Londres (CNN) — Son algunos de los diamantes rubíes y zafiros más espectaculares en el mundo, y han adornado la vestimenta de los monarcas por siglos; ahora, justo a tiempo para el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel, las Joyas de la Corona Británica se han mostrado en una exhibición renovada.

“Las Joyas de la Corona son una colección de significado internacional, algunas de las gemas más preciosas del mundo”, dijo la curadora Sally Dixon-Smith. “Pero también son una colección de trabajo, y queremos que la vean los visitantes; son reales, son muy utilizadas, tanto durante coronaciones como regularmente”.

Una vez dentro de las puertas de acero, que pesan 2.000 kilogramos cada una, los visitantes son guiados a través del proceso de coronación, permitiéndoles ser parte de la procesión, con toda su pompa y circunstancia.

Después de seguir una línea de trompetas doradas y mazas pesadas, son introducidos a las insignias reales de la ceremonia: ropas, aceite de unción y espadas ceremoniales, antes de estar cara a cara con las gemas fabulosas, seguida de coronas sorprendentes, cetros y orbes.

Incluso sus nombres son cosa de leyenda: Koh-i—Nur, el Rubí Príncipe Negro, Cullinane I y II, Zafiro del Rey Eduardo.

Incluso algunos vienen con sus propias supersticiones. La Koh-i-Nur (su nombre significa “montaña de luz”), por ejemplo, sólo es puesta en coronas hechas para miembros mujeres de la monarquía.

“Se dice que trae mala suerte para cualquier hombre que la vista”, explicó Keith Henson, el director de la exhibición de las joyas. “Por el contrario, se cree que trae una larga vida y felicidad a cualquier mujer que la vista, y su última portadora, la reina Isabel, la Reina Madre, tenía 101 años cuando murió, parecería que fuera cierto”.

Las joyas que los visitantes ven hoy han sido portadas por monarcas británicos por generaciones, pero en términos históricos, dice Dixon-Smith, son una “colección relativamente nueva”.

Las originales fueron destruidas en la Guerra Civil, la cual vio al rey Carlos I fue derrocado y ejecutado en 1649. La pieza más vieja en la muestra es la Cuchara de Coronación del siglo XII, que sobrevivió al rompimiento (y derretimiento) de las joyas antiguas.

Muchos de los objetos en la Torre de Londres hoy, datan de la restauración de la monarquía en 1660, y al mandato del rey Carlos II, aunque la colección ha sido añadida y expandida por siglos, desde ese entonces.

Quizá la pieza más importante es la Corona de San Eduardo, que data de 1661, y es vestida por el monarca al momento de la coronación. Hecha de oro sólido y ribeteada de armiño y terciopelo, es famosamente pesada, con más de 2,23 kilogramos, y sólo puede ser portada por 15 minutos durante la ceremonia.

Por el contrario, la pequeña corona incrustada de diamantes de la Reina Victoria, hecha en 1870, mide menos de 10 centímetros de alto. Fue diseñada para vestirse sobre el velo de luto, después de la muerte de su amado esposo, el príncipe Alberto.

Y mientras la reina Victoria vistió esa corona miniatura tan a menudo, fue eventualmente colocada en su ataúd, después de su muerte. Una de las otras piezas, la Corona Imperial de India sólo ha sido utilizada una vez.

La corona, que tiene más de 6.000 diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas, fue hecha en 1911 a un costo de 93.546 dólares. Fue utilizada para la coronación de Jorge V en el Delhi Durbar, porque las Joyas de la Corona tradicionales no pueden salir del país, pero no ha sido portada desde ese entonces.

La nueva exhibición ha sido planeada por seis años, con la mayor parte del trabajo realizado en la noche, para permitir que las Joyas de la Corona siguieran siendo mostradas.

Miles de visitantes llegan a la Torre de Londres cada día, aunque Hanson insiste “no hay filas aquí; sólo ‘líneas de expectativas’”.

Y el hecho de que las joyas son sólo una de las atracciones clave para los visitantes internacionales en Londres, ha jugado un gran papel en la forma en que ahora son mostradas, con pequeñas descripciones y una dependencia que no se basa en imágenes y filmes, sino en animaciones, pinturas, y hasta una película de la coronación de la reina en 1953.

“El punto no es decir a las personas sobre la colección, sino mostrarlas; las Joyas de la Corona son las estrellas del espectáculo”, dijo la gerente de interpretación, Rebecca Richards.

La exhibición también presenta luces dramáticas y efectos de sonido, diseñados para permitir que las piedras preciosas y el oro brillen con toda su gloria.

“No son reliquias”, dijo Richards. “Son parte de una tradición activa, y son todavía utilizadas hoy en día”.

Así que mientras todas las personas que hacen un viaje hacia la Torre pueden esperar ser recibidos por demasiado brillo, no deben de sorprenderse si encuentran una pequeña tarjeta en lugar de una Corona Imperial, que diga simplemente: “en uso”.