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CNN Radio Argentina

Messi, el sabio del fútbol que le ganó a todo

Por CNN Radio Argentina

Por Claudio Aisenberg

(CNN Radio Argentina) -- Nunca le debió nada a nadie. Es curioso y distintivo que en su país muchos hablaran de “deuda” con la Selección, con el fútbol argentino y hasta con la Patria. En un camino espinoso, “jugando bien o jugando mal”, su credencial ha sido el compromiso, justamente lo que los haters que pululan por todas partes le objetaban. Parece quedar lejos ahora tanta malicia de burlas y descalificaciones, diluida en el colosal éxito del Maracaná. No hay discusión posible sobre Lionel Andrés Messi. Las controversias no existen, simplemente. El crack le ha ganado a todo.

¿Querían un título con la celeste y blanca? Ahí lo tienen.

¿Querían que se transformara en el amo y señor del equipo? Lo es, con connotación colectiva, jamás individual.

¿Querían que fuera figura y goleador? Pues bien, repasen los partidos de esta Copa América y las anotaciones.

¿Querían que un grupo lo siguiera con devoción y lo reconociera como líder de la cancha y del vestuario? Es lo que viene ocurriendo con este plantel dirigido por Lionel Scaloni que terminó con 28 años de sequía en el estadio que más abruma.

Sus compañeros deseaban que Argentina ganara por Messi más que por la Selección y por ellos mismos

Sus compañeros deseaban que Argentina ganara por Messi más que por la Selección y por ellos mismos. Primero el genio del fútbol, después el equipo y más atrás lo personal. La tropa respondió a un capitán que no necesitó alzar la voz puertas adentro. Los gestos, la palabra medida, los silencios oportunos y las actitudes solidarias marcaron la hoja de ruta.

Esta versión del Messi de 34 años con envión hacia la apuesta grande de Qatar es la de un sabio del fútbol. El titiritero con visión periférica que administra y ejecuta, que acelera y hace la pausa, que comanda y descarga. Se apoya en compañeros que lo apoyan. No juegan para Messi, juegan junto con Messi. Y no desconocen que con él tienen a mano el mayor plus.

Este Messi recupera balones, gesticula, discute, raspa. Regula las reservas físicas, elige dónde y cuándo poner una marcha más, se repliega y arranca. Y de pronto mete la sorpresa. El área y el gol no son un imperativo sino una consecuencia. Desequilibra de otra manera, ya no tanto por explosión o velocidad (que las sigue teniendo) sino más por armado y estrategia, transitando por distintas zonas. Busca la asistencia antes que la red, a la cual de todos modos accede a partir de la astucia, la pegada y la gambeta empleada como recurso adicional. Menos eléctrico, tal vez, y más completo, seguro.

El área y el gol no son un imperativo sino una consecuencia

Durante años se le exigió que fuera Maradona. No por aptitudes, porque desde ese costado no exhibe flancos débiles. Sí por lo que livianamente se reclama en clave de hache más puntos suspensivos, como si esta veta no pudiera canalizarse en cientos de direcciones. Si el futbolista que rompe récord tras récord, que colecciona galardones y conquistas en el más alto nivel europeo, que obsequia cada semana obras de antología y que, en suma, es el mejor del mundo, si con todo aun declaman que no tiene lo que hay que tener, el problema no es de Messi. Al diván quien no lo entienda.

Messi no replica a Maradona como personaje y buena parte de la Argentina crispada no se le perdonó. A partir del Messi campeón con Argentina la absurda demanda posiblemente se extinga. Nunca les importaron estas comparaciones a los chicos que lucen por la calle las camisetas de la Selección y de Barcelona con el dorsal 10. Tampoco a sus fieles, millones en el país aunque no lo pareciera, mayoría silenciosa frente al coro de obsesionados con la temperatura del pecho del astro.

La justicia deportiva estuvo de su lado esta vez. Messi se coronó con la Selección. Por suerte, a veces ganan los buenos.