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Análisis

ANÁLISIS | Los responsables de la OTAN se encuentran en una carrera a contrarreloj para admitir a Suecia

Por Luke McGee

(CNN) -- Los responsables de la OTAN se encuentran en una carrera contrarreloj para evitar la vergüenza de ver cómo la alianza incumple su propio objetivo declarado de admitir a Suecia antes del 11 de julio.

Tanto Suecia como su vecina Finlandia declararon su intención de unirse a la OTAN a través de su política de puertas abiertas en mayo del año pasado, apenas unas semanas después de que Rusia lanzara su invasión no provocada de Ucrania. Finlandia fue finalmente aceptada en abril de este año, duplicando la frontera de la alianza con Rusia, pero la adhesión de Suecia está actualmente bloqueada.

En general, se acepta que las fuerzas armadas suecas son compatibles con la OTAN. Suecia tiene una delegación permanente en la OTAN y se considera un socio cercano de la alianza, lo que significa que la adhesión debería ser relativamente sencilla.

Entonces, ¿por qué no puede adherirse Suecia?

El problema es Turquía, un miembro de la OTAN estratégicamente importante debido a su situación geográfica tanto en Medio Oriente como en Europa, y la segunda potencia militar de la alianza, que bloquea la adhesión de Suecia por varias razones.

La más importante es que ese país afirma que Suecia permite operar en su territorio a miembros de grupos terroristas kurdos reconocidos, en particular el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Suecia modificó sus leyes antiterroristas a principios de este año, tipificando como delito formar parte de estos grupos, aunque aún no está claro si esto es suficiente para Ankara.

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Turquía también afirma que el gobierno de Suecia ha sido cómplice de las protestas de ultraderecha en las que se quemaron ejemplares del Corán frente a la embajada turca en Estocolmo. Más recientemente, Turquía ha dicho que quiere que Suecia actúe después de que los legisladores suecos proyectaran el domingo la bandera del PKK en el edificio del Parlamento de Estocolmo en protesta a la reelección del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Un portavoz del Parlamento sueco reconoció que se habían proyectado imágenes en un lateral del edificio, pero no tenía pruebas concretas de lo que se había proyectado ni de quién era el responsable, según Reuters.

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Turquía, miembro estratégico de la OTAN por su situación geográfica tanto en el Cercano Oriente como en Europa y segunda potencia militar de la Alianza, bloquea la adhesión de Suecia. Crédito: Christine Olsson/TT News Agency/AFP/Getty Images

Por último, preocupa lo dispuesto que está Erdogan a describirse a sí mismo como amigo de Putin. Poco antes de ser reelegido, declaró a CNN que él y Putin comparten una "relación especial".

A los funcionarios de la OTAN y a personas del gobierno de Suecia les empieza a preocupar ahora que el hecho de no cumplir el plazo del 11 de julio, fecha de su próxima cumbre oficial en la capital lituana, Vilna, enviaría un peligroso mensaje a los adversarios de la alianza. Entre ellos se encuentran Rusia y, aunque no están cerca del Atlántico Norte, Corea del Norte y China.

"Si se falla, se dice a gente como Putin que hay un eslabón débil en la alianza occidental. Les da tiempo y espacio para causar problemas", dijo un diplomático de la OTAN a CNN. "Eso podría ser cualquier cosa, desde ataques cibernéticos hasta financiar y alentar más quemas de coranes para causar división en Suecia".

Un diplomático de Europa del Este dijo a CNN que además de "envalentonar a los enemigos" de la OTAN, cualquier retraso corre el riesgo de "dar la sensación de poder de Erdogan sobre la alianza". El diplomático añadió que "Erdogan aprovechará el momento para exprimir hasta la última gota de esta situación y lanzará la pelota a Suecia, convirtiéndola en rehén de sus (propias) leyes antiterroristas".

Los funcionarios de la mayoría de los Estados de la OTAN son optimistas respecto a la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de julio, pero son conscientes de que eso podría tener un precio.

Múltiples funcionarios señalan la forma en que Erdogan llegó a un acuerdo con la Unión Europea por el que ésta entregó a Turquía 6.000 millones de euros (US$ 6.400 millones), entre otras prebendas, a cambio de que Turquía acogiera a los refugiados sirios que se dirigían a Europa. Los funcionarios europeos han afirmado en repetidas ocasiones que Erdogan sabía que tenía a Bruselas en un aprieto, ya que podía "inundar" Europa de refugiados a su antojo.

Acuerdo pendiente

¿Qué podrían darle los aliados de la OTAN a Erdogan para que cambie de opinión sobre Suecia?

Para empezar, Turquía quiere que el Congreso de EE.UU. apruebe su compra de cazas F-16 de fabricación estadounidense. Aunque las autoridades estadounidenses son reacias a vincular abiertamente la cuestión sueca y los F-16, los funcionarios afirman que tras bambalinas que es obvio que hay un acuerdo por cerrar.

Los diplomáticos también son conscientes de que la economía turca se encuentra en una situación desesperada, con una inflación galopante y un desplome del valor de su moneda frente al dólar, y de que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han impuesto sanciones al país.

Aunque hay margen para llegar a un acuerdo, y los aliados favorables a la adhesión de Suecia tienen influencia, hay un par de cuestiones que podrían hacer que el 11 de julio llegue sin que la OTAN consiga lo que quiere.

El primero es la imprevisibilidad de Erdogan. Las elecciones del domingo fueron lo más cerca que ha estado de perder el poder en 20 años, lo que los aliados temen que signifique que podría redoblar la presión sobre Suecia en lo que respecta a su política antiterrorista.

Es poco probable que Suecia introduzca algo que parezca tan autoritario como probablemente le gustaría a Erdogan, especialmente cuando se trata de los kurdos; en este punto, la única resolución podría ser que Erdogan acepte los cambios que Suecia ya ha introducido en sus leyes antiterroristas como una victoria personal y siga adelante.

La segunda es que Turquía no es la única mosca en la sopa: Hungría también se opone a la entrada de Suecia en la OTAN.

En cierto modo, estas dos cuestiones están conectadas: si Erdogan considera que las leyes antiterroristas de Suecia son suficientes solo para que Hungría bloquee todo el asunto, corre el riesgo de parecer débil en comparación a su par húngaro, temen los funcionarios europeos.

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Tanto Suecia como Finlandia declararon su intención de ingresar en la OTAN en mayo del año pasado, pocas semanas después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania. Crédito: Yves Herman/Reuters

Por su parte, los aliados favorables a Suecia, incluidos Estados Unidos y Reino Unido, posiblemente los dos miembros más influyentes de la OTAN, están redoblando sus esfuerzos para el 11 de julio y ofreciendo en privado a Suecia garantías de que es su prioridad, sin importar lo que haga Turquía.

La entrada de Suecia en la OTAN sería la última de una larga lista de buenas noticias para la alianza desde que Rusia invadió Ucrania. Los funcionarios se han sorprendido por el nivel de unidad en la alianza desde que comenzó la guerra y se han alegrado de las renovadas promesas sobre el gasto en defensa y el fortalecimiento de la alianza.

Rusia lanzó su guerra en primer lugar en parte debido a la expansión de la OTAN, un movimiento que no muestra signos de desaceleración, con Ucrania ahora también queriendo unirse a la alianza. Incluso los japoneses se están acercando a la OTAN, y el ministro de Relaciones Exteriores del país declaró a CNN a principios de este mes que están en conversaciones para abrir la primera oficina de enlace de la OTAN en Asia.

A pesar de todo lo que se ha dicho sobre lo que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llamó "muerte cerebral" de la OTAN no hace mucho tiempo, es innegable que la alianza tiene un sentido de propósito renovado y confía en su futuro. Precisamente por eso los funcionarios están tan preocupados por el veto de Turquía a la adhesión de Suecia en el propio calendario de la OTAN.

Así como una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, una alianza está tan unida como su último acto de unidad. En el mundo moderno de la diplomacia, las señales y el subtexto tienen una enorme importancia. Y aunque pueda parecer insignificante el momento exacto en que Suecia se incorpore o no a la OTAN, el hecho de que Turquía de a los enemigos de la alianza el más leve soplo de que se pueden eliminar miembros supondría, en opinión de sus responsables, echar por tierra meses de buen trabajo que han acercado a la alianza más que en ningún otro momento de los últimos tiempos.