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CNN Radio Argentina

Alejandro Carrió habló de su libro "Alfonsín y los Derechos Humanos": Un documento histórico que celebra la democracia

Por CNN Radio Argentina

(CNN Radio Argentino)- Un día como hoy, pero de 1983 la República Argentina recuperaba la democracia. Raúl Alfonsín asumía el Poder Ejecutivo de la Nación. Muchos éramos chicos, pero, aun así, persisten en el recuerdo las imágenes de una larga jornada en la que el pueblo salió a la calle para celebrar; Salió a la calle e inundó la plaza para expresar su ilusión de estar mejor. Salió a las calles para, entre otras cosas, dejar en claro que no iba a permitir, nunca más, el atropello a los derechos humanos. Había que abrazar la democracia. Eso, era urgente.

¿Cómo no recordar aquel 10 de diciembre? La plaza llena, la ilusión intentando ganarle al miedo; y el discurso más emocional de la historia de un país

Para conversar respecto de aquel momento histórico tan valioso y delicado social y políticamente, Libros con Ñ invitó al autor de: "Alfonsín y los Derechos Humanos" quien conversó con Gustavo Noriega, de su trabajo, de los protagonistas, de los hechos y de todo lo que su libro promete en materia de volver a mirar con claridad y a la distancia, lo que, como pueblo, nos sucedió.

Alejandro Carrió es abogado especializado en justicia penal y constitucional. Además, es hijo de Genaro Carrió, quien formó parte del grupo de filósofos e intelectuales que, con su labor invaluable, hicieron su aporte en el proceso de la reconstrucción democrática del país.

El libro como documento histórico. Testimonios imprescindibles y una crónica para repasar la historia

Este libro es una obra que reúne el valioso testimonio de los protagonistas del juicio más trascendente de la historia argentina. A través de entrevistas, se exploran las delicadas tensiones y dilemas que Alfonsín debió afrontar en torno a la solución jurídica y moral que exigía la naciente democracia sobre la violación de los derechos humanos y el problema de los desaparecidos durante la dictadura militar que había gobernado el país entre 1976 y 1983.

Es, sin dudas, un verdadero documento histórico que revela la génesis de esas decisiones a partir del testimonio en primera persona de sus protagonistas: los que acompañaron y asesoraron al presidente y quienes juzgaron y condenaron a los militares. Al mismo tiempo, puede leerse como necesario recordatorio de aquello que, más allá de cualquier coyuntura, debería seguir resultando irrenunciable: el valor de la institucionalidad y la juridicidad en la construcción de ciudadanía republicana.

La importancia de la memoria histórica

-Alejandro, este libro es muy interesante, porque además de la serie de entrevistas que presenta, todas muy significativas, en él se destaca tu crónica de los hechos. Pero antes de meternos en el tema de Alfonsín y los Derechos Humanos, quisiera que vos nos digas: ¿Quién era o cómo definís a tu papá, Genaro Carrió?

"Es difícil ser objetivo al hablar de mi papá, pero sí te puedo decir que él era una persona "distinta". Genaro Carrió fue un hombre de formación jurídica importante. Empezó a interesarse mucho en la filosofía del derecho; luego fue profundizando en el tema, pero siempre atendiendo y teniendo en cuenta las normas jurídicas".

"Él tenía una formación muy amplia. Era abogado, ejerció mucho tiempo. Sabía derecho constitucional; sabía filosofía del derecho; al mismo tiempo siempre había tenido un gran interés por los Derechos Humanos. Él lo conoce a Alfonsín en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos".

Un capítulo aparte para la CONADEP

"En aquellos tiempos Alfonsín y mi padre se conocen. Para contextualizar un poco el momento y de lo que veníamos: Cuando llegan los años 70, eran tantos los desaparecidos que se intentó hacer un Habeas Corpus colectivo; el caso se presentó directamente a la Corte con el argumento que en las instancias anteriores no habían tenido respuesta, lo cual fue tomado como una privación de justicia. No había sido tenido en cuenta porque era evidente que el proceso militar concentraba todo el poder, entonces, lo que pasaba hasta ese momento era que: los Organismos a los cuales se les preguntaba por los desaparecidos, daban siempre una sola respuesta. Y esta era negativa".

El terrorismo de Estado tiene el control de la información

"El terrorismo de Estado tiene esto, tiene el control de absolutamente todas las fuentes posibles de información. No obstante, cuando el tema llega a la Corte, fue recibido con la seriedad del caso. El tema era algo muy delicado, pero teniendo en cuenta el contexto en el que esto está surgiendo, creo que esto habla a las claras de las agallas que había allí para ir hacia adelante incluso en un momento así, en pleno proceso militar".

"Para aclarar un poco lo que estoy diciendo: Quiero recordar que, cuando Alfonsín empieza a hacer campaña, empieza a desarrollar esta idea de que "con el Terrorismo de Estado" había que hacer algo porque los daños habían sido demasiado graves. Es así que se acerca este grupo de filósofos entre los que estaba mi padre, Carlos Nino, Malamud y Martín Farrell, por nombrar algunos. Personas admirables, (de las que, por lo que veo, se reproducen poco ahora). Lo que me lleva a pensar que, (y de esto yo hago referencia en el libro) la calidad de un estadista uno la puede definir por las personas a las que convoca como colaboradores".

"Alfonsín tuvo que diseñar su política de Derechos Humanos, porque él sabía que quedaba al frente de un país muy complicado (no solo por Malvinas y por la coyuntura de la época) sino porque los años 70 habían sido tremendos en materia de violaciones a los derechos humanos. Esas violaciones se volvieron Terrorismo de Estado cuando tomó el poder la junta Militar en marzo de 1976".

"A todo esto, debo decir también que, lo que antecedió a la Argentina de marzo del 76 (último golpe militar), también fue tremendo. Me refiero a la actuación de los grupos guerrilleros, Montoneros y E.R.P; a la respuesta del gobierno de Isabelita con la Triple A. Todo eso fue tremendo. Por supuesto el terrorismo, cuando viene del Estado es muchísimo peor, eso no está en discusión. Pero solo lo marco para recordar el panorama que se encontró Alfonsín cuando asumió en diciembre de 1983".

-Por qué decís que el libro intenta ser un homenaje a Alfonsín, por su coraje de arranque?

"Creo que mi trabajo trata de ser un homenaje a la toma de posición del propio Alfonsín. A eso que valientemente hace ni bien asume. Porque hoy se cumplen 40 años del advenimiento de la democracia, pero tres días después de asumir su cargo Alfonsín dicta dos decretos muy poderosos. Uno es el de enjuiciamiento a la Junta Militar, y el otro, sobre el que se ha escrito bastante menos, es el que refiere a la investigación de la actuación de las organizaciones guerrilleras. Porque allí también hubo violencia y muerte. Aunque no estoy intentando equiparar moralmente ambos procederes, porque la violación de los derechos por parte del Estado es siempre mucho peor y más grave, pero lo que hicieron las organizaciones guerrilleras en materia de asesinatos y demás delitos; todo eso, era algo que Alfonsín no lo podía dejar de lado".

13 de diciembre de 1983: Dos decretos para sentar las bases de la justicia y la paz social

"Lo que quiero explicar con esto que comento de los dos decretos al comienzo del mandato es que, si uno revisa estas dos medidas iniciales de Alfonsín que se dictaron el mismo día, el 13 de diciembre de 1983, uno puede ver claramente, la idea del presidente que pretendía dejar claro que iba a trabajar desde el arranque con temas que dejaran en claro que en este nuevo período no se iba a tolerar, en la Argentina, ningún tipo de terrorismo".

Si uno revisa estas dos medidas iniciales de Alfonsín que se dictaron el mismo día, el 13 de diciembre de 1983, uno puede ver claramente, la idea del presidente que pretendía dejar claro que iba a trabajar desde el arranque con temas que dejaran en claro que en este nuevo período no se iba a tolerar, en la Argentina, ningún tipo de terrorismo

"Asimismo luego, a los pocos días, se dicta otro decreto que lleva consigo el espíritu de la creación de la CONADEP. Esta surge para investigar las desapariciones, lo cual habla del genio de Alfonsín. Él no quería una comisión dominada por la política, entonces, si bien reservaba tres lugares para algún representante de su misma esfera, todos los demás eran humanistas; gente que no tenía vocación política, sino más del palo de la filosofía, intelectuales que estaban dentro del espectro de personas que estaban dispuestos a hacer su aporte, desde la valentía y el compromiso. Muchos nombres que respondían a los intereses de una sociedad que debía saber qué pasó".

-Nosotros ya tenemos los resultados de todo eso. ¿Pero cual era el clima de hacer esto en diciembre de 1983? ¿Qué certezas había de que podía llegar a buen puerto?

"Te agradezco mucho la pregunta. Porque cuando yo empiezo a pensar este libro, es porque yo conocía bien estos tres decretos de los que hablo en el libro. Sabía bien que fuerza jurídica tenían. Ahora bien; lo que quería investigar un poco era justamente eso. Cómo es que Alfonsín se anima a hacer esto. ¿Con el apoyo de quien contaba? ¿Quiénes lo acompañaban en esa decisión? ¿Cuánto éxito pensó que iba a poder tener?

"De ahí digo que es un genio. Alfonsín fue quien se animó a hacer esto, pese a que todo allí indicaba que lo más fácil hubiera sido hacer nada. A ver. Recordemos un poco la situación: Poco antes que los militares dejen el poder, dictan ellos mismos una ley de autoamnistía. Ante lo cual, el candidato del peronismo, que era Ítalo Lúder, dice en aquel momento que, con independencia de lo que él piense, eso va a tener un efecto irreversible. Respecto a ello, sumo una explicación del tema: En materia penal, cuando se dicta una ley, aunque después la misma se derogue, tiene un efecto posterior si es una ley más benigna para los imputados, eso sí. Entonces, Lúder contestaba un poco como abogado, que un poco advertía: existe la autoamnistía de los militares, aunque nosotros deroguemos esa ley, de todas maneras esa ley se va a aplicar (porque es más benigna) entonces, en definitiva, no vamos a poder juzgar a nadie".

"Esa fue la posición de Lúder a la que (entre paréntesis) los que empezaron a idear el juicio a las Juntas (Nino, Malamud y demás) también le llevaron al dirigente esta propuesta de revisar lo que había pasado en los años "del proceso" y, según varias fuentes, parece que el tema no le interesó".

"Por otra parte, en aquel entonces, todo el peronismo, que había tenido más del 40 por ciento de los votos en la elección, en ningún momento, insinuó revisar lo actuado por la dictadura. Alfonsín, por su parte, empezó a elucubrar cómo llevar adelante esta idea de Juicio a los militares, con la ayuda de este grupo de filósofos, y en realidad, tampoco tuvo demasiado apoyo dentro de su propio partido. Considero yo que se trataba, claramente, de un clima de miedo, y la respuesta estaba más relacionada con esto que con una contradicción a lo que moralmente pensaban de la medida que impulsaba Alfonsín. Había en ese momento mucho miedo a los militares; un temor grande a la gobernabilidad. Uno se tiene que poner acá al servicio de intentar imaginar el poder que tenía la institución miliar en la década de los años 80".

Alfonsín, por su parte, empezó a pensar llevar adelante esta idea de Juicio a los militares, con la ayuda de este grupo de filósofos; y en realidad, tampoco tuvo demasiado apoyo dentro de su propio partido. Considero yo que se trataba, claramente, de un clima de miedo; que la respuesta estaba más relacionada con esto que con una contradicción a lo que moralmente pensaban de la medida que él impulsaba. Había en ese momento mucho miedo a los militares. Un temor grande a la gobernabilidad. Uno se tiene que poner acá al servicio de intentar imaginar el poder que tenía la institución miliar en la década de los años 80

"En función de esto, pensemos por ejemplo que: en lo que refiere a mandatos presidenciales en la Argentina: después de la revolución del 30, hasta ese momento, los únicos presidentes constitucionales que habían logrado terminar sus mandatos fueron solo dos, militares: Justo y Perón (su primera presidencia). Todos los demás presidentes civiles, fueron echados".

"Entonces, para poner en contexto, debemos pensar en los años 80, un poder civil recién designado, como era el alfonsinismo; Debemos pensar en una situación en la cual la mitad de la población había votado al peronismo, que no quería juzgar a Las Juntas. Y llega Alfonsín y dice: - Bueno, yo lo voy a hacer de todas maneras. Entonces, por cosas como estas yo creo que él tuvo un coraje tremendo".

"De ahí, creo también, surge además su idea de la imposibilidad de juzgar todos los casos de violaciones a los derechos humanos. Sucede que Alfonsín tenía claro que el método de represión que habían usado los uniformados había incluido, torturas, secuestros, desapariciones, robos de bebés, y más delitos. Sabía bien que todo eso era un espanto. Como también sabía que esos delitos habían sido ordenadas por unos pocos y ejecutadas por unos muchos. Con todo esto, seguramente debería tomar una decisión para hacer posible el juzgamiento a miles de militares en actividad que aún estaban en los cuarteles".

Alfonsín tenía claro que el método de represión que habían usado los uniformados había incluido, torturas, secuestros, desapariciones, robos de bebés. Sabía bien que todo eso era un espanto. Como también sabía que esos delitos habían sido ordenadas por unos pocos y ejecutadas por unos muchos. Con todo esto, seguramente debería tomar una decisión para hacer posible juzgar a miles de militares en actividad que aún estaban en los cuarteles

"En este contexto lo que ocurrió es que Alfonsín habló de esto con Martín Farrell (abogado y teórico del derecho, quien tiene un Premio a la Ética). Quien le dijo: Si usted se deja llevar por la filosofía Kantiana, en este sentido, todas las personas que hayan cometido un delito deben ser igualmente juzgadas, es decir, usted debería poder juzgar a todos, y eso no lo va a poder hacer. Ahora bien, existe una postura, más utilitarista (que es la de Bentham), que dice: Siempre es mejor, juzgar a unos pocos, que no juzgar a nadie".

"A todo esto, es lógico que Alfonsín quisiera sentencias ejemplificadoras. Quería que quedara claro que lo que habían hecho los militares estaba mal; Y que quedara claro, además, que había niveles de responsabilidad. Están los que dieron las órdenes y los que las ejecutaron. Claro que en aquel momento se los llamó excesos (eran otros tiempos), pero con todo, lo que en aquel momento el padre de la DEMOCRACIA quiso decir es que no se iban a tolerar los horrores cometidos por los militares durante la dictadura".

La gestación de la idea de Alfonsín y lo que vino después en términos del Juicio a las juntas como hito histórico, y algo único en el mundo, es historia sabida y, en el mejor de los casos, con el diario del lunes y a la luz de lo que hoy podemos destacar de todo lo sucedido, constituye un acontecimiento que da orgullo, en términos de justicia, por la posibilidad que dio este invaluable paso (como hito histórico) de cara al fortalecimiento de la democracia y por, además, hilvanar la posibilidad de sentar las bases, desde el comienzo, a un proceso que nos permitiera a todos los miembros de esta sociedad, de la mano de tamaño estadista, reconstruir mucho más que la paz social. La posibilidad de volver a abrazar la mejor de las formas conocidas de gobierno, la DEMOCRACIA, donde el pueblo es el que elige a sus gobernantes. Y así seguir teniendo la posibilidad de celebrar, cada 10 de diciembre, un año más de este sistema de gobierno. La mejor forma (entre las conocidas) posiblemente perfectible.