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(CNN) — En 1922 un equipo de exploradores británicos partió a un histórico primer intento de escalar la montaña más alta del mundo. Nunca alcanzaron la cima del Monte Everest, pero su increíble hazaña de escalar 609,6 metros de la cumbre fue considerada tan innovadora que a cada uno se le dio la medalla de oro olímpica.

Encorvado pero intacto, el alpinista y teniente coronel Edward Strutt hizo un compromiso de que a la siguiente oportunidad una de sus medallas de oro será llevada a la cima de la montaña; la cumbre que su equipo nunca vio.

Casi 90 años después, el sueño finalmente se está realizando, ya que el alpinista británico Kenton Cool intenta llevarse una de las medallas a la cima del Monte Everest. CNN habló con Kenton en un campamento base, donde está tuiteando sobre su escalada en tiempo real.

A menos de 100 días para los Olímpicos en Londres, es un tributo conmovedor al hombre británico que capturó la imaginación de la nación.

“Tengo una fotografía en casa de esos miembros de la expedición de 1922 y eran tan famosos en ese entonces”, dijo Kenton.

“Era un poco como ver una imagen del equipo de futbol del Manchester United. Eran personas famosas en todo el mundo pero se han perdido en la historia un poco. Quería regresarlos a las mentes de las personas”.

El equipo fue forzado a regresar después de que una avalancha mató a siete sherpas, quienes les estaban ayudando a cargar el equipo. Pero el fundador del Comité Olímpico Internacional, Pierre de Coubertin, a quien a menudo se le dice el “abuelo de los Olímpicos modernos”, todavía les concedió 21 medallas a la expedición.

Cuando se le entregaron las medallas en los Olímpicos de París en 1924, el segundo al mando Strutt hizo su compromiso sincero. Pero la visión fue enterrada con el paso del tiempo, y, como Cool señala: “después vino la guerra”.

Cool, quien ya ha escalado el Everest en nueve ocasiones, espera alcanzar la cumbre a mediados de mayo.

“Es una historia romántica y verdadera”, dijo.

Admitió que incluso con su experiencia, el Everest seguía siendo una “bestia” para escalar, y también una que amenaza tu vida.

“Bajar es al menos tan peligroso, si no es más peligroso que subir. Así que las emociones brotaran dentro de mí y sé que habrá unas cuantas lágrimas”, dijo.

“El Everest es una bestia muy diferente ahora de la que era en 1922. Y por supuesto todos tenemos el conocimiento de cómo escalarla. Pero eso no le quita el hecho de que el Everest es una montaña muy peligrosa.

“Es una persona muy chiflada y, si ella quiere, cambiará el pronóstico de las cosas y matará a las personas así nada más”.

Sin embargo, a diferencia de los exploradores originales, Kenton tendrá el beneficio de la tecnología moderna.

Su hazaña es quizá más extraordinaria considerando los torpes tanques de oxígeno, chaquetas de lana y sombreros de piel que tenían para sobrevivir. Crucialmente, es uno de los ambientes más brutales en la tierra, y ninguna de estas prendas era a prueba de agua.

“Hoy tenemos acceso a internet, podemos ver los pronósticos del tiempo, patrones en el clima. Tenemos tecnología del estado al arte, en lo que se refiere a la ropa, tanques de oxígeno de titanio, y botas superligeras”, dijo Cool.

“Tan rápido como llegas arriba de 2.133,6 o 2.438,4 metros entras a la zona de muerte. Es una bomba de tiempo. Tienes una cantidad limitada de tiempo en el que el cuerpo humano puede sobrevivir allá arriba, así que sí las cosas están más en nuestro favor de lo que estaban en 1922, pero sigue siendo una montaña que merece mucho respeto”.

Glyn Hughes, activista honorario en el Club de Alpinismo Británico, ha mantenido récords extensos de la expedición de 1922.

“Estaban tan preparados como su conocimiento en ese tiempo les permitía, pero ese conocimiento era extremadamente limitado en muchas áreas”, le dijo a CNN.

“Estaban muy bien provisionados. Tenían alimentos maravillosamente ricos, nada como lo que tienes ahora cuando vas a escalar, muy pesados, muy ricos y totalmente inapropiados”.

A pesar de que la aventura original recibió aclamaciones mundiales, Glyn dijo que fue un fracaso valiente, con la muerte de los sherpas poniendo una sombra sobre la expedición.

“En realidad hay mucha culpa porque los cargadores murieron en la avalancha, pero no ocurrió así con ninguno de los demás miembros que escalaron”, dijo.

“Un número de ellos dijo que se sentían terribles después de esto. Se hubieran sentido mejor si al menos uno de ellos hubiera muerto”.

Kelly Morsehead, la bisnieta de uno de los alpinistas originales, seguirá el reto de Kenton muy de cerca.

Henry Morsehead ha tratado de escalar la montaña sin oxígeno, pero eventualmente tuvo que parar su escalada debido a la congelación. Nunca recibió su medalla de oro después de que se perdió en la entrega.

“Intentar siquiera una hazaña como esta es completamente loco. Como dicen las famosas palabras, querían escalar el Everest porque estaba allí. Eso es lo que dijeron que era su misión, lo que es absolutamente desconcertante e imponente”, dijo Kelly.

“Es una oportunidad para que todo vuelva a su lugar de nuevo. Y completar lo que casi hacen ellos, dar el paso final con la medalla en la cima de la montaña”.