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EE.UU.: Biden anuncia nuevas restricciones para solicitantes de asilo
03:00 - Fuente: CNN

(CNN) – El presidente de Estados Unidos Joe Biden está llevando al límite a los progresistas que ya están resentidos con su presidencia con una nueva y dura acción ejecutiva que prohíbe la mayoría de las solicitudes de asilo de los inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México.

Pero la debilidad del presidente en uno de los principales temas de campaña de Donald Trump significa que esta decisión fue un riesgo que no tiene más remedio que tomar. Personas familiarizadas con la estrategia de Biden señalaron en privado que se encontraba en la posición de tomar medidas audaces en materia de inmigración después de que los republicanos en el Congreso se negaran a actuar tras matar un proyecto de ley de inmigración bipartidista para complacer a su posible candidato.

Si Biden gana las elecciones de noviembre, probablemente será porque fue capaz de cimentar tras de sí a los demócratas liberales más desafectos, al tiempo que apelaba a los moderados y a los republicanos disidentes que rechazan el extremismo de Trump. Muchos de estos últimos consideran que la crisis fronteriza es una cuestión de seguridad nacional urgente, y Biden tiene que demostrar que se toma en serio el deber presidencial de proteger al país.

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Pero el presidente lleva meses en terreno delicado con los miembros más liberales de su partido, y su posición entre los progresistas se ha debilitado peligrosamente por su apoyo al ataque de Israel contra Gaza tras los atentados terroristas de Hamas del 7 de octubre. El cisma del partido se pondrá de manifiesto cuando el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se dirija al Congreso en las próximas semanas, haciendo honor a una invitación que partió de los republicanos, deseosos de maximizar las dificultades políticas de Biden.

El dilema del presidente es tan significativo por los signos de que la coalición que le llevó al poder frente a Trump hace cuatro años se ha erosionado. Su apoyo en las encuestas, comparado con su actuación hace cuatro años, ha sido especialmente inestable entre los votantes liberales y la gente de color. En unas elecciones al filo de la navaja que podrían reducirse a miles de votos en unos pocos estados, cada demócrata que no se presente a favor de Biden es, en la práctica, un voto a favor de su rival.

Las elecciones podrían girar en torno a otro punto vulnerable de Biden —los altos precios y los tipos de interés— o podrían decidirse por sus advertencias de que Trump no es apto para el cargo y es un peligro para la democracia. Pero las encuestas muestran que los votantes están cada vez más preocupados por la inmigración. De todos los temas analizados, Biden registró su índice de aprobación más bajo en materia de inmigración en una encuesta de CNN en febrero: solo el 30%.

El fuerte desacuerdo de los progresistas con las medidas de Biden sobre inmigración

La acción ejecutiva, que está diseñada para aliviar la presión sobre un sistema de asilo desbordado sin remedio, difiere en aspectos importantes de las políticas draconianas de Trump, un punto que Biden se esforzó en subrayar este martes al enfatizar que no está enviando a los militares para encerrar a la gente antes de las deportaciones masivas, como el expresidente ha dicho que planea hacer. La medida de Biden incluye excepciones para los menores no acompañados y las personas consideradas víctimas de una “forma grave” de tráfico de seres humanos. Y las restricciones pueden levantarse si las llegadas de inmigrantes caen muy por debajo de los niveles actuales. Pero el hecho de ejercer el poder ejecutivo para frustrar cualquier solicitud de asilo parece a muchos progresistas una traición a los valores liberales, moralmente repugnante y contraria a la misión histórica del país.

Biden se dirigió directamente a esos demócratas este martes en la Casa Blanca. “A los que dicen que las medidas que he tomado son demasiado estrictas, les digo… tengan paciencia… (la) buena voluntad del pueblo estadounidense… se está agotando ahora mismo”, dijo. “No hacer nada no es una opción. Tenemos que actuar”.

Los progresistas no solo están enfadados porque las medidas del presidente recorten los derechos de asilo de los migrantes desesperados que huyen de la represión, la ruina económica, el tráfico de personas, la violencia de las bandas y otras formas de intimidación política y social en Sudamérica y Centroamérica. El temor es que la postura de Biden se convierta en la nueva ortodoxia de las iniciativas demócratas en materia de inmigración de cara al futuro. A estos críticos demócratas también les desespera que no haya una vía hacia la ciudadanía para millones de inmigrantes que ya están en el país, incluidos los que llegaron a Estados Unidos de niños y están en el limbo sin estatus legal. “Una vez más, no hay alivio para los Dreamers, los trabajadores agrícolas”, dijo el senador Alex Padilla a Manu Raju de CNN. Al preguntarle sobre si Biden podría verse perjudicado con los votantes progresistas e hispanos, el demócrata de California respondió: “Supongo que aún está a tiempo de hacer lo correcto”.

Biden señala que prefiere actuar con el Congreso y que los republicanos se negaron a aprobar el proyecto de ley de inmigración más conservador en décadas, que habría pagado por agentes adicionales de la patrulla fronteriza y vertido recursos en el estirado sistema de asilo. Pero incluso esa medida estaba desprovista de muchas de las medidas que los demócratas intentan incluir tradicionalmente en los planes integrales de inmigración.

La copresidenta del caucus progresista del Congreso, Pramila Jayapal, expresó una queja compartida por muchos progresistas en el sentido de que Biden no puede ganar votos tratando de igualar la marcha a la derecha del Partido Republicano. “Estamos cometiendo de nuevo el mismo error que los demócratas cometen continuamente cuando intentan ser más republicanos que los republicanos; no funciona”, dijo la demócrata por el estado de Washington.

El representante por Texas Greg Casar dijo que los republicanos “intentan encubrir sus fracasos en este país utilizando a los inmigrantes como chivos expiatorios y señalando a la frontera y a los inmigrantes como la fuente de todos nuestros problemas”, y añadió que es “desafortunado que el presidente Biden responda a esa política” con esta acción. La representante por Massachusetts Ayanna Pressley añadió: “Con el debido respeto, señor presidente, no deberíamos estar desenterrando políticas de la última administración”.

Cualquier presidente que decepcione a sus propios partidarios se encuentra en una situación peligrosa a la hora de buscar la reelección. Biden ha demostrado a lo largo de su mandato que es consciente de que las bases de su partido se están desplazando hacia la izquierda. Ha concedido miles de millones de dólares en ayudas a los préstamos estudiantiles, a pesar de que sus esfuerzos se han visto frustrados por los tribunales y han sido tachados de ilegales por los republicanos. Ha intentado reactivar la industria manufacturera de Estados Unidos con cientos de millones de dólares de gasto público en su plan bipartidista de infraestructuras. Y ha aprobado la legislación sobre cambio climático más importante de la historia de Estados Unidos, aunque las medidas no hayan estado a la altura de las expectativas iniciales de los progresistas. Biden también ha cortejado a figuras clave de la izquierda progresista, como el senador independiente de Vermont Bernie Sanders, que se presentó contra él en las primarias demócratas de 2020.

Los progresistas se enfrentan a su propio dilema

Biden nunca lo diría sin rodeos en público, pero su apuesta con los progresistas lleva implícita una pregunta: ¿Dónde más van a ir? ¿Votarán en cambio a un demagogo republicano que toma prestado el lenguaje de Adolf Hitler mientras advierte que los inmigrantes están “envenenando la sangre” del país? ¿De verdad se quedarán en casa los progresistas y los árabes-estadounidenses en el estado clave de Michigan para dar una oportunidad a un expresidente que pidió vetar a los musulmanes?

Se trata de una propuesta arriesgada para Biden, y algunos demócratas temen en privado que la muerte de miles de palestinos en la operación militar de Israel en Gaza podría ser el tipo de cuestión moral única candente que podría restar votos significativos en Michigan. La diputada Rashida Tlaib, que representa al disputado distrito 12 del Congreso de este estado, atrajo mucha atención el mes pasado cuando advirtió de que habría un precio que pagar por Biden y otros demócratas que, según ella, desprestigiaron a los manifestantes propalestinos en los campus universitarios. “No vamos a olvidarlo en noviembre, ¿verdad?”, dijo Tlaib.

Las declaraciones de la congresista se produjeron tras una campaña en las primarias presidenciales demócratas de Michigan que llevó a más de 100.000 personas a votar “no comprometido” por el apoyo de Biden a Israel. Las protestas no iban acompañadas de un compromiso para que los votantes abandonaran al presidente en noviembre, y Trump, obviamente, no estaba en la papeleta. Pero algo parecido a esa pérdida de votos demócratas podría suponer un gran problema para Biden en las elecciones generales.

Aun así, la remontada de Biden tras un terrible comienzo en las primarias de 2020 es un recordatorio de que las voces progresistas más ruidosas no representan necesariamente el centro crítico de un partido. A Biden le fue especialmente bien con los votantes moderados y negros, especialmente las mujeres, cuyas opiniones pueden resonar tanto como las de los líderes progresistas frecuentemente citados en Washington. Y hay algunos escenarios en los que ser reprendido por votantes como Tlaib puede ayudar a Biden con los votantes que más necesita para vencer a Trump en noviembre.

“En términos generales, que ella ataque a Joe Biden de esta manera probablemente le ayude políticamente”, dijo Kate Bedingfield, exdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca de Biden, en “CNN This Morning” el mes pasado. “Creo que la mayoría de los votantes a los que intenta ganarse, francamente la mayoría de los votantes de este país, apoyan, en términos generales, a Israel, quieren que apoyemos a nuestro aliado allí. Y creo que si alguien que representa a la extrema izquierda del partido… si ataca a Joe Biden, eso probablemente le ayude con los votantes que necesita”.

Una porción vital del electorado que a la campaña de Biden le encantaría impresionar son los votantes republicanos que eligieron a la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, en lugar de a Trump, incluso meses después de que ella suspendiera su campaña para las primarias presidenciales.

Algunos partidarios de Haley aplaudieron este martes las medidas migratorias de Biden, informó Kit Maher, de CNN. “Aunque muchos votantes de Haley siguen teniendo diferencias políticas, esta acción de sentido común es un claro paso en la dirección correcta para abordar una de las principales prioridades de muchos votantes de Haley”, publicó en X el Grupo de Trabajo de Votantes de Haley, una coalición de aproximadamente 25 partidarios conservadores de Haley. El grupo es demasiado pequeño para ser representativo. Pero ampliar los pequeños filones de apoyo potencial es la labor fundamental de las campañas de base en unas elecciones muy reñidas. Un funcionario de la campaña de Biden se reunió con el grupo en una llamada de Zoom el mes pasado.

Amanda Stewart Sprowls, una partidaria de Haley de Arizona, dijo a CNN que las acciones de Biden el martes eran una “muestra de buena fe” y añadió: “Están empezando a escuchar al centro”.