activo habría recibido un trato diferente.

— También está la cuestión de si la división política y el trauma de llevar a Trump a juicio serían de interés nacional más amplio, al menos en un caso bastante limitado que parece tener implicaciones constitucionales menos duraderas que las relacionadas con las investigaciones del 6 de enero. La historia puede no ver con buenos ojos cualquier proceso fallido.

El hecho de que el caso Daniels se remonte a una elección que ya tiene más de seis años, incluso cuando la nación se enfrenta a otra campaña para la Casa Blanca, también podría generar interrogantes para el público, especialmente dada la incertidumbre sobre el caso para cualquier persona ajena a la pequeña burbuja de la investigación. El senador demócrata de Arizona, Mark Kelly, le dijo a Jake Tapper de CNN en “State of the Union” este domingo que “nadie en nuestra nación está o debería estar por encima de la ley”. Pero también dijo: “Espero que, si presentan cargos, tengan un caso sólido, porque esto no tiene precedentes. Y ciertamente hay riesgos involucrados aquí”.

El comentario de Kelly enfatizó cómo Trump, casi ocho años después de irrumpir en escena con una campaña presidencial advenediza, está nuevamente rompiendo la convención sobre el papel de los presidentes y expresidentes en la vida nacional. De nuevo puede estar a punto de saltar al centro, de la manera más polémica, de la psique nacional y el debate político.