Por John D. Sutter
(CNN) — Esta semana publicamos una historia sobre cómo los teléfonos inteligentes nos han convertido en “superhumanos”. En los comentarios de la nota, muchos dijeron que no les gustó la frase.
“Los teléfonos inteligentes también nos hacen superestúpidos”, escribió WWWYKI. “Simplemente observa a alguien con niños en el asiento trasero mientras escribe ‘lol’ en mensajes de texto y se pasa los semáforos en rojo”.
De acuerdo. Para obtener todos los beneficios de una sociedad siempre conectada —donde los teléfonos permitan que la gente en zonas rurales acceda a información nunca antes disponible o llevar profesionales de la medicina, al menos virtualmente, a lugares difíciles de llegar— también hay un montón de desventajas.
Las amenazas consideradas en los comentarios también incluían peligros físicos.
“La próxima vez que un adolescente casi te mate mientras conduce y envía mensajes de texto con cartitas de amor, ¡esperemos que seas un superhumano!”, escribió open400.
Otros usuarios trajeron a colación el impacto potencial de los smartphones en el cerebro. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2011 indica que la radiación de estos dispositivos que se mantienen cerca del oído puede aumentar el riesgo de cáncer. La OMS clasificó estos riesgos en la misma categoría que el plomo, los químicos de los escapes de motor y el cloroformo.
Una posible solución es que algunos usuarios de teléfonos celulares utilizan cada vez más sus teléfonos para cualquier cosa, excepto para hablar. “Hay tantas maneras de mantener contacto con la gente, que las llamadas de voz casi se han vuelto demasiado invasivas”, dijo una mujer a CNN en 2011.
También hubo quejas acerca de cómo los teléfonos afectan a la sociedad. Esta fue una gran parte de la conversación en línea.
“Los teléfonos inteligentes han creado una generación de snobs narcisistas que piensan que lo saben todo”, escribió Chemtrailed. “En lugar de eso, se ha creado un grupo de cabezas de Google que no saben sonarse la nariz sin googlear cómo se hace”.
Aquí hay otro, de jimmy619: “¿Superhumanos? ¿En serio? Miro a mi alrededor y veo a la gente cada vez más gorda, más tonta, más pobre, más grosera, a pesar de todos sus gadgets. Esa no es mi idea de superhumano”.
Y uno más, de Robert Thompson: “Una de las cosas más inquietantes sobre los teléfonos móviles es que ahora la gente no puede ni siquiera sobrevivir un semáforo en rojo sin usar la barra de alimentación que es su teléfono. En situaciones sociales, en lugar de entablar una conversación con un extraño, la gente ahora solo profundiza en sus teléfonos. No puedes decirme que eso es bueno”.
La atracción persistente a la tecnología de los smartphones es una queja común. Algunos autores han dicho que estos dispositivos, como todas las piezas de la tecnología, son herramientas. Tienen que ser controlados por las personas que los utilizan. Pero estar todo el tiempo conectado a internet desde un teléfono móvil puede ser un poco abrumador para algunos.
Y última palabra al comentario más chistoso de todos: “El autor tiene un buen punto”, escribió el lector, mientras mi monólogo interno decía “Wow, a esta persona le agrado”. Y concluyó: “Antes de tener un iPhone, no era capaz de destruir ni una sola estructura construida por cerdos malignos usando sólo una resortera y algunos pájaros vivos”.