(CNN) — A finales de septiembre en Aleppo, Siria, los civiles que tienen suscripciones en sus teléfonos celulares recibieron un mensaje de texto premonitorio en árabe: “juego terminado”.
Aquellos en teléfonos prepagados —incluyendo muchos combatientes y activistas de oposición, que tienden a tirar sus dispositivos después de varios usos para evitar la detección—, no recibieron el mensaje, o mensajes subsecuentes, firmados por el Ejército Árabe Sirio, diciéndoles que renunciaran a sus armas.
“El gobierno enviaba un mensaje a los rebeldes a través de las personas que se suscriben”, considera Taufiq Rahim, un analista de asuntos árabes de Dubai; un acto de guerra psicológica efectuado a través de teléfonos celulares.
Los mensajes de texto han incrementado las preocupaciones de los observadores en Siria sobre que el gobierno asediado se ha dado cuenta tanto del pleno potencial de utilizar internet y de los operadores móviles para comunicarse con su oposición sin líderes, y la importancia de las redes como salvavidas nacionales e internacionales para los rebeldes.
Hay crecientes temores de que el régimen podría apagar internet en todo el país, similar a lo que se sucedió en Egipto durante su levantamiento en enero de 2011, lo que llevó a la comunicación en El Cairo a un punto muerto.
“Ha habido suficientes rumores de que las personas más conocedoras de la tecnología lo esperan”, dice Jillian C. York, directora de libertad de expresión internacional para la Fundación Electronic Frontier, que trabaja para defender los derechos digitales. “En Egipto, podías decir que nadie habría esperado eso”.
El mes pasado, la red fue apagada durante 10 días en Aleppo, el punto focal de la lucha actual, con activistas y rebeldes comunicándose en gran medida por teléfono satelital hasta que el servicio fue restaurado el 20 de septiembre.
Pero quizá la mayor advertencia llegó en julio, cuando la Organización de Telecomunicaciones de Siria controlada por el gobierno cerró 61 de sus 66 redes, aislando efectivamente el internet del país durante aproximadamente 40 minutos.
Desde el verano, cortes más pequeños y reportados con poca frecuencia han plagado Damasco, Aleppo, y otras ciudades más afectadas.
“Desde que las telecomunicaciones del estado son las que proporcionan el acceso, es seguro decir que el gobierno podría apagar internet en cualquier punto”, dice Doug Madory, analista en Renesys, una empresa que rastrea datos de internet e inteligencia y que monitorea la situación en Siria.
“Los cortes que hemos visto en los últimos meses parecen ser debido al daño físico de la lucha, o de cortes de energía. Duran muy poco, son intermitentes. Hemos visto que el internet es (a propósito) desconectado en las partes más perturbadoras del país, como Aleppo”.
Hace dos semanas, los rebeldes furiosos por el mensaje de texto en masa del gobierno intensificaron sus ataques contra las fuerzas leales al presidente Bashar al Asad. La escalada resultó en la destrucción parcial del zoco cubierto de Aleppo, un sitio patrimonial desde sus días como un puesto comercial de la Ruta de Seda.
También provocó un aumento en la violencia en la ciudad diezmada, donde los rebeldes este martes continuaron su avance con la incautación de Maaret al Numan, una ciudad estratégica clave en el camino entre Aleppo y Damasco.
“En una zona militar, como Aleppo se ha convertido, el gobierno aún puede comunicarse pero las fuerzas de oposición tendrán un momento muy duro” si la red cae de nuevo, dice Rahim. “Creo que ocurrirá en un caso de desesperación. No estaría sorprendida si por alguna razón descolgaran algunas torres en Aleppo”.
El mercado de internet en Siria es un monopolio del estado. A diferencia de su vecino Líbano, cuyos 3 millones de ciudadanos tienen acceso a 900 rutas de internet fuera del país, las 30 millones de personas de Siria solo tienen 66.
“Es un país con control del internet por parte del estado”, dice Madory. “No hay mercado libre”.
Fadi Salem, un académico y activista sirio, cree que lo mejor para al Asad es mantener a las redes funcionando. “Están interesados en medir y evaluar lo que ocurre e intentar escuchar, e incluso penetrar, y espiar a los activistas y recoger información”, señala.
Y el régimen tiene una historia de menospreciar la influencia global de los blogueros activistas.
“No piensan (que la oposición) tiene la atención de los medios internacionales de todas formas”, dice Madory.
“Así que quieren que sus partidarios puedan expresar cualquier opinión que sea (a favor del régimen). Y querrán permitir a sus partidarios utilizar internet para expresar esas opiniones.
“Es la única razón por la que no lo han cerrado”.
Pero por si acaso, los activistas están preparados. “Las redes estándares controladas por el gobierno no son la única forma de comunicación; también hay teléfonos satelitales y conexión a internet y teléfonos fijos”, dice York. “Así que sería un retroceso, pero no va a cortar las comunicaciones si las personas están preparadas para eso”.
“Mucha de la oposición depende de los teléfonos satelitales más que cualquier otra cosa”, añade Salem. Durante el apagón de 10 días en Aleppo, “los activistas todavía pudieron subir videos y similares”.
Es difícil predecir los obstáculos en Aleppo, donde hay un desorden general.
“Algunos grupos bajo el Ejército Libre Sirio en realidad hacen un montón de acciones bandoleras, saqueando edificios gubernamentales, y para ellos está justificado”, dice Salem. “Los activistas dentro están enojados por esto, porque quieren preservar el estado y todos sus establecimientos mientras intentan quitar el régimen”.