CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Historias Humanas

Su perro guía la salvó de ser arrollada por un automovilista: Milagros, la estudiante ciega de Harvard, cuenta su historia

Por Darío Klein

(CNN Español) -- “Fue todo en un segundo”. Desde el otro lado de la línea, en Harvard, donde lleva dos años estudiando ciencias políticas, migraciones y derechos humanos, Milagros Costabel recuerda con su voz rápida el momento en el que su perro guía le salvó la vida.

Era una mañana como cualquier otra. Milagros caminaba rápidamente hacia su trabajo en el centro de visitantes de Harvard. Delante de ella iba Indio, un labrador negro que la guía y protege desde hace unos nueve meses.

Así empieza Milagros a recordar esa mañana: “Llegamos a una avenida ancha, que tiene semáforos sonoros y donde generalmente hay más gente cruzando. Por eso bastante fácil de cruzar. Nunca pensé que ahí podía pasar algo”. “Habíamos dado tres o cuatro pasos, cuando de repente escucho un montón de gente gritando. La gente que cruzaba salió corriendo. Literalmente escuché pasos de gente corriendo y me dije: ‘Uy, un tiroteo”, continúa la estudiante, quien dice que pensó que iba a morir.

Pero no era un tiroteo, era un vehículo con un conductor presuntamente alcoholizado, que se salteó la luz roja y arremetió contra todas las personas que cruzaban.

“Escuchaba a la gente gritando. Y fue todo en un segundo. De repente Indio se da vuelta de golpe y tira súper fuerte, en plan ‘te mueves o te mueves’. Me dio vuelta y me llevó al cordón de la vereda del que veníamos, que era más cerca que seguir o correr hacia el otro lado. Y cuando llegó a la vereda se puso frente a mí y se sentó como para que no me moviese más allá de donde me había dejado él. Y se quedó así”, narra Milagros. Y desde ese lugar ella siguió percibiendo lo que ocurría: “El auto pasó justo en frente nuestro, literalmente por donde estábamos antes, fue hacia nosotros. Luego la Policía paró al conductor. Y un señor que vende diarios en la cuadra de enfrente me dijo que, si el perro no hacía exactamente eso que hizo en ese momento, si hubiera esperado un poquito más o hubiera ido para el otro lado, no la contaba…”.

publicidad

A Milagros le tomó una semana procesar lo que había ocurrido y contarlo en un hilo de Twitter, su red social preferida, en la que suele escribir sobre su vida y sus estudios desde que se viralizó un video del momento en el que se enteró de que la Universidad de Harvard la había admitido y le daba una beca completa para estudiar allí.

“Cuando me dieron a Indio imaginaba que me iba a ayudar a encontrar cosas en la calle, a caminar rápido y con más gracia, a preocuparme menos en el camino. Pero nunca pensé que me iba a salvar la vida”, empieza ese hilo en Twitter, que culmina con esta frase: “Hay muchos motivos por los que cuando tenga que elegir de nuevo, tendría perro una y otra vez… y este, hoy, es el más grande, porque me di cuenta que, para lo bueno y lo malo, no estoy sola”.

La relación entre Milagros e Indio empezó en junio de 2022, cuando la fundación Fundappas le donó a su perro guía. Una fundación que, recuerda, depende de donaciones y que “hoy está muy mal de plata”.

“La gente dice ‘qué lindo’. Pero si donase apenas 5 dólares por mes sería un montón”. En Twitter agregó: “La próxima vez que tengan que elegir una organización para apoyar o que vean un perro guía en la calle y se pregunten si tocarlo o no, acuérdense que detrás de ese perro hay una dedicación increíble que (como en este caso) también puede salvar vidas”.

En su charla con CNN, cuenta que su relación con Indio no fue fácil al principio. El labrador no era un cachorro cuando se conocieron, ya tenía 4 años, y tuvo que adaptarse a ella, a su velocidad y rutinas, y Milagros a él. En un hilo de Twitter, también contó cómo comenzaba esa relación.

Hoy explica que no se imagina su vida sin él. “Él ya se maneja por todo Harvard y me lleva a todos lados. Salir sin él es muy raro. No me muevo afuera sin Indio”, dice. “Y ahora duerme en mi cama. Con permiso ¿no? Pone la cara en la cama y le digo ‘bueno, dale’”.