Por Sara Sidner, CNN
KABUL, Afganistán (CNN) – Un soldado estadounidense abandonó su base en Afganistán y fue de casa en casa en dos poblados, matando a 16 personas en sus hogares, le dijeron aitoridades afganas a CNN el domingo.
Entre los muertos hay nueve niños y tres mujeres, según dijo el presidente afgano Hamid Karzai en un comunicado.
“El asesinato intencional de personas inocentes de parte de un soldado estadounidense es un acto de terror que no se puede perdonar”, dijo Karzai.
La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de la OTAN (ISAF por sus siglas en inglés) confirmó que el soldado se salió de la base y le disparó a civiles antes de entregarse, pero no dijo cuántas víctimas hubo.
Ha habido confusión sobre el número de muertos desde que se presentó ese tiroteo en la provincia de Kandahar, al este de Afganistán, pues distintas fuentes han proporcionado cifras diferentes.
Sin importar el número de víctimas, el incidente parece aumentar aún más las tensiones entre las tropas extranjeras y los civiles afganos, muchos de los cuales están enfurecidos por la quema de copias del Corán de parte de tropas estadounidenses el mes pasado.
Funcionarios de Estados Unidos, desde el presidente Barack Obama hasta personal de menor cargo, dijeron que la quema fue un accidente y se disculparon, pero varias revueltas relacionadas dejaron decenas de muertos, incluyendo cuatro soldados estadounidenses, y cientos más resultaron heridos.
El domingo, el teniente general Adrian Bradshaw expresó “profundo arrepentimiento y pena por este terrible incidente” del asesinato de civiles.
“Se reportó que uno de nuestros solados mató e hirió a varios civiles en poblados adyacentes a su base”, dijo Bradshaw en un comunicado.
El capitán Justin Brockhoff de la ISAF dijo que hubo “múltiples” muertes y que los afganos heridos estaban siendo tratados en las instalaciones de la ISAF.
La embajada estadounidense en Kabul dijo que deploraba “cualquier ataque de un miembro de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos contra civiles inocentes” y le aseguró “al pueblo de Afganistán que el individuo o los individuos responsables por este acto serán identificados y llevados ante la justicia”.
Un miembro del consejo provincial, Ahsan Noorzai, dijo previamente que 18 personas murieron, pero no informó de dónde provenía esa información.
El movimiento fundamentalista Talibán dijo que 50 personas habían sido asesinadas, pero la milicia islámica usualmente exagera las cifras de víctimas.
El grupo controvirtió la versión de la ISAF de los eventos, diciendo que varios soldados participaron en el ataque que dejó decenas de muertos.
Pero el mayor Jason Waggoner, otro miembro de la ISAF, dijo: “Las muertes civiles no fueron resultado de ninguna operación. El soldado actuaba por su cuenta. Después del incidente él regresó al complejo y se entregó”.
Brockhoff dijo que las autoridades no han determinado el motivo del tiroteo, que está bajo investigación tanto por funcionarios afganos como de la OTAN.
“Este es un incidente muy lamentable y extendemos nuestros pensamientos y preocupaciones a las familias involucradas”, dijo un comunicado de la ISAF.
Las muertes civiles como resultado de las acciones de la coalición liderada por la OTAN han causado ira en Afganistán, sumando presión al retiro de las fuerzas internacionales.
La ISAF ha dicho que evitar bajas civiles es una alta prioridad.
“La misión de mi comando es proteger a los civiles de Afganistán”, dijo el mes pasado el general John R. Allen, comandante de la ISAF. “Me tomo muy seriamente la pérdida de cada vida afgana. Continuaremos haciendo todo lo que podamos para asegurar la seguridad de la población afgana”.
La cifra de muertes civiles causadas por la ISAF descendió en casi 17% de 2010 a 2011, según dijo la fuerza de coalición en su reporte mensual de diciembre.