(CNN) — François Hollande prometió un nuevo enfoque para abordar la crisis económica que afecta a Europa, al jurar como nuevo presidente de Francia este martes.
Hollande se convierte en el primer presidente socialista del país desde que François Mitterrand dejó la presidencia, en 1995. Obtuvo la victoria electoral de principios de este mes contra el mandatario saliente Nicolas Sarkozy.
En la ceremonia de investidura, en el Palacio del Elíseo en París, Hollande dijo que quería equilibrar la necesidad de reducir la deuda de los gobiernos europeos con los esfuerzos para el crecimiento.
Destacando su tendencia socialista, dijo que quería “desanimar” los ingresos exorbitantes. “Es tiempo de poner la producción por delante de la especulación”, dijo.
Es probable que el nuevo enfoque del presidente a los retos económicos de Francia tenga eco en Europa, que lidia con una crisis de deuda.
Hollande ha perturbado a los inversionistas con su crítica a las políticas de austeridad, fundamentales en el plan de rescate europeo para las economías en problemas como Grecia e Irlanda.
Como líder de la segunda mayor economía de la zona euro, después de Alemania, su opinión es importante; los analistas esperan ver qué tipo de relación es capaz de establecer con la canciller alemana, Angela Merkel.
En un indicio de la urgencia de los desafíos que enfrenta Europa, Hollande viajará a Berlín para reunirse con Merkel poco después de su toma de posesión.
Multitudes recibieron a Hollande en las calles, mientras que varias figuras prominentes francesas llegaron al Elíseo este martes antes de la ceremonia.
Entre las personalidades que acudieron al evento estaban el líder del Partido Socialista, Martine Aubry, y Bertrand Delanoe, el alcalde de París. En el interior del Palacio, se reunieron para presenciar la entrega del poder a Hollande.
El coche del presidente electo viajó a lo largo de las calles y avenidas de París, por el río Sena y el Grand Palais, antes de arribar al interior del patio.
Hollande caminó por la alfombra hasta donde se encontraba Sarkozy. Los dos, quienes habían luchado en la campaña, se dieron la mano antes de entrar en el Palacio.
La alianza de Merkel con Sarkozy, conocida como Merkozy por algunos observadores, fue crucial para evitar el colapso de la moneda de Europa durante los dos primeros años de la crisis de deuda.
Pero las dudas expresas de Hollande sobre la austeridad fiscal defendida por Merkel, cuyo partido sufrió una derrota en una votación el domingo pasado en el estado más grande de Alemania, han planteado preguntas sobre si París y Berlín continuarán leyendo el mismo guión ante la crisis de la deuda que sigue en desarrollo.
Su elección coincidió con el voto en Grecia, que dio lugar al caos político actual en Atenas. Esa inestabilidad ha acercado a Grecia a la posibilidad de abandonar el euro, la moneda que utiliza este y otros 16 países de la Unión Europea.
Mientras se prepara para el potencial tumulto de esa situación, Hollande se dirige a una serie de eventos con los líderes del mundo.
Los principales acontecimientos en los próximos días y semanas incluyen una reunión del Grupo de los Ocho, una cumbre de la OTAN este mes, así como del G20 y otra del Consejo Europeo en junio.
Se espera que su enfoque tenga un impacto en Afganistán, así como Turquía y Medio Oriente.
Con Sarkozy, Estados Unidos contó con el apoyo de sus posiciones contra Siria, Irán y Afganistán. Sarkozy fue un autor de la campaña aérea de la OTAN en Libia.
Hollande, en tanto, está aún por jugarse claramente todas sus posiciones en política exterior.
Durante la campaña electoral se comprometió a retirar todas las tropas de combate francesas de Afganistán antes de fin de año.
Las relaciones entre Turquía y Francia han sido tensas debido a la aparente oposición de Sarkozy a que este país se convierta en un miembro de la Unión Europea. Algunos observadores esperan que Hollande muestreo más flexibilidad en este sentido.
A nivel nacional, Hollande tiene que demostrar a los franceses que es capaz de actuar sobre su promesa de unir a la gente después de la presidencia de Sarkozy, que polarizó a la opinión pública.
La primera ronda de la elección presidencial mostró el amplio apoyo de la población a los extremos de los partidos de izquierda y derecha.
Ese escenario podría repetirse en las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo mes, donde Hollande tiene la esperanza de que su Partido Socialista asegure una mayoría en el Parlamento que le permitiría llevar adelante su agenda de manera más eficaz.