Los activistas pretenden encontrar a los buques balleneros antes de que inicien su primera matanza.

(CNN) — Los activistas que tratan de combatir la caza de ballenas en Japón apuestan por la alta tecnología.

La larga batalla contra la caza de ballenas ha sido sobre todo un juego de espera, observación, persecución y esperanza para la Sea Shepherd Conservation Society. Pero los activistas ahora tienen la esperanza de que serán capaces de ubicar a los buques balleneros incluso antes de que realicen su primera matanza, con la ayuda de aviones no tripulados.

Dos de los barcos de Sea Shepherd están equipados con aviones no tripulados de largo alcance que cuentan con cámaras y equipos de detección, que ayudan a los barcos a explorar cientos de kilómetros de mar en busca de buques de pesca de ballenas, gracias a una donación de Bayshore Recycling Corp. de Woodbridge, Nueva Jersey.

“Podemos cubrir cientos de kilómetros con estos aviones y han demostrado ser activos valiosos”, dijo el capitán Paul Watson a bordo del barco Steve Irwin.

Y la tecnología ya ha demostrado su eficacia para el grupo, que dijo que encontró al barco japonés Nisshin Maru cerca de la costa oeste de Australia el sábado, gracias a un avión no tripulado.

“La tripulación del Sea Shepherd ha encontrado la flota ballenera japonesa antes de que una sola ballena hubiera sido asesinada”, informó el grupo.

Sin embargo, tres barcos mantuvieron a raya al Steve Irwin y permitieron que el barco ballenero escapara, de acuerdo con el grupo.

Normalmente, eso significaría que el barco japonés podría dirigirse hacia una nueva área y comenzar la caza de ballenas de nuevo, obligando a los activistas a empezar todo de nuevo para tratar de encontrarlo.

“Esta vez, sin embargo, la táctica japonesa de seguir los pasos del Steve Irwin y el Bob Barker no funcionará porque los aviones no tripulados, uno en el Steve Irwin y el otro en el Bob Barker, pueden rastrear y seguir el Nisshin Maru y pueden transmitir las posiciones de nuevo a los barcos de Sea Shepherd”, señaló el grupo en su sitio web.

El lunes por la noche el grupo publicó en Facebook que sus otros barcos localizaron al Nisshin Maru y que estaban fijos sobre él.

“La persecución está en proceso”, decía el mensaje en Facebook. “Tres barcos de Sea Shepherd y siete barcos de la flota ballenera todos con destino al Santuario de Ballenas del Océano del Sur en misiones opuestas. Sea Sheperd navega por la vida y los balleneros japoneses navegan por la muerte”.

El invierno pasado, Japón interrumpió su planeada caza de diciembre a abril durante dos meses, después de que los activistas anticaza de Sea Shepherd interfirieran en repetidas ocasiones con los barcos balleneros.

Los esfuerzos del grupo han sido documentados en el programa Whale Wars de Discovery Channel. También han sido muy criticados por el gobierno japonés, que afirma que continúa investigando la caza de ballenas con el objetivo de establecer que las poblaciones de cetáceos son suficientes para reanudar una caza comercial completa en el futuro, según informes de medios de comunicación japoneses.

Sea Shepherd afirma que la investigación de la caza es una farsa, ya que la carne proveniente de la caza se vende a consumidores y se sirve en restaurantes.

El grupo afirma que salvó a 800 ballenas gracias a sus acciones durante la pasada temporada de caza. Los balleneros japoneses mataron a 171 ballenas Minke y dos ballenas de aleta durante la caza de la Antártida, según cifras de la Comisión Ballenera Internacional.

Los aviones no tripulados son una parte de la campaña contra la caza de ballenas del grupo en esta temporada, la cual es llamada Operación Viento Divino, el mismo nombre que Japón dio a los ataques kamikaze contra buques estadounidense en la Segunda Guerra Mundial. Sea Shepherd dice que tendrá más de 100 voluntarios en las aguas antárticas para tomar acción contra los balleneros japoneses.

Aunque todavía estará persiguiendo distintos tipos de embarcaciones como parte de un juego del gato y el ratón, el grupo espera que su nueva arma tecnológica le otorgue una ventaja significativa.

“Gracias a estos aviones no tripulados ahora tenemos una ventaja que nunca habíamos tenido antes: ojos en el cielo”, dijo Watson.