Yao Ming (izquierda) dice que sigue de cerca la carrera en la NBA de Jeremy Lin, la nueva estrella de la NBA.

Por Steven Jiang, CNN

(CNN) – Cuando Yao Ming se retiró del baloncesto profesional hace siete meses, se temió que el interés de los 1.300 millones de chinos por la NBA se redujera.

Pero ahora el exjugador de los Rockets de Houston —uno de los extranjeros más exitosos en la historia de la liga— fue reemplazado como la gran estrella china por Jeremy Lin, el base de los Knicks con ascendencia china y taiwanesa.

“Aquí tenemos muchos jóvenes y talentosos atletas apasionados por el básquetbol”, comentó Yao a CNN en una entrevista. “Todos ellos quieren ser el próximo Jeremy”.

“Creo que pueden identificarse más con Jeremy porque son de altura normal”.

Para Yao, con 31 años y 2.29 metros de altura, el talento natural de Lin compensa su altura (1.91 metros) que está por debajo del promedio de la liga.

“Lo fácil es encontrar un jugador de básquetbol fuerte: yo tengo el tamaño, Shaquille O’Neal es grande y fuerte; Kobe, Lebron, todos ellos lo son”, dijo. “Pero Jeremy tiene un inteligencia basquetbolista, y eso no se puede programar”.

“Él es la clase de jugador con quien me gustaría jugar si todavía siguiera en esto, es un jugador de equipo y a todos les gusta su manera de ganar”, añadió. “Honestamente, hizo mucho más de lo que yo esperaba”.

Lin, de 23 años, conocido hace poco como un jugador de reserva en la banca de los Knicks, ha estado liderando a su equipo hacia una oleada de victorias recientes sin sus estrellas conocidas, logrando un promedio de 20 puntos y ocho asistencias en seis juegos sucesivos.

Al otro lado del mundo, la base de fans de Lin en Sina Weibo, el sitio de microblogs más popular de China, ya alcanzó los dos millones de miembros, cuatro veces mayor al número de sus seguidores en Twitter.

Dentro del estadio Yuanshen el miércoles en la noche, en medio de la ovación a Yao –dueño de los Sharks de Shangai-, en un partido muy reñido, los aficionados locales del baloncesto dieron una enorme muestra de aprobación a un jugador que estaba lejos de su cancha.

“Jeremy Lin es grandioso”, dijo un hombre con entusiasmo. “Juega muy bien, muchos chinos lo aman”.

Otro agregó: “Nació en Estados Unidos, pero su sangre es china”.

Haciendo eco de este seguidor, los medios de comunicación chinos –para disgusto de sus contrapartes taiwanesas- pronto aclamaron a Lin, cuyos padres migraron desde Taiwán pero que tiene raíces familiares en China continental.

Los dos países se separaron después de la guerra civil china en la década de 1940, pero el gobierno de Beijing considera a Taiwán como una provincia renegada que debe volver a ser parte del Estado del continente.

Yao, siempre un diplomático de los deportes, tiene una respuesta simple para resolver este polémico tema acerca de la identidad de Lin: “Es un gran jugador de básquetbol”.

Dejando la política de lado, las comparaciones entre ambos parecen inevitables.

Nativo de Shangai, Yao creció dentro del sistema de deporte patrocinado por el estado chino y, en medio de mucha fanfarria, fue contratado por los Rockets en 2002 como la mejor contratación de la NBA. La liga le pagó 93 millones de dólares durante su carrera de nueve años. Yao alcanzó un promedio de 19 puntos por juego y fue elegido como jugador All-Star ocho veces.

Lin, nacido y criado en California, fue ignorado por la mayoría de los equipos de la NBA hasta que los Knicks lo escogieron. Incluso con su reciente estrellato, el graduado de Harvard gana mucho menos que muchos de sus compañeros de equipo.

A pesar de sus caminos diferentes en el básquetbol profesional, los dos quedaron ligados por experiencias culturales similares, después de conocerse en un evento de caridad organizado por Yao, hace dos años.

“Él es da mucha esperanza a los niños que tienen los mismos antecedentes: son asiático-estadounidenses, de segunda generación o tal vez tercera”, dijo Yao acerca de los recientes logros de Lin.

“Pueden seguir su huella y tener más confianza cuando jueguen básquetbol”.

En tanto que los dos han sido reconocidos como pioneros, hay quienes argumentan que será difícil para alguien poder llenar el vacío que dejó Yao, cuya popularidad ayudó a la franquicia de la NBA a lograr inmensos avances en la nación más poblada del mundo.

“No creo que nadie en la NBA, desde la perspectiva china, pueda llegar a convertirse en una estrella más grande que Yao”, dijo el comisionado de la NBA, David Stern al Daily China, el periódico oficial del país en inglés.

Yao fue el primero, el más grande y el más exitoso, y siempre tendrá un lugar especial en el corazón de los fans chinos de la NBA”.

“(El éxito de Lin) fue maravilloso para nuestra liga… pero no quiero sobrecargarlo con expectativas”, agregó.

“Tenemos que ver qué hace en los siguientes 300 juegos antes de hacer cualquier juicio”.

Yao, sin embargo, parece que ya tiene definida su posición con respecto a Lin. Los dos hablan por teléfono o intercambian mensajes después de los juegos del más joven.

“Sé que la gente cree que yo le doy consejos, pero en realidad no es así”, comentó Yao con risa. “Sólo lo felicito y le digo que me da gusto por él”.

“Le he dicho que lo apoyo y que soy uno de sus grandes aficionados”.