CNNE 1687323 - julio chavez

(CNN Radio Argentina)- Este sábado por la tarde, el actor dialogó con Bárbara Arroyo a través del aire de CNN Radio Argentina y, entre otras cosas, se expresó acerca del propósito de la pieza “Los Sagrado” que lo tiene como indiscutible protagonista, cada viernes, sábado y domingo en la Sala Pablo Picasso del Complejo teatral La Plaza.

El ritual que prepara el gran banquete

“Acá estoy, mientras converso con vos por teléfono (gracias por la invitación a este diálogo, Bárbara). Estoy en la platea de la sala Picasso, donde hacemos la función. Y estoy desde temprano, es verdad, como cada día que tengo función. Es más, debo decirte que, a veces me da vergüenza tocar el timbre a las cuatro y cinco de la tarde (la función arranca hoy 19:30 hs), y alguien del personal que se encuentra abajo, en camarines, viene a abrirme la puerta. Entonces pienso: Esta persona deben creer que estoy totalmente desalojado al llegar con tanto tiempo de anticipación. Pero es que me gusta mucho hacerlo, y es algo que considero necesario.

-Pero tal vez se trate de un ritual que necesitas hacer, ¿no es cierto?

“Sin lugar a dudas! Es lo que me gusta hacer. Disfruto mucho prepararme. En este momento estoy solo en esta sala que tiene unas cuatrocientas y pico de localidades. Me encuentro acá mismo mirando el escenario y, mientras paso la letra me digo: Bueno… Me preparo en soledad, así es como me gusta esperare a los comensales, digamos… Preparándome para estar listo al momento que lleguen. Y eso es algo que realmente me gusta mucho”.

-Hace unos días atrás fui a ver tu obra y, cuando volvía para casa en el camino me encontré rumiando y pensando: Qué es “lo sagrado” para mí y qué es “lo sagrado” para la gente… Y aprovecho esta charla para hacerte la pregunta: ¿Qué es sagrado para vos Julio Chávez?¿Qué es eso que nadie puede tocar porque es tuyo y nada más que tuyo?

“Yo en principio no podría hablarte de algo que nadie puede tocar, pero sí puedo decirte que, si hay algo que nadie puede ejecutar o ejercitar, porque creo que justamente lo sagrado responde a aquellas acciones que tienen que ver con un ejercicio autónomo e individual, en principio, para mí, “lo sagrado es mi oficio”. Eso es sagrado de manera personal como también lo son el compromiso que establecí con el oficio de la actuación, el arte de actuar”.

“En cuanto a esto, te diría que el compromiso que establezco con las técnicas que desarrollo; además de los asuntos y los criterios o la ideología en relación a lo que es mi trabajo. Yo ahí establecí un compromiso y a partir del cual establecí ese compromiso desde hace ya más de cincuenta años, debo decirte que he aprendido a ubicarlo y tenerlo en un lugar sagrado. Y considero fundamental la ejercitación de todo eso porque creo que la ética es un ejercicio, debe ser un ejercicio; tarde o temprano a cada uno de nosotros le deberían tocar la puerta aquellos aspectos que uno considera éticos para considerar si, por ejemplo, hay mora o no hay mora. Me refiero con esto a algo así como si has pagado tus impuestos o todo lo contrario…”.

“En este mismo sentido creo haber aprendido a través de los años que esta idea que tal vez yo tenía a mis 18 años, hoy por hoy, ya no es sólo una idea sino que desde hace tiempo se ha transformado en un ejercicio que práctico. De manera que entiendo “lo sagrado” como una idea, y una idea hecha oficio”.

-En la obra que protagonizás, tu personaje, Rafael, presenta este libro llamado “Lo sagrado”… En la historia aparece un hijo que pide que este padre cumpla una promesa que le había hecho varios años atrás. Yo tomé eso y también, reparé en función a las cuestiones que me disparó la historia y, en torno a eso pensaba: ¿Hasta dónde somos dueños de las vivencias que compartimos con otros?

“Bueno… Esa es una pregunta ética muy importante. Pero como toda pregunta ética y estética, cada cual tiene que respondérsela de manera individual. Es como preguntarse: “¿Qué es el arte?; o, por caso ¿Dónde está el límite del arte? Y es que tal vez podríamos decir que, ahí el límite está determinado por cada artista en relación a su ejercicio. Pero, en cuanto a tu pregunta, yo podría decir: ¿Cuál es el límite que tiene un periodista para meterse con un ser humano? Se trata de un límite que uno deberá saber establecerse (aunque el otro también tendrá que aprender a marcarle los límites propios hacia el exterior). Porque ahí está el problema del límite. En cuanto uno toma una decisión y dice, para mí esto es el arte, o esto es el límite, o esto es lo ético, inmediatamente aparece una vocecita que dice: “Para mí no, ¡y vos no me lo vas a venir a imponer! Entonces ahí tenemos uno de los grandes problemas de las relaciones humanas”.

“Hay un tema allí que es el conflicto que se da cada vez que una persona avanza creyendo algo, mientras que otra le dice, disculpame pero esto que vos determinás no es así. Y esas son las luchas éticas y estéticas que se ven desde, los temas aparentemente más elevados, como el arte, la religión, el amor… Hasta las cuestiones más primarias de las relaciones humanas”.

El gran problema es no entender que mi derecho, como se dice, termina donde arranca el del otro. Y ese es un punto que parece nunca acabar. Mientras los conflictos continúen generándose por el tema de querer, cada parte, imponer su derecho, esto no termina en solución. Esto es un tema que atraviesa a toda la historia de la humanidad, ¿no es así? Si hacemos un repaso histórico, observamos que este tipo de conflictos ha llevado a resultados muy serios, muy graves. De hecho, hay civilizaciones enteras que han desaparecido porque otras han determinado que así fuera”.

Instituciones versus deseos humanos

“En tono con esto y, a partir de esto que estamos hablando, dejame contare que, con Camila Mansilla, autora del material, queríamos que la obra tratara (y por eso la intención de poner sobre escena estos temas), de algo que tiene que ver con la legitimidad de ciertas cuestiones. Porque, en la contemporaneidad, inclusive los mayores y hablo de algunos de los sujetos de esos de los más legitimados, (porque son Doctores, escritores, pensadores, etc…), parecería que son los que únicos capaces y autorizados a determinar ciertas cuestiones. Claro que esto sucede hasta que de repente, te toca una persona más joven y te dice: No, eso no te lo voy a permitir. Y ahí aparecen las instituciones versus un ser humano que se pone en la vereda de enfrente y se atreve a decir que “NO”.

Es ahí cuando se dan las peleas, las luchas y se juega la conciencia de cada uno… Y tanto más como los deseos y experiencias autónomas que podamos tener; y los daños que podemos ocasionar si no pensamos y no observamos. Incluso, yendo más allá, nosotros mismos podemos ocasionarnos daño si no somos capaces de darnos cuenta de que no vamos a hacer algo. Porque a veces hacemos cosas para estar de acuerdo con la sociedad”.

Revelarse y ser uno mismo

“Pensemos que, en este punto, tenemos ejemplos en los que algunos seres humanos, ante esa estructura impuesta, han sabido levantarse y decir, no, yo no voy a hacer las cosas como me las imponen, las voy a hacer según mis convicciones. Un ejemplo claro es lo que le ocurrió a Antígona (hermana de Edipo), cuando creyó fuertemente en el derecho divino que poseía para enterrar a sus familiares. Aun conociendo los peligros que corría, ella va y lo hace. De hecho, ese santo sepulcro le cuesta la vida, pero, aun así, hace lo que cree que tienen que hacer. Y como bien dijiste vos al inicio de la charla: ¿Qué es para cada cual? Bueno, en ese sentido, uno debe ser capaz de bancarse que tal vez, en lo personal, aquello que para uno puede ser considerado sagrado, para el resto del mundo puede no serlo. Esto es importante de entender, porque muchas veces alguien puede sentirse hasta avergonzado o criticado por ello que cree”.

Cuando las respuestas están condicionadas por el exterior…

“Es así que, por ejemplo, alguien podría decir: ¡Para mí es sagrado el dinero! Y seguramente alguien contestará opinando: ¡Pero eso no puede ser! Yo digo, sí que puede. ¿Por qué no? Claro que puede ser. Tal vez para alguien el dinero es algo sagrado, pues, si eso ocurre en su vida, hará que en ella su experiencia se desarrolle en función de eso que considera sagrado. Porque, en definitiva, vivimos en una sociedad en donde el dinero es sagrado, y todos, cuando nos preguntan, no ponemos al dinero en esa lista, y mucho menos, la decimos. En cambio, cuando nos preguntan del tema, ¿qué decimos? Decimos que lo sagrado es el amor; el bien del otro; la libertad; etc… Pero, bueno, habría que ver primero si esto es así y, en segundo lugar, poder entender y advertir la existencia de cierto “caretaje”, (para usar un término vulgar), que hace que ninguno se haga cargo del vínculo que tenemos con el dinero, que, en definitiva, sí es sagrado. Ahí sí se ve un ejercicio ético de cada cual”.

“Muchas veces nosotros le tocamos el timbre a otra persona y entonces le pedimos “al otro” que sea de tal o cual manera, en definitiva, imponiéndole exigencias que la otra persona no tomó el compromiso de tomar para sí. Por ejemplo: Uno puede pedir que el otro sea un buen compañero, pero, si el otro no tomó ese compromiso como algo sagrado, lo importante es saber que eso no sucederá. En definitiva: ¿Por qué uno debería responder a lo que “el otro” considera sagrado? Ahí hay que tener en claro que “ese” es un tema del otro y no propio”.

-Y en esta época de redes sociales, qué tema este, ¿verdad?

“¡Pero claro, ni hablar de eso en estos tiempos!  Y en parte, te diría que por cosas como estas de las que estamos hablando nosotros es que esta obra propone convidar un material en el cual no están presentes ni los celulares, ni las computadoras, ni ninguno de los tipos de interferencias que tenemos hoy en la vida cotidiana. Esas son, en algún punto, herramientas que te permiten esconderte detrás de la tecnología y no dar la cara. No aparecer frontalmente”.

“Yo a veces me pregunto: Esta gente que se trata tan mal por las redes sociales, con tanto nivel de violencia… ¿Cómo hace para luego mirarse a la cara? Y bueno, la respuesta que encuentro es que se trata de personas que no se miran a los ojos, porque eso es algo que parece no importarles, y menos hoy, que asistimos a un momento en donde lo que se hace, y parece estar naturalizado, es mirarse a la cara a través de una pantalla de celular”.

Lo Sagrado, una propuesta para reflexionar sobre los conflictos éticos que atraviesan nuestra existencia como sujetos sociales; y para agudizar nuestra mirada sobre las relaciones humanas, en profundidad. Una apuesta fuerte, de esas a las que nos tiene acostumbrados Julio Chávez para no perderse dentro del nutrido y variado abanico de ofertas de la calle Corrientes. La novedad: Las funciones son entre las 19 y 19:30 hs, según el día,(los viernes, sábados y domingos), en el clásico Complejo La Plaza de la ciudad de Buenos Aires.