"Días de fiesta": Un libro para aprender que los festejos duran para siempre

(CNN Radio Argentina)- Libros con Ñ entrevistó a Patricia Tieri Curto, una docente que emprendió en el rubro de las fiestas infantiles hace más de treinta años, una vez que recibió una propuesta para formar parte de aquel proyecto afin. De aquellos días hasta hoy, la autora ha recorrido un largo camino, con experiencias y aprendizajes que ella decidió compartir en esta obra, para que nunca se acaben y siempre salgan tal como los soñamos, los "Días de fiesta"; Mas que un libro, un emprendimiento con miles y miles de momentos mágicos, anécdotas y recuerdos que atesorar.

Días de Fiesta es, entre otras cosas, una recopilación de la experiencia adquirida luego de casi treinta años de trabajo y también un objeto precioso que intenta revelar el secreto de cómo encontrar el "valor diferencial" en la gestión de un proyecto. En él habitan: Relatos, tips, ideas y, sobre todo, el interior de una actividad que es mucho más que procurar un momento feliz en singular y en plural. También puede funcionar como guía para emprendedores del rubro, para los amantes de festejar absolutamente todo y para los que siempre piensan en organizar celebraciones; O simplemente, para disfrutar del relato de un emprendimiento con miles de festejos deseados, ideados y sueños hechos realidad. Cabe destacar que el libro cuenta con las ilustraciones de Silvina Medina (@silvinamedinagarabatos) y que, en la génesis de su idea, la gestión del mismo estuvo a cargo de Mariela Sexer.

Para averiguar más sobre algunas cuestiones del libro, aunque, se sobreentiende que en este caso el conductor algo respecto del tema conocía con antelación, es que Gustavo Noriega entrevistó a Patricia y a Mariela (que además es también su mujer), para que ellas compartieran con los oyentes, al aire de CNN Radio, lo que significó idear, desarrollar, escribir y ahora difundir este proyecto lleno de musicalidad y deseo.

¿Cómo arrancaste a trabajar en las fiestas?

"Yo soy docente y trabajaba de maestra; Un día recibí una propuesta para emprender en este rubro. Así arranqué. Así que, buscamos un local en el barrio de Palermo. En principio no sabíamos nada; es decir, teníamos todos los conocimientos del público para el que iban a ser esas fiestas (el infantil) pero no teníamos ni idea de los aspectos comerciales. Creíamos que, con las ganas, el espíritu y demás nos iba a alcanzar, pero no, no era tan sencillo. Fuimos aprendiendo mucho en el camino y, con el tiempo. Claro que aquello sucedió hace treinta años, con esto digo que, estamos hablando de una instancia no tan voraz como la actual. Hoy, cualquier error podría ser viralizado, y eso te lograría sacar en un minuto del camino del ensayo".

Se hace camino al andar

"Nos fuimos haciendo de nuestro método para los festejos, a las mamás les gustaba, a los chicos también. Nos fue muy bien con la publicidad boca en boca y también repartíamos volantes en la puerta de los colegios; Además estábamos en la revista Planetario (que te garantizaba estar dentro de lo que estaba bien en onda. Era algo así como la biblia de los festejos). En un tiempo pudimos hacer la rueda, nos fue realmente bien; Y entonces pusimos otro salón de fiestas. Con lo cual, en poco tiempo habíamos hecho un recorrido interesante. Luego nos empezamos a extender en el rubro: Hacíamos capacitaciones de nuestra forma de trabajo, sacamos una línea de regalos, animaciones domiciliarias, etc... Hasta llegar al día de hoy que, para un emprendedor, en la Argentina, es algo así como un logro importante".

Innovaciones dentro de lo standard de aquellos tiempos

Al ser consultada por qué anécdota cree que vale la pena compartir respecto de algún acontecimiento o novedad en los festejos de por aquel entonces, Patricia contó:"Recuerdo que el furor fue cuando introdujimos el tema de la peluquería en la fiesta.  Eso sí que se transformó en toda una locura, las chicas hacían cola y no querían ir a jugar a otros juegos, para no perder el turno. Esto aún persiste. Es decir que, aquella incorporación, llegó para quedarse".

¿Cómo vivieron esto de conocerse para hacer el libro?

"Yo venía pensando en dejar mi experiencia por escrito, quería, por supuesto, hacer un libro de todo este mundo y mi recorrido en él. Pero pensé que para hacerlo debía contar con muchas herramientas y creía que no las tenía", dijo Patricia, al tiempo que agregó: "Pensaba, no alcanza con decir las cosas lindas. Entonces busqué a alguien que sepa, alguien que me oriente y que me guíe en cuanto al estilo, y demás. Así fue que llegué a Mariela Sexer, ella me ayudó en todo esto. Lo nuestro fue amor a primera vista. Nos encontramos para hablar del libro, le conté lo que yo quería hacer, ella me sugirió algunas pautas (entre otras, la idea de las ilustraciones) y así fluyó todo. Creo que ambas estamos muy orgullosas del resultado".

 

En tanto, Mariela Sexer dijo al respecto: "Cuando una conocida en común me habló de Patricia y de su idea, yo pensé: Bueno, a ver con lo que me voy a encontrar (porque no siempre la cosa fluye fácilmente, y más cuando se trata de escritura y de trabajar con las ideas del otro). Entonces, cuando Patricia me mandó sus documentos escritos, por suerte yo vi en esos borradores sus ideas. Y había buenas cosas planteadas, no estaba todo cerrado y eso, en algún punto me alivió y dije, sí, vamos a hacerlo".

El recuerdo de una fiesta hermosa, que sobrevivió a todo, hasta al matrimonio

"En mi caso personal, yo hice una fiesta de casamiento maravillosa, realmente salió todo perfecto en ella", advirtió Patricia al tiempo que agregó: "La verdad es que yo ya no tengo ese marido, el mismo que en aquella fiesta, pero me acuerdo de todo lo que viví, de todo, completamente y jamás me la olvidaré. Por supuesto que yo hablo de esto en el libro".

Yo hice una fiesta de casamiento maravillosa, realmente salió todo perfecto en ella. La verdad es que yo ya no tengo ese marido, pero me acuerdo de todo lo que viví, de todo completamente y jamás me la olvidaré. Por supuesto que yo hablo de esto en el libro

Por otra parte, Mariela destacó: "Hay una frase de Patricia que me atrapó y que me gusta traer porque muestra un poco por qué es tan gratificante hacer una fiesta y celebrar. Es una frase como para poner en un cuadrito, aclaró la productora, al tiempo que dijo: "Una fiesta comienza el día que pensaste en hacerla y dura hasta que tengas memoria para recordarla".

En esta misma línea Patricia concluyó: "Hay una teoría de que las fiestas son caras en función de lo que se invierte para algo que dura cuatro o cinco horas. Pero en verdad, ese planteo es falso porque el festejo comienza cuando uno imagina cómo la quiere, hasta el último día de su vida, para poder recordarla. Es algo que queda en la memoria para siempre, por eso digo que una fiesta no es solo medible en la relación tiempo-dinero".

Hay una teoría de que las fiestas son caras en función de lo que se invierte para algo que dura cuatro o cinco horas. Pero en verdad, ese planteo es falso porque el festejo comienza cuando uno imagina cómo la quiere, hasta el último día de su vida, para poder recordarla. Es algo que queda en la memoria para siempre, por eso digo que una fiesta no es solo medible en la relación tiempo-dinero

Para finalizar, es tal vez oportuno hacer foco sobre una frase de Benjamin Franklin que reza: "Escribe algo que valga la pena leer o haz algo que valga la pena escribir". Sobre esta misma idea se basó este deseo que Patricia. Ella pudo materializar su experiencia en el libro, que no es más que dejar por escrito algo que vale la pena leer, porque se trata de vivencias y aprendizajes a base de todo un largo recorrido de su trabajo que consiste en pensar y armar una y cientos de maneras de hacer grandes cada uno de los festejos y celebraciones que le llegan.

¿Por qué festejar?

Una pregunta recurrente que la autora de este libro, Patricia Tieri Curto, se hizo muchas veces antes de escribirlo. ¿Por qué hacerlo? A esto, con seguridad, la autora contesta: "Porque un festejo dura mucho más que unas horas. Dura desde que pensamos la idea, hasta que la vida nos permita recordarlo. Para volver a vivirlo una y otra vez, hasta el final de nuestros días.