Una serie de pensadores judíos están escribiendo sobre Jesús, muchos de ellos mostrando opiniones positivas.

Por Richard Allen Greene, CNN

CNN — La relación entre Jesús y los judíos ha sido tradicionalmente complicada, por decir lo menos.

Mientras los seguidores de su mensaje recorrían el mundo antiguo, los judíos que no aceptaban a Jesús como Mesías se encontraron en el incómodo— y a veces peligroso— papel de culpables de su muerte.

La teología de la principal corriente del cristianismo sostenía que el judaísmo había sido reemplazado, que el pacto de los judíos con la divinidad había dejado de ser válido desde que Dios encarnó en Jesús y se sacrificó en la cruz. Los judíos por su parte ignoraron ampliamente a Jesús. Sin embargo, eso está cambiando.

Durante el último año, una serie de autores judíos —desde los populares hasta los rabínicos, pasando por los eruditos— han discutido sobre lo que los judíos deberían pensar sobre Jesús.

Sorprendentemente han dado con respuestas positivas; han exhortado a sus paisanos a aprender acerca de Jesús, a entenderlo y considerarlo uno de los suyos. “Jesús fue judío, pasó su vida dirigiéndose a los judíos”, señaló Amy-Jill Levine, coeditora del recién publicado Nuevo Testamento Judío Comentado. Levine agregó: “Cuando leo el Nuevo Testamento, me siento inspirada, intrigada. Me veo convertida en una mejor judía por haberme informado mejor acerca de mi historia”.

El rabino Shmuley Boteach, reconocido en los medios y que recientemente se postuló para el Congreso de Estados Unidos, alega en su nuevo libro Jesús Kosher que “los judíos tienen mucho que aprender de Jesús —y del cristianismo en general— sin la necesidad de aceptar la divinidad de Jesús. Hay muchas razones para aceptar a Jesús como un hombre poseedor de gran sabiduría, bellas enseñanzas éticas y profundo patriotismo judío”.

Benjamin Cohen, un judío ortodoxo que recientemente dedicó un año a asistir a diferentes iglesias, admitió estar celoso de que los cristianos tuvieran a Jesús. “Él es un ícono tangible del que cualquiera puede asir. El judaísmo no cuenta con un superhéroe como él”, declaró el autor del libro Mi año de Jesús publicado en 2009.

“No estoy a favor de las figuras de Moisés”, dijo. Sin embargo sostuvo que “es difícil creer en un Dios que no puedes ver. Por eso estoy celoso de los cristianos, porque tienen una manifestación física de lo divino a la que pueden dirigir sus oraciones. Puede ser que haya judíos más devotos que yo que no necesiten de eso, pero para un joven judío del siglo XXI es necesario tener algo más tangible”.

Según el experto en interacciones de la fe Edward Kessler, el reciente frenesí de libros judíos que tratan sobre Jesús —incluyendo la edición de este mes de Los evangelios judíos: La historia de Jesucristo de Daniel Boyarin— forma parte de la tendencia de algunos judíos por enorgullecerse de Jesús.

El también director del Instituto Woolf en Cambridge, Inglaterra, que se especializa en las relaciones entre judíos, cristianos y musulmanes, agregó que “en los 70 y 80 los eruditos cristianos que estudian el Nuevo Testamento redescubrieron al Jesús judío. Les recordaron a los estudiantes que Jesús era judío”. Agregó que en la siguiente generación, esa corriente se filtró en el pensamiento judío siendo bien recibida. “No es una amenaza para los judíos ni para los cristianos.”

Señala que para los judíos en particular, “no es tan amenazante como lo parecía hace 30 años. Podría decirse que se siente más orgullo que vergüenza por que Jesús fuera judío”.

Boteach concuerda al escribir en Jesús Kosher que “los judíos se beneficiarán de retomarlo como héroe” y agrega: “La verdad es importante. Nuestro pueblo perdió a un patriota. Peor aún, ha sido visto como el origen de una larga y despreciable tradición de antisemitismo”.

Boteach pretende nombrar —o reclamar— a Jesús como un rebelde político en contra de Roma y exonerar a los judíos de su muerte. Sin embargo, su libro ha levantado grandes críticas por culpar —por ejemplo— al apóstol Pablo de todo lo que no le gusta del cristianismo, como la divinidad de Jesús y su segregación del judaísmo.

“Pablo no conoció a Jesús, y seguramente Jesús nunca hubiera aprobado sus acciones y sus adornos”, argumenta Boteach acerca del apóstol que escribió gran parte del Nuevo Testamento. “Jesús…se hubiera horrorizado al ver cómo lo definirían sus futuros seguidores.”

Boteach también escribió en sus muchos intentos por demostrar que sabe lo que Jesús pensaba y lo que quería decir: “Los judíos jamás aceptarán su origen divino ni deberían hacerlo. La idea de que cualquier hombre pueda ser Dios es abominable en el judaísmo, postura que hasta el mismo Jesús sostendría”.

Boteach seleccionó cuidadosamente de entre los evangelios aquellos que mejor servían a sus argumentos, utilizó neologismos casuales (por ejemplo, llama a Poncio Pilatos un “asesino en masa sádico” y lo compara con Hitler), y se equivocó al referirse a los detalles más simples de la historia de la Pasión, como la cantidad de dinero por la que Judas lo traicionó.

Otros expertos en el ramo califican al libro de Boteach como “sensacionalista” y lo llaman “popularizador”; sin embargo, Kessler considera a Jesús Kosher como parte de la tendencia de hacer judío a Jesús. El autor de Mi año de Jesús apoyó a Boteach aunque expresó sus dudas sobre el libro. “Entiendo lo que Shmuley quiere lograr”, dijo. Sin embargo agregó: “No creo que nadie tenga el derecho de decir ‘Esta es la definición de Jesús’, especialmente un rabino. No tenemos derecho a reclamarlo como nuestro”.

Levine, maestra del Nuevo Testamento y de Estudios judíos en la Escuela Divinity de la Universidad Vanderbilt, también enmarcó los esfuerzos de los judíos por estudiar a Jesús en términos de respeto mutuo. “Hablando como judía, quisiera que mis vecinos respetaran al judaísmo, lo que implicaría conocer algo acerca de la historia judía, la escritura y la tradición. Les debo la misma consideración a mis vecinos cristianos. Es una cuestión de respeto”, dijo.

Exhortó a los judíos a “familiarizarse con el material y decidir cómo entenderían a Jesús.”

Agregó que irónicamente los judíos podrían entender mejor su propia historia mediante el estudio minucioso de la vida de Jesús. “Fuera de Josefo, la mejor fuente que habla de esta época de la historia judía es el Nuevo Testamento”, afirmó. “El que la única escritura farisea que trate del período del Segundo Templo de la que se tenga registro sea de Pablo de Tarso es una de esas ironías de la Historia”, dijo.

“El Nuevo Testamento Judío Comentado se diseñó en parte para ayudar a los judíos a que recuperen su propia historia.” Sin embargo, agregó que también quiere que los cristianos lo utilicen para comprender mejor el judaísmo. Señaló que aunque muchos líderes cristianos reconocen que Jesús era judío, pocos saben lo que eso significa. “Muchos ministros y educadores cristianos no conocen el judaísmo temprano”, expresó. “El no tomar en serio al judaísmo del siglo I es ignorar parte del mensaje del Nuevo Testamento”.

Cohen, el autor de Mi año de Jesús, descubrió durante las 52 semanas que pasó yendo de iglesia en iglesia, que los cristianos estaban muy interesados en el judaísmo. “Muchos cristianos consideran al judaísmo como la versión 1.0 de su propia religión. Gracias a esa relación histórica se interesan mucho en la teología del judaísmo”, señaló.

Por su parte, Cohen descubrió muchas cosas que le sorprendieron. “Estaba impresionado de que se dieran sermones sobre el Antiguo Testamento. No tenía idea de que los cristianos leyeran el Antiguo Testamento”, reveló. “En una ocasión fui a la iglesia y el pastor dio exactamente el mismo sermón que mi rabino había dado la noche anterior acerca de Moisés y la zarza ardiente, pero el pastor lo hizo mejor”.

Cohen terminó su año de Jesús con un entendimiento más claro de sus creencias. “La gente me pregunta todo el tiempo si creo en Jesús, si creo que existe. Desde luego. ¿Que si creo que es Dios? Sí, ¿por qué no?” dice a los cristianos que le preguntan. “Entiendo y respeto el amor que los cristianos sienten por Jesús”, declaró. “Aprendí mucho de ellos y me volví un judío más comprometido, un mejor judío; ahora aprecio más mi judaísmo porque pasé tiempo con Jesús”.