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(CNN) — Después de cuatro ataques de tiburones en siete meses, es entendible que las personas que van a las playas de la costa oeste de Australia lleguen a sentirse ansiosas por meterse al agua.

“Al amanecer y al anochecer son las peores horas para nadar, porque te los puedes encontrar, así que ves a menos personas temprano y ya avanzada la tarde”, dijo Jack Carlsen, quien es profesor en el Centro de Turismo Sustentable en la Universidad de Curtin.

“Yo todavía salgo a surfear, pero soy mucho más cuidadoso”, dijo Carlsen, quien tuvo un encuentro con un gran tiburón blanco en esas mismas aguas hace varios años. “Muchos expertos en tiburones dicen que el tiburón que logrará sujetarte será el que no ves. Y yo tuve suerte, porque lo vi”, dijo.

El corredor marino que pasa a lo largo de la costa sur de Australia es actualmente uno de los más mortíferos debido a los ataques de tiburones. De acuerdo con el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones, más gente murió ahí por ataques de tiburones que en cualquier otra parte del mundo en el 2011.

Peter Kurmann, de 33 años y padre de dos niños, fue una de las víctimas más recientes. Él desapareció la mañana del sábado pasado luego de ser atacado por tiburones mientras buceaba con su hermano Gian, cerca de la playa de Stratham.

Reportaron que Gian Kurmann usó su cuchillo de buceo para defenderse del tiburón, el cual, le dijo a la policía, era de casi cuatro metros de largo.

Expertos confirmaron después que Kurmann habría sido arrastrado por un gran tiburón blanco, convirtiéndose en la cuarta víctima de una serie de ataques hasta ahora sin precedentes en la costa oeste de Australia.

“No hay evidencia científica que sugiera que las fatalidades relacionadas con los tiburones al oeste de Australia sean un reflejo de un aumento en la población del tiburón blanco. Es más probable que exista una combinación de factores, incluyendo más gente en el agua y que siempre hay tiburones blancos en esta época del año”, dijo Ryan Kempster, biólogo de tiburones y fundador de Apoya a Nuestros Tiburones.

Después del ataque del sábado, las playas fueron cerradas mientras las autoridades movilizaron patrullas aéreas y marítimas para explorar el área. Un avión de avistamiento observó un tiburón de tres o cuatro metros esa misma tarde, pero no pudieron atraparlo y tuvieron que abandonar la misión por el mal clima.

Los esfuerzos de las autoridades locales para prevenir más ataques y convencer a los preocupados ciudadanos que van a la playa de que están haciendo todo lo que pueden, se están convirtiendo en algo cotidiano pero ya no tan bien visto.

Después de que tres personas resultaran heridas en el agua en septiembre y octubre, Norman Moore, Ministro de Pesca del oeste de Australia anunció un plan mediante el cual invertirán 14 millone de dólares en cinco años para tratar de reducir los riesgos de ataques de tiburones.

Ese plan incluye 2 millones de dólares que serán destinados a la Unidad de Respuesta de Tiburones, que desde este domingo y durante cuatro semanas se dedicará a colocar transmisores acústicos a los tiburones blancos.

“Nosotros insertaremos el dispositivo dentro de los tiburones” dijo Michael Burgess, de la Unidad de Respuesta de Tiburones.

“Atrapamos al tiburón, lo volteamos, entrará en un estado de parálisis y esto nos dará la oportunidad para hacer un pequeño corte en la parte de abajo e insertarlo en su intestino y después de suturarlo, lo dejamos libre”, explicó.

Las autoridades han descartado una masacre masiva de tiburones blancos para reducir su población, sin embargo, es probable que si hubieran atrapado un ejemplar después del ataque del domingo, lo habrían sacrificado.

La naturaleza elusiva del gran tiburón blanco hace que sea difícil de encontrar y de atrapar, especialmente en la costa oeste de Australia, en donde según Burgess son “muy rápidos” y “se mueven mucho”.

“La dinámica de registro y monitoreo de los tiburones blancos ha tenido éxito alrededor de colonias de focas, que es donde se reúnen los tiburones, como por ejemplo en las Islas Neptuno, al sur de Australia, o bien en Sudáfrica y en las costas de México y California”, dijo

Más allá de la costa oeste de Australia, la Unidad empleará carnada para tratar de insertar el dispositivo a los tiburones.

“Nuestro objetivo es etiquetar hasta 100 tiburones, pero esto es apenas el inicio. Obviamente, queremos que la cifra sea lo más grande posible”, dijo Burgess.

Una prueba de lo complicado que resulta etiquetar a los tiburones blancos es el dato de que el gobierno no etiquetó a ninguno en el 2011. Desde hace dos años, 11 fueron etiquetados y ya ofrecen datos acerca del comportamiento de los tiburones.

“Para el próximo mes deberá haber 121 receptores sonoros en el agua en la costa del suroeste y la del sur, además de los 39 que ya tenemos fuera de las costas de Perth”, dijo Burgess.

Solo 20 de esos dispositivos transmiten la información hacia los satélites que después la mandan a la Policía Marítima del oeste de Australia, responsable de generar una alarma vía SMS. La gran mayoría almacenen la información, la cual es descargada después y utilizada para graficar los movimientos de los tiburones.

Se ha pedido a la gente que si ve un tiburón llame a la Policía Marítima, pero Jack Carlsen dice que los habitantes que pasan mucho tiempo en el agua no reportan muchos de los avistamientos.

“Le da flojera a los surfistas, a lo mejor le dicen a algunos compañeros, pero no lo dan a conocer más allá”, dijo. “Sabemos, por ejemplo, que los pescadores comerciales los ven todo el tiempo, pero no siempre los reportan”.

Carlsen planea lanzar un sitio web de “vigilancia de tiburones” en los próximos meses que, dice, le facilitará a los suscriptores reportar los avistamientos. Podrán mandar los mensajes por SMS, Twitter o Facebook, alertando así a los suscriptores sobre los tiburones potencialmente peligrosos que se movilizan por la costa.

En parte, la idea duplica los esfuerzos del gobierno para emitir alertas a través del Cuerpo de Salvavidas de Surfers, y Burgess, de la Unidad de Respuesta de Tiburones, ha expresado su preocupación en el sentido de que un sistema de reportes por separado pueda dejar a las autoridades fuera de la jugada.

“Ya hay problemas con las personas que no reportan los avistamientos apropiadamente, entonces ese es un gran mensaje que debemos enviar. La gente necesita reportarlos a la Policía Marítima”, dijo.

Conforme la temperatura del agua descienda, las autoridades esperan que menos gente se meta al mar, lo que reduciría los riesgos de ataques.

Ryan Kempster, biólogo de tiburones, dijo que aunque el gobierno está haciendo un fantástico trabajo con sus “medidas de mitigación de tiburones no letales”, los individuos necesitan tomar responsabilidad por su propia seguridad.

“Es raro que haya incidentes de mordidas de tiburones y son casi imposibles de predecir”, dijo. “La gente necesita darse cuenta de que cuando entran al agua están tomando un riesgo, por mínimo que sea, de encontrarse con un gran tiburón”.