(CNN) – Neil Armstrong, el primer hombre que caminó sobre la Luna murió este sábado a los 82 años, según informó la familia.
“Estamos desconsolados de compartir la noticia de que Neil Armstrong ha fallecido debido a complicaciones derivadas de procedimientos cardiovasculares”, dijo su familia en un comunicado obtenido por WKRC, filial de CNN.
Armstrong se sometió a una cirugía de corazón este mes.
“Mientras lloramos la pérdida de un hombre muy bueno, también celebramos su extraordinaria vida y esperamos que sirva de ejemplo a los jóvenes de todo el mundo para que trabajen duro en hacer que sus sueños se hagan realidad, estén dispuestos a explorar y empujar los límites, y para que sirvan desinteresadamente a una causa más grande que ellos mismos “, dijo su familia.
“Para los que preguntan qué pueden hacer para honrar a Neil, tenemos una simple solicitud. Honren su ejemplo de servicio, realización y modestia, y la próxima vez que salgan a caminar en una noche clara y vean la luna sonriéndoles, piensen en Neil Armstrong y le guiñan un ojo”.
Él y sus compañeros astronautas Buzz Aldrin y Michael Collins despegaron en el Apolo 11 en un viaje de casi 250.000 kilómetros a la luna que quedó en los libros de historia.
Les tomó cuatro días para llegar a su destino.
El mundo observó y esperó a que el módulo lunar “Eagle” se separara del módulo de mando y comenzara su descenso.
Luego vinieron las palabras de Armstrong: “Aquí Base de la Tranquilidad, el Águila ha aterrizado”.
Seis y media horas más tarde, a las 10:56 pm ET del 20 de julio de 1969, Armstrong, a los 38 años se convirtió en la primera persona en pisar la luna.
Pronunció la frase ya famosa: “Esto es un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad”.
Después de su misión histórica, Armstrong trabajó para la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), coordinando y manejando el trabajo de investigación y de tecnología.
En 1971, Armstrong renunció a la NASA y enseñó ingeniería en la Universidad de Cincinnati durante casi una década.
Mientras que muchas personas se apresuraron a sacar provecho de sus 15 minutos de fama, Armstrong evitó en gran medida la atención del público y optó por llevar una vida tranquila y privada con su esposa e hijos.
Pero siempre reconoció -de una manera humilde- la importancia de lo que había logrado.