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OPINIÓN | La principal lección que deja la crisis política en Israel

Por Frida Ghitis

Nota del editor: Frida Ghitis, (@fridaghitis) exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.

(CNN) -- Israel no es ni mucho menos el único país que se enfrenta a maniobras políticas para debilitar su democracia, ni la única nación dirigida por un político astuto que intenta manipular el sistema en su propio beneficio. Y los ciudadanos de Israel no son ni mucho menos los únicos que ofecen resistencia para defender su democracia.

Pero los impresionantes acontecimientos de las últimas semanas en este pequeño pero fundamental país de Oriente Próximo constituyen una de las más agudas reprimendas hasta la fecha a quienes creen que la democracia es un sistema moribundo. De hecho, la trayectoria de la crisis israelí está llena de lecciones para los partidarios de la democracia en todo el mundo.

El asediado primer ministro Benjamin Netanyahu, que se enfrenta a una serie de cargos en su contra, la mayoría centrados en acusaciones de fraude y soborno, que él niega, consiguió formar una coalición de gobierno incorporando a partidos de ultraderecha que exigían un enorme poder a cambio de proporcionar los votos necesarios para que Netanyahu se convirtiera en primer ministro.

Frida Ghitis.

Una exigencia clave era una reforma judicial que, entre otras cosas, permitiera al parlamento de Israel, la Knesset, anular ciertas sentencias del Tribunal Supremo con una votación por mayoría simple y diera a los partidos gobernantes el control de los nombramientos judiciales.

Para Netanyahu, el plan era conveniente. Creaba la posibilidad de escapar a sus propios problemas legales, ya que uno de los controvertidos proyectos de ley aprobados recientemente haría más difícil que un primer ministro fuera declarado no apto para el cargo y convertiría a la Knesset, ahora controlada por los aliados de Netanyahu, y no al Tribunal Supremo, en el árbitro de su aptitud para el cargo. Netanyahu niega que la reforma judicial tenga que ver con su situación legal.

Podría parecer una cuestión demasiado esotérica para desencadenar un levantamiento popular masivo, pero los israelíes llegaron rápidamente a la conclusión de que su democracia estaba en juego, y lo que siguió fue una de las oleadas de protestas de mayor alcance, disciplinadas y decididas dentro de un país democrático de los últimos tiempos.

Este lunes, bajo una presión casi insoportable, Netanyahu accedió a aplazar la reforma, que se estaba tramitando a toda prisa en la Knesset, hasta la próxima legislatura. La crisis, sin embargo, no ha terminado.

¿Qué hay detrás de la masiva huelga en Israel? 2:22

Netanyahu y sus partidarios niegan que la ley acabe con la democracia israelí, argumentando que la legislación es un esfuerzo legítimo por aportar más equilibrio a un sistema en el que los tribunales son demasiado poderosos. Algunos, como el presidente Isaac Herzog, han propuesto un compromiso.

Estados Unidos, aliado vital de Israel, también observa de cerca. El presidente Joe Biden ha mantenido una relación cuidadosa con Israel, esforzándose por reafirmar el "apoyo inquebrantable" de EE.UU. al que es el principal aliado de Estados Unidos en Oriente Próximo, manteniendo en privado los desacuerdos. En una llamada reciente con Netanyahu, le instó a llegar a un compromiso con la oposición. Le dijo claramente que los valores democráticos son el núcleo de la relación entre Estados Unidos e Israel.

Al igual que otros, estaba sugiriendo implícitamente que si la democracia de Israel se debilita, sus lazos con Estados Unidos podrían hacer lo mismo. Esto debería dar mucho que pensar a Netanyahu. Sin duda es importante para la mayoría de los israelíes, que entienden que la democracia de Israel es fundamental para la identidad del país, para su seguridad y para su prosperidad.

Las circunstancias individuales de Israel son únicas, pero la lucha resuena en muchos países. Tras señalar que la polémica legislación fue exigida por varios partidos religiosos, el ex primer ministro, Yair Lapid, centrista y líder de la oposición, prometió a los manifestantes: "¡Respetarán nuestros valores! Lo que es sagrado para nosotros no es menos sagrado que lo que es sagrado para ellos". Se refería a la democracia, la libertad, la separación de poderes y, por supuesto, los tribunales independientes.

Estallan protestas masivas en Israel tras despido de ministro 4:58

Según una encuesta publicada el mes pasado por el Instituto Israelí para la Democracia, solo una minoría de israelíes apoya las reformas controvertidas, y la gran mayoría desea un compromiso. Muchos coinciden con la valoración del reputado historiador Yuval Noah Harari. "La historia", escribió en una columna para The Guardian, "está llena de dictaduras establecidas por personas que llegaron al poder por primera vez a través de medios legales. Es el truco más viejo del libro: primero usas la ley para ganar poder, luego usas tu poder para distorsionar la ley".

La ley, dijo, permitiría al gobierno "destruir completamente nuestra libertad". Harari concluye, en un eco de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que cuando el gobierno rompe su compromiso de respetar las libertades básicas de sus ciudadanos, éstos tienen derecho a resistir.

Y se han resistido. Israel ha sido testigo durante 12 semanas de las mayores manifestaciones de su historia. Las calles estallaron el domingo por la noche, después de que Netanyahu despidiera al ministro de Defensa, Yoav Gallant, un día después de que Gallant dijera que no podía apoyar la ley porque pone en peligro la seguridad del país, creando una "grieta dentro de nuestra sociedad [que] se está ensanchando y penetrando en las Fuerzas de Defensa de Israel".

El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos expresó además su preocupación por la preparación militar de Israel.

El amanecer del lunes reveló un horizonte cambiado. El principal sindicato del país había convocado una huelga nacional. Las escuelas estaban cerradas, los vuelos en tierra, incluso uno de los principales abogados de Netanyahu dijo que dejaría de defenderlo si seguía adelante.

El moderno Estado de Israel se ha enfrentado a muchas crisis en sus cortos 75 años de historia. Pero ninguna como ésta.

Protesta nacional en Isael en contra de las políticas de Netanyahu 4:00

Netanyahu estaba atrapado entre la espada y la pared. Si accedía a las demandas de los manifestantes, los miembros extremistas de su coalición podrían abandonarlo, lo que podría poner fin a su mandato. Pero el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, del partido radical Jewish Power, accedió a posponer la legislación.

A cambio, Netanyahu aceptó crear una guardia nacional bajo el control de Ben Gvir, una idea muy peligrosa.

Conceder lo que equivale a una milicia separada a un ministro del gobierno radical en el centro de esta disputa podría convertir los enfrentamientos no violentos en algo mucho peor.

Hace unas semanas, escribí sobre tres países en los que el pueblo estaba oponiéndose a maniobras antidemocráticas: México, Georgia e Israel. En los tres, las fuerzas prodemocráticas se están anotando victorias, al menos temporalmente.

Sin embargo, la batalla dista mucho de haber terminado. Después de todo, la democracia ha estado a la defensiva en todo el mundo durante casi dos décadas, y ha ido perdiendo terreno.

Netanyahu, como los políticos de otros países, incluido Estados Unidos, ha demostrado su voluntad de comprometer los valores de la nación para servir a sus propios fines. Ha empañado indeleblemente un legado que muchos israelíes habían visto con buenos ojos. Un político de talento, un hombre dotado, se ha vuelto víctima de su propia arrogancia.

Hasta ahora, las protestas prodemocráticas, que han reunido a más de 600.000 personas, esto es más del 6% de la población de Israel, han sido abrumadora y notablemente pacíficas.

Los israelíes han demostrado su pasión por la democracia y su inquebrantable voluntad de defenderla. En el proceso, puede que estén escribiendo el nuevo manual para los ciudadanos de otros países democráticos que intenten defender el sistema frente a los intentos de acaparar el poder por parte de políticos calculadores.