(CNN Radio Argentina)- El periodista decidió meterse de lleno en este episodio que refleja fielmente, ciertos mecanismos de abuso de poder, al tiempo que desnuda maneras violentas y horrorosas adoptadas por el poder político de aquel momento, que nos han marcado como pueblo, dejando un montón de heridas, baches y agujeros negros que hoy, a la luz de un presente que nos encuentra transitando los cuarenta años de democracia, resulta ineludible de revisar y repasar.
El trabajo de recopilación de datos llevó al periodista a entrevistar a cientos de personas entre testigos y familiares de las victimas fatales de aquella “tragedia”, para luego, una vez hecho corpus todo lo recabado, testimoniarlo en el libro : “Una tarde de junio”. Según el autor, la suya constituye la primera investigación periodística profunda respecto de uno de los hechos ocurridos en nuestro país que adoptó un relato a partir de una historia oficial, que supo esconder muy bien la responsabilidad del poder. Llama la atención que de lo ocurrido aquella tarde a la salida del partido de Boca-River en el Estadio Monumental, casi no exista registro fotográfico ni datos oficiales que logren corresponderse con la línea de investigación que Lisotto siguió a partir de los testigos.
Por si hiciera falta hacer un repaso sobre los hechos de un pasado no tan lejano, la denominada “Tragedia de la Puerta 12” fue un hecho fatal y espantoso ocurrido un 23 de junio de 1968 en el estadio de River Plate. La historia oficial se encargó de afirmar que, en aquella ocasión, habían muerto aplastadas más de setenta personas de una edad promedio de 19 años; mientras que habían resultado heridas más de doscientas. El incidente ocurrió a la salida del partido disputado ese mismo día entre el equipo local y su clásico rival, Boca Juniors.
Este domingo por la tarde, Libros con Ñ tomó contacto, a través de su conductor, Gustavo Noriega, con el periodista y autor de Una tarde de junio (la tragedia de la puerta 12), para conocer de primera mano, cómo se le ocurrió escribir a propósito de un hecho así, y a qué conclusiones ha llegado tras la puntillosa investigación que llevó adelante durante cinco años. Por su parte, Lisotto, compartió mucho de lo que fue el recorrido a través de su trabajo con este caso, al tiempo que habló de lo que significó la experiencia de haber encontrado y atado tanto cabo suelto, en el marco de una historia que parece haber escondido mucho más que la cantidad de sus muertos.
-¿Qué te llevó a escribir de este tema?
“Se cumplieron 50 años del hecho. Tuve que cubrir ese tema para el diario para el que escribo, pero, investigando para aquella nota me quedaron muchos cabos sueltos; al tiempo que me llamó muchísimo la atención que no hubiera ni una certeza sobre nada de lo que realmente pasó. Como así tampoco datos oficiales que dieran cuenta de los hinchas que fallecieron. Me pregunté entonces cómo podía ser que, alrededor de un hecho ocurrido hace medio siglo, haya aun tanto misterio; Esto me llevó a empezar una investigación al respecto, a buscar testimonios (y obviamente en ese camino te entrevisté a vos Gustavo. Tu testimonio de aquel día hizo que fueras parte de este libro”, dijo en el comienzo de la nota Lisotto en agradecimiento al conductor de CNN Radio.
Un rompecabezas histórico que había que armar
“El trabajo me ayudó a rearmar el rompecabezas, pero no solo de un hecho triste y tremendo como este; yo tenía que saber mucho más del contexto. Imaginate que se trata de una época que yo no viví, pero que conozco y ahora, mucho más; Para hacer una investigación de aquel entonces, había que conocer ciertas cuestiones que ocurrían, por ejemplo, bajo el gobierno de facto de Onganía. Así fue que, a partir de este trabajo comencé a entender cierto folklore propio de aquella época, sobre todo, del ejercicio de la violencia por parte de la policía. Esto era común en el marco del espectáculo del fútbol. Los testigos coincidían en lo temibles que eran las corridas de los oficiales a pie, o a caballo, en las salidas de los estadios; los golpes y los desbordes sin control de las fuerzas de seguridad. El miedo y la violencia policial estaban siempre presentes”.
-¿Cuáles fueron algunos de los datos reveladores de aquel día fatal?
“En puerta 12 había 112 policías, comparado con los operativos de hoy ¡es algo realmente impensado! En aquel momento, las hinchadas se manejaban con cierta lógica y respeto, algo que por desgracia en estos tiempos no se ve. Yo estuve hablando con muchos testigos de la época, hinchas que siempre iban a la cancha y todos te dicen eso; Antes había otros códigos. Si se peleaban 5 de una barra de este lado, iban 5 también de la otra, no estaba eso de que 20 le pegan a uno, eso ni se pensaba”.
“Yo llegué a la conclusión después de haber investigado el caso que esa puerta, a la salida, no estaba cerrada; esa puerta estaba abierta; Y lo tengo comprobado, como también tengo pruebas de que había fallecidos de River y de Racing, por ejemplo. Un dato que, al principio, no me parecía para nada revelador. Pero después de trabajar en el tema, claro que lo fue”.
Datos periodísticos, ante todo
“Yo no quise novelar nada, no lo busqué. Quería que el libro reflejara una investigación periodística; de manera que, aunque a veces hubiera sido lindo sumar algún dato de color, si no estaba comprobado, no lo hice, y en cambio me limité a escribir solo los hechos que podía recabar y confirmar a través de los testigos. Por otra parte, no tengo dudas que murieron muchos más hinchas que los que las cifras oficiales marcan. Debo decir que, en el marco de toda esta investigación entrevisté a más de cien testigos, entre ellos, entrevisté a algunos policías que trabajaron en aquel operativo. Ellos me dieron datos de lo que ocurrió ese día a partir de lo que llegó a la comisaría 33. Es más, uno de ellos se puso a llorar cuando lo entrevisté; Recuerdo que calculaba matemáticamente por metro cuadrado del campo de juego, cuántos cuerpos creyó haber visto. Hablaba de alrededor de doscientos muertos”.
-Cuál es tu hipótesis de lo que pasó realmente ese día?
“Yo creo que hubo un efectivo policial que intentó bloquear la salida de la gente, no obstante, después de que los hinchas ya estaban evacuando el estadio, esa puerta no estaba cerrada. De haberlo estado, la fuerza de la gente por salir la hubiera logrado doblar por lo menos. Hubo un operativo policial para impedir la salida de la gente y atrás de esa barrera policial de efectivos de a pie había por lo menos seis integrantes de la policía montada repartiendo palazos, con lo cual eso generó un pánico generalizado capaz de hacer que la gente debiera elegir entre salir hacia ese destino de golpes o bien recular hacia la misma escalera. Cuando esto ocurre, se genera un fenómeno acordeón entre la masa humana y el resultado es que, entre tanta locura y tanta desesperación, mucha gente muere aplastada y asfixiada. Y así sucedió. Los cuerpos de las víctimas quedaron morados, estaban irreconocibles para muchos de sus familiares”.
“Creo que, además, contextualizando un poco lo que ocurrió en aquella ocasión, es algo muy similar a lo que ocurrió en “la noche de los bastones largos”, claro que en aquella ocasión la policía interviene con el afán de tener el control de la salida de los universitarios de a pie de una casa de altos estudios, algo que lógicamente no se puede comparar con un River-Boca en el monumental. Aunque suenen distintos, creo que hay algún punto en común y tiene que ver con el accionar de una policía tan violenta”.
“Para muchos de los fallecidos, muy jóvenes ellos, era la primera vez que iban a la cancha. Entre ellos se encontraba un grupo de muchachos del interior que estaban enrolados en la marina; se ve que estaban haciendo carrera y, al ser de otras provincias, tal vez los familiares pensaron que habían decidido no tener más contacto con ellos ahora que vivían en Buenos Aires”.
“Hay datos oficiales muy confusos. Hay víctimas que no aparecen en la lista oficial, pero sí fueron veladas en la cancha de Boca. Esos cuerpos fueron manipulados como bolsas. Fue toda una desprolijidad muy grosera; digo esto porque los muertos aquel día no contaron con la posibilidad de ser sometidos a una autopsia. Por otra parte, llama mucho la atención que no haya registro fotográfico de nada. Nada de lo que pasó fue fotografiado, sin embargo, las crónicas sí hablaron del tema y luego, el silencio. Estimo que todo lo que operó allí vino de la mano de la censura”.
“Yo hablé con uno de los heridos de aquel episodio, un sobreviviente y a él le habían dicho en aquel momento, mientras lo hospitalizaban en el Pirovano, que habían sido alrededor de 200 los muertos. Por otra parte, volviendo al contexto político, social de una época tan oscura del país, es muy probable que en el marco de aquella charla que habría tenido Julian William Kent (presidente de River en aquel entonces) con Onganía, el general habría dado la orden de oficializar las muertes en 71 y de no hablar más del tema”.