Barcelona es uno de los destinos turísticos más populares del sur de Europa y la ciudad más grande en la región de Cataluña.

La belleza del lugar atrae a numerosos turistas, pero también a traficantes de personas.

Los visitantes pueden llegar a ser clientes de la prostitución y los delincuentes se aprovechan muchas veces de los turistas para sacarlos de la región y esclavizarlos en distintas actividades.

La unidad de trata de seres humanos de la policía de la región, los llamados Mossos d’Esquadra, se mantiene muy ocupada.

Xavier Cortés encabeza la unidad, cuyos integrantes trabajan de forma encubierta.

“La ciudad de Barcelona, ​​como una gran ciudad, es el sitio de reunión de muchos grupos; la ciudad es lo suficientemente grande como para que esos grupes se la dividan en territorios para operar”, dice Cortés.

“Hay zonas de Barcelona ​​controladas por grupos nigerianos … En Barcelona hay también zonas controladas por los albaneses … y ahora nos encontramos con que el fenómeno más extenso se encuentra en una fase de expansión, y está generando nuestra mayor preocupación, con la llegada del control chino a la prostitución”.

La lucha contra estos grupos es uno de los mayores retos para la unidad de trata de personas.

La investigación de la prostitución forzada es muy difícil en España. La prostitución no es legal, pero tampoco es ilegal.

Forzar a alguien a prostituirse sí es ilegal. Pero una mujer puede venderse a sí misma si quiere, aunque nunca podrá convertirse en una prostituta con licencia.