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(CNN) — Cuando el antropólogo Vernon Scarborough y sus colegas comenzaron sus investigaciones en Tikal, una antigua ciudad maya que se encuentra en Guatemala, solo intentaban confirmar previos reportes de la evolución de los sistemas de agua de la ciudad. Sin embargo, lo que encontraron podría tener consecuencias para las sociedades que actualmente lidian con la escasez de agua.

Aprovechando los pocos meses entre 2009 y 2010 cuando el semiropical Tikal estaba seco, los investigadores tuvieron la oportunidad de entender cómo los mayas del preclásico y clásico (de entre 600 A.C. y 800 D.C.) lograron sobrevivir a condiciones ambientales y sociales a las que muchos no han sobrevivido, enfocándose en tres sistemas de depósito: el Templo Depósito, el Depósito de Corriente y la Represa del Palacio; la más grande hazaña hidráulica hecha por el hombre en todo el territorio maya.

Cuando los mayas inicialmente colonizaron Tikal, dijo Scarborough, tenían el lujo de los manantiales como principales fuentes de agua. Los manantiales eran autorellenables, en gran parte debido a la composición porosa caliza del paisaje, que permitió al agua pasar a través del suelo hacia el manantial.

Aunque, con el tiempo, los mayas fueron forzados a acomodar a la población creciente mediante la pavimentación de la tierra y la construcción de más viviendas, cubriendo la piedra caliza.

“Cuando haces eso, reduces el potencial de recargar los manantiales”, dijo Scarborough, un profesor de Antropología en la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos. “Pero cualquier lluvia que caiga en esa superficie ahora puede ser movida hacia un depósito”.

Los mayas también pudieron construir un extenso sistema de agua, repleto de canales, tanques para almacenar el agua recogida durante los meses lluviosos, represas para racionar gradualmente el agua durante los meses secos, compuertas para controlar mejor la distribución del agua y cambiar las estaciones que controlaban el flujo direccional del agua. Pero su nuevo sistema les presentó nuevos problemas.

Con los humanos y el agua potable cruzando los caminos en la superficie, el agua tenía un gran riesgo de contaminación, dijo Scarborough.

Mapearon la topografía de la superficie, crearon trincheras cerca de las vías de agua y tomaron muestras cilíndricas no alteradas de estratos del sedimento. Con ello, los investigadores pudieron identificar de dónde venían los sedimentos, y cuán antiguos eran. Los investigadores también pudieron confirmar la investigación pasada y, más importante, extrapolar que los mayas no solo transportaban agua; la mejoraban.

El análisis de los núcleos del sedimento reveló numerosas capas de arena de cuarzo. Los investigadores, quienes sabían que la arena de cuarzo natural no era una característica regular de la región de Tikal, se dieron cuenta de que los mayas probablemente habían importado la arena para dirigir y filtrar la escorrentía, haciendo incluso que el agua de la superficie fuera segura para consumir.

Los investigadores saben que había un tanque de sedimentación con filtro de arena en el Templo Depósito y concluyeron que probablemente también había en los otros depósitos.

“Tienes que tener una fuente de agua limpia, y ahora tenemos un escenario”, dijo Scarborough. “Pero hay que tener en cuenta que no va a filtrar todo”. Con base en su conocimiento de sociedades similares en Egipto y más recientemente, Camboya, Scarborough cree que el proceso de filtración ocasionalmente era mejorado con agua hervida o simplemente por beber líquidos fermentados (y por lo tanto, limpios).

“No haría falta esforzarnos intelectualmente para saber qué estaban haciendo en el pasado en un lugar como Tikal”, dijo Scarborough. “La pregunta es, hasta qué punto”.

Sin embargo, la pregunta real es si estas revelaciones sobre el pasado podrían tener algo de influencia en el presente o futuro.

“Las personas dicen que la historia se repite, pero necesitamos datos duros para decir que ese es el caso. Creo que nuestro estudio podría darnos una ventana hacia eso”, dijo.

Scarborough, cuyo interés principal en investigación es la comparación de sistemas de agua entre sociedades contemporáneas, cree que es importante determinar si las sociedades, sin contacto entre ellas, desarrollaron sistemas de agua similares.

“Cuando tienes diferentes partes del mundo con historias diferentes que llegaron a la misma conclusión, te acercas a explicar ciertos tipos de comportamiento. Y eso lleva a responder preguntas sobre las sustentabilidad”, dijo. “¿Qué tipo de lecciones pueden ayudarnos en el proyecto futuro? ¿Cómo se adaptarán las personas a ciertos ambientes? Allí es donde la arqueología es más útil”.

La idea, dijo Scarborough, es que el conocimiento de lo que funcionó para sociedades antiguas sin mucha tecnología, podría ayudar a las sociedades de hoy sin mucha tecnología a compensar el acceso limitado de agua.

Aunque, para hacer eso, los investigadores tendrán que conducir experimentos explorando la exactitud de sus interpretaciones de sistemas de agua antiguos.

“Creo que tenemos el esquema de cómo lo hicieron”, dijo Scarborough sobre cómo las vías de agua fueron construidas. “Tenemos un plan; pero sería recomendable ajustarlo, para ver si hay algunos matices que nos estamos perdiendo y probar lo que creemos que aprendimos. Quieres ser lo más cuidadoso posible si vas a tomar un modelo y aplicarlo en algún otro lugar”.

Sin embargo, aunque los sistemas funcionan, Scarborough dijo que no todos los querrán.

“Simplemente no puedes tomar una tecnología y arrojarla en algún grupo y esperar que funcione. ¿Podrá ser aceptado este sistema en la sociedad actual? La pregunta no solo es sobre funcionalidad, si funciona o no, sino también si va a ser recibida o no política e ideológicamente por otro grupo”, dijo Scarborough.

Pero Scarborough cree que investigar más vale la pena.

“Los humanos tienen una visión a corto plazo de su futuro, y esta es una oportunidad para ver lo que realmente estamos enfrentando”.