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(CNN) - Decenas de estudiantes iraníes asaltaron este martes la embajada británica en Teherán, rompieron la puerta de acceso, esparcieron documentos, quemaron la bandera británica e izaron la local, mientras otros lanzaban piedras e incluso botellas incendiarias.

Llevo tiempo hasta que, tras escuchar la “indignación” del gobierno en Londres, las fuerzas de seguridad locales lograron hacerse con el control.

Todo esto después de una manifestación en el lugar en la que participaron unas mil personas, en la que se apoyaba la resolución el domingo del parlamento local en la que se llamaba a la expulsión del embajador británico, y a bajar el nivel de las relaciones a un mínimo, medidas estas que todavía deben se ratificadas por el Consejo de Guardianes de la Revolución Islámica

Irán quiere expresar así su rechazo de una medida sin precedente adoptada por Gran Bretaña en la que se congelan las transacciones financieras con el banco central iraní, algo que puede desatar medidas similares en otros países. Gran Bretaña adoptó esa medida después del informe reciente del Organismo Internacional de Energía Atómica en el que se expresaban serias reservas sobre cuáles serían las intenciones reales del programa nuclear de Irán.

Todo esto ocurre después de que continúa la incertidumbre sobre si el lunes hubo o no una explosión en la zona de la ciudad de Isfahán, donde está uno de los principales centros nucleares iraníes. Si en un principio se había informado que la detonación había ocurrido durante un ejercicio militar, luego se negó que algo así hubiera sucedido.

Hace dos semanas y media ocurrió otra explosión, esta vez en una base de misiles de la Guardia Revolucionaria al oeste de Teherán en la que perdieron la vida 17 militares, entre ellos un destacado general. Entonces las autoridades informaron de que se trataba de un accidente cuando se intentaban mezclar distintos tipos de combustible en un misil balístico.

Pero analistas no descartan que ciertos incidentes recientes ocurridos en Irán puedan ser parte de intentos de ciertos países de Occidente de dificultar los avances de Irán tanto en el campo de misiles como, sobre todo, en el nuclear.

Aparte de explosiones, en meses pasados se informó de virus cibernéticos, sobre todo el llamado Stuxnet, que habrían dañado seriamente los sistemas internos de centrales nucleares. Estos analistas afirman que existe la posibilidad de que, en lugar de ataques militares directos y sus graves consecuencias bélicas para la región y el mundo, pueda haber países, desde Estados Unidos hasta Israel, que intentan sabotear tal tecnología “sin dejar huellas”.