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BAGDAD (CNN) — Estaciones televisivas de Bagdad lo llaman “El Día de Iraq”; el plazo final se cumple este sábado para que las tropas estadounidenses se retiren completamente del país, en virtud de un pacto de seguridad entre Estados Unidos e Iraq.

Televisoras alineadas con grupos extremistas sunitas y chiitas, muchos de los cuales atacaron a las tropas estadounidenses, lo han denominado el “Día de la Derrota de las Fuerzas de Ocupación”; otros le han puesto el nombre del “Día del Cumplimiento” o del “Día de la Evacuación”.

Es un día que muchos iraquíes dicen han esperado desde la invasión liderada por EU que derrocó a Saddam Hussein, en al 2003, aun cuando admiten que su país está sumido en una crisis política que ha despertado temores de un retorno de la violencia sectaria, misma que casi destrozó al país igual que la guerra.

“El Día de Iraq, todos estamos a favor de Iraq”, comentó el primer ministro Nuri al-Maliki, en un mensaje de texto masivo enviado la mañana del sábado.

“Felicito a ustedes y a nuestra nación iraquí en este gran día histórico, mi amor y respeto para ustedes y su familia, su hermano, Nuri al-Maliki”.

Las celebraciones en Iraq se producen casi dos semanas después de que la última caravana de tropas de EU cruzara hacia Kuwait, poniendo fin a una guerra de casi nueve años que vio a más de 4,400 muertos del personal de las fuerzas armadas estadounidense y un estimado de 115,000 iraquíes caídos.

En virtud de un acuerdo de seguridad firmado en el 2008, Estados Unidos acordó retirar sus tropas a finales del 2011. Las negociaciones para ampliar el plazo se rompieron en octubre después de que los líderes políticos de Bagdad se negaran a conceder inmunidad ante la justicia iraquí a las tropas estadounidenses, una acción que los líderes de Washington dijeron era inaceptable.

Afuera de una mezquita sunita en el distrito de Adhamiy, al norte de Bagdad, lugar donde sunitas y chiitas alguna vez lucharon entre sí y contra las tropas norteamericanas, cientos de adultos y jóvenes se reunieron para escuchar a los líderes religiosos, quienes les pidieron jurar preservar la independencia de Iraq.

En una pancarta se podía leer: “Este es el inicio de nuestra primavera”.

La multitud afuera de la mezquita gritaba “estadounidenses cobardes” y “sunitas y chiítas se mantendrán unidos en este país, sin importan lo que pase”.

Pero estas celebraciones se produjeron en medio de reportes de una violencia casi cotidiana, la cual continúa inundado el país, y de una crisis política que ha puesto al borde del colapso al frágil gobierno compartido iraquí.

El sábado, en la provincia de Diyala, hombres armados atacaron un puesto de control tripulado por combatientes contrarios a Al Qaeda. Al menos seis combatientes fueron asesinados en el poblado de Khan Ban Saad, al suroeste de la capital provincial de Baquba, comentó un portavoz de la policía.

Líderes políticos chiitas, sunitas y kurdos se han puesto en guardia en las últimas semanas por una orden emitida para el arresto del vicepresidente Tariq al-Hashimi, quien es acusado de organizar a su equipo de seguridad en un escuadrón de la muerte cuyo objetivo era funcionarios militares y de gobierno.

La orden de detención fue emitida poco después de que el partido de al-Hashimi y respaldado por sunitas, Iraqiya, anunciara que boicotearía el Parlamento, al decir que al-Maliki los excluía del proceso de toma de decisiones. Al-Hashimi ha negado las acusaciones, al decir que las acusaciones tienen motivaciones políticas en medio de una rivalidad entre su bloque político y el bloque mayoritario chiita de al-Maliki.

Al-Maliki ha exigido que los legisladores kurdos entreguen al vicepresidente sunita, quien ha rechazo las acusaciones y se niega a regresar a Bagdad, desde la semiautónoma región kurda ubicada al norte de Iraq.

La situación se ha agravado aún más esta semana por un llamado a la disolución del Parlamento y a elecciones anticipadas hecho por un bloque político leal al radical y antiestadounidense clérigo chiita Muqtada al-Sadr.

Hubo escasa mención de la fecha de retiro de las tropas en EU, donde semanas atrás el presidente Barack Obama dio la bienvenida a algunos de los últimos soldados que quedaban en territorio iraquí.

En su lugar, la atención de Washington ha estado en mantenerse al pendiente de la venta de armas a Iraq y en la preocupación por su estabilidad política.

“Como saben, nuestra principal atención se ha centrado en tratar de alentar a los grupos políticos iraquíes a hablar entre sí y crear un amplio diálogo nacional sobre el camino a seguir”, dijo el viernes a periodistas Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado.

“En lo que respecta a la venta de armas, estas, como saben, son planeadas con mucha anticipación y son parte del proceso de transición para que los iraquíes puedan gestionar su propia seguridad dentro de sus propios recursos”.

No obstante, hay cuestionamientos sobre las acciones de las fuerzas de seguridad iraquíes.

En meses recientes, Human Rights Watch ha informado que las fuerzas de seguridad iraquíes han golpeado y detenido a manifestantes contrarios al gobierno, los cuales protestan por la corrupción y exigen más libertades políticas.

Udey al-Zaidi, hermano del periodista iraquí Muntazer al-Zaidi, quien lanzó sus zapatos al entonces presidente George W. Bush durante una conferencia de prensa en el 2008, en Bagdad, comentó el sábado que fue detenido el día anterior en una manifestación antiestadounidense.

Por teléfono desde una estación de policía en Bagdad, al-Zaidi dijo a CNN que él y un hermano menor habían sido detenidos por la noche.

“Si pudiera hacer todo una vez más, lo volvería a hacer”, comentó.

Al-Zaidi estaba entre un pequeño grupo, conformado por un puñado de manifestantes, quienes se reunieron el viernes para conmemorar el “Día de Iraq” en la Plaza Firdous de Bagdad -el lugar donde fue derribada la estatua de Saddam, en uno de los momentos más emblemáticos de la invasión, en el 2003.

Al-Zaidi dijo que planeaban quemar la bandera estadounidense a las 2:15 pm -la hora exacta en que dice las tropas de EU levantaron su bandera en la plaza, en abril del 2003.

Las fuerzas de seguridad iraquíes irrumpieron la plaza poco después de que comenzara la manifestación, y ordenó dispersarse al grupo dado a que no contaban con un permiso.

A un equipo de CNN presente en la protesta se le prohibió videograbar, a pesar de tener un permiso para filmar en Bagdad. A un equipo de la televisión iraquí le fueron confiscadas dos cámaras en el mismo sitio.

Cuando se movieron las fuerzas de seguridad para aplastar la protesta, el hermano más joven de los al-Zaidi, Dhirgham, parado sobre el pedestal donde alguna vez estuvo la estatua de Saddam, encendió la bandera de Estados Unidos. Después fue golpeado Udey al-Zaida, el organizador de la protesta.

Una fuente familiarizada con el caso dijo a CNN que un policía golpeó a al-Zaidi después de que él “provocó al policía”. La fuente dijo que los comandantes en el lugar de los hechos detuvieron al policía, pero el equipo de CNN, al cual en varias ocasiones le solicitaron abandonar el lugar, vio a policías rodear a al-Zaidi mientras este era apaleado

La fuente habló bajo anonimato porque no estaba autorizado para difundir la información.

Los dos hermanos al-Zaidi fueron llevados a la estación de policía de Bagdad durante la noche, según la fuente, ya que se presentó una denuncia en su contra por la policía local.

Los hermanos comentaron el sábado a CNN que finalmente fueron puestos en libertad.