(CNN) — Antes de que comience su boda en una zona rural de Afganistán, un hombre de 40 años se sienta junto a su esposa de 11 años para que les tomen una fotografía.
La chica le dice a la fotógrafa que ella está triste al comprometerse porque ella esperaba convertirse en profesora.
Su clase favorita era el Dari, el idioma local, antes de que ella tuviera que dejar los estudios para casarse.
Ella es una de las 51 millones de niñas-novias en el mundo. Y eso no ocurre solo con los musulmanes; es algo que se extiende a otras culturas y regiones.
La fotógrafa estadounidense Stephanie Sinclair ha viajado por el mundo para captar imágenes como la de la pareja afgana, para documentar el fenómeno.
La periodista Christiane Amanpour habló con ella sobre el libro de fotografías titulado Questions without Answers: The World in Pictures by the Photographers of VII.
Amanpour le preguntó a Sinclair sobre la niña de 11 años que se casó en 2005, y otras como ella, que se casaron a una edad temprana.
Sinclair le contó que mientras muchos afganos le dijeron que los hombres tenían que esperar hasta la pubertad, las mujeres le respondieron que, efectivamente, los hombres tenían relaciones sexuales con las novias preadolescentes.
La fotógrafa ha trabajado en el proyecto cerca de una década. Ella logra llegar a puntos donde ocurre esa situación gracias a las personas que quieren que se detengan esas prácticas, porque creen que son perjudiciales.
En Yemen ocurre algo similar. Tehani y Ghada son hermanastras que aparecen en una fotografía junto a sus maridos, integrantes de la milicia.
Tehani no sabía que se estaba casando, hasta la noche de bodas. En aquel momento ella tenía seis años de edad.
Ella contó que aquel día comenzaron a decorarle las manos, pero no sabía para qué. Luego su mamá le dijo: “Vamos, hija”. Y la siguieron vistiendo, mientras ella se preguntaba qué ocurría.
Sinclair menciona: “Esta práctica prejudicial del matrimonio infantil está tan incrustada en estas culturas que las familias no protegen a sus hijas como deberían”.
Otra fotografía que tomó Sinclair es la de una niña de Yemen, Nujooj Alid. Su caso es peculiar, porque ella logró divorciarse a los 10 años.
Sinclair ha documentado ese tipo de prácticas fuera del mundo musulmán. En una comunidad cristiana de Etiopía, tomó la fotografía de una novia de 14 años, Leyualem.
Respecto a ese tipo de casos, Sinclair le comentó a Amanpour que espera que sus fotografías muestren el problema al mundo occidental, pero que también provoquen un cambio en las comunidades donde ocurren.