Por Doug Gross, CNN
(CNN) – Sohaib Athar era un consultor de tecnologías de la información de 33 años que vivía en Abbottabad, Pakistán, el año pasado, y que una noche se sentó a trabajar.
Luego, algo inusual pasó en esa apacible aldea. Y, como haríamos muchos de nosotros, empezó a compartir lo que vio por medio de Twitter.
“Helicóptero volando sobre Abbottabad a la 1 AM (es un hecho extraño)”, escribió.
Sin saberlo, Athar estaba comentando una de las noticias más importantes del año pasado: la operación militar que dio con la muerte del reconocido líder terrorista Osama bin Laden. En los días siguientes, se volvió “el hombre que tuiteó en vivo la muerte de Osama”.
En el festival interactivo South by Southwest el sábado en Austin, Texas, Athar habló sobre esa noche y sobre cómo lo llevó a asumir el papel de “periodista ciudadano”.
¿Así que escribir en Twitter sobre un evento importante convierte a una persona un periodista? Atar dice que sí, incluso a pesar de que no pensaba eso en aquel momento.
“Las personas que estábamos hablando de eso, sólo estábamos tratando de entender lo que podía haber pasado”, dijo. “Los medios no estaban allí al momento”.
“Sólo intentábamos ver lo que había podido haber pasado porque sabíamos que la historia oficial probablemente no sería la verdad completa”.
Los tuits de Athar pueden haber sido la primera versión pública de la operación realizada por el ahora famoso equipo seis de SEAL que mató a Bin Laden en su complejo secreto.
Pero el significado de sus tuits no fue claro hasta varias horas después, cuando el presidente Barack Obama citó a una poco usual conferencia de prensa para anunciar la noticia.
En comentarios algunas veces hechas con humor (“Vete, helicóptero, antes de que saque mi matamoscas gigante”), los tuits de Athar evolucionaron esa noche desde ser observaciones a una mensajería con varios otros pakistaníes en Abbottabad y otros lugares para esclarecer los hechos.
Y eso, según dijo Steve Myers –que estudia las tendencias mediáticas en el Poynter Institute- es lo que lo convirtió en un periodista.
“Algunas personas dicen que tuitear sobre un helicóptero no te hace un periodista y yo estaría de acuerdo con eso”, dijo Myers, que compartió el foro con Athar. “Pero las cosas que él hizo después, creo que ahí actuó en ese sentido”.
Esas cosas incluyen tomarle una fotografía al complejo de Bin Laden –que estaba alrededor de dos kilómetros de distancia la casa de Athar- el día siguiente y hacer sus propias entrevistas con vecinos sobre sus experiencias viviendo allí.
En una época en que los dueños de teléfonos móviles caminan con una cámara de video en sus bolsillos en todo momento y que con herramientas como Twitter, Facebook y YouTube pueden trasmitir algo de manera rápida y sencilla, las personas como Athar pueden volverse periodistas incluso sin saberlo, dijo Myers.
Algunos críticos del concepto de periodismo ciudadano señalan que los ‘periodistas no profesionales’ no están preparados para filtrar ni comunicar adecuadamente una noticia, de la misma forma en que no confiaríamos en un “doctor ciudadano”. Pero Myers señala que, en el caso de accidentes o emergencias, eso es lo que hacemos.
“Es ‘periodismo de primeros auxilios’ o ‘periodismo del primero en el lugar de los hechos’”, dijo. “Luego van a darle esa información a alguien que tenga habilidades más desarrolladas, pero son habilidades similares”.
En los días posteriores a sus famosos tuits, Athat pudo observar el trabajo interno del periodismo masivo, y no quedó impresionado en todo momento. Él fue presionado a conceder entrevistas exclusivas (sobre la información que compartió en Twitter con el mundo, dijo), le ofrecieron dinero por su historia y vio cómo algunos periodistas internacionales dieron una mirada sobre Abbottabad que él piensa fue imprecisa al solo enfocarse en las áreas empobrecidas y en los musulmanes conservadores.
¿Cuál es un resultado tangible en sus quince minutos de fama? Los 750 seguidores que tenía el día anterior al ataque se dispararon a cerca de 105.00, antes de establecerse en alrededor de 70.000.
La necesidad de volverse una fuente noticiosa internacional, no obstante, no ha sido fuerte.
“Creo que sólo usé el sombrero del periodismo durante unos pocos días”, dijo. “Y luego me lo quité”.