(CNN) — Encuestas tras encuestas, la gente dice que el estado de sus finanzas es una de las fuentes más grandes de su estrés.
“Las personas están gastando el dinero que no tienen en comprar cosas que quizá no necesitan”, dijo Tony Wagner, miembro de Innovación Educativa en el Centro de Tecnología y Emprendimiento de Harvard y autor de Creating Innovators: The Making of Young People Who Will Change the World (Creando innovadores: la generación de jóvenes que cambiarán el mundo).
Ese tipo de gasto es insostenible “económicamente, ambientalmente y espiritualmente”, agregó.
Al hablar de la conciencia plena, la mayoría piensa en yoga, meditación, incluso alimentación consciente; no en cómo gastamos. Pero nuestros hábitos de gasto a menudo son inconscientes y automáticos, como un grifo que gotea constantemente y nos hunde en deudas debilitadoras.
Embarcarnos en prácticas conscientes de consumo puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la salud física y mental. También nos provee de un mayor sentido de control, y de información importante sobre nuestra relación con el dinero y cómo lo gastamos.
La conciencia plena es “deliberadamente prestar total atención a lo que está pasando a tu alrededor y dentro de ti; en tu cuerpo, corazón y mente. La conciencia plena es darse cuenta de algo, sin crítica ni juicio”, explica la médico Jan Chozen Bays, autora de How to Train a Wild Elephant & Other Adventures in Mindfulness (Cómo entrenar a un elefante salvaje y otras aventuras de la conciencia).
Navegar la urgencia
Bays sugiere que cada vez que crezca el impulso de comprar algo, te preguntes: ¿De verdad necesito esto? ¿Lo necesito ahora?
Esto se llama “navegar la urgencia”, una técnica que también se utiliza para tratar trastornos alimenticios. Cuando la urgencia de adquirir algo aumenta, navégala; quédate con ella un rato.
“Cuántas veces has pensado: ‘necesito una de esas cosas’ y por alguna razón no puedes ir a la tienda. Luego ya no recuerdas qué era lo que necesitabas. Esa urgencia que parecía tan convincente en ese momento desapareció completamente”.
Ella recomienda construir un retraso mientras te preguntas si realmente necesitas hacer la compra. ¿Cuáles son las alternativas a comprar? ¿Qué pasaría si en lugar de esto ahorras el dinero?
Cuestiona el deseo
“Tenemos una noción de que nuestros deseos necesitan ser satisfechos de inmediato. Tenemos esta necesidad urgente de gratificación instantánea”, dice Bays.
¿Pero cuál es la necesidad que estás tratando de llenar? ¿Realmente estás hambriento? ¿Estás ansioso? ¿Necesitas una distracción?
Debes determinar si lo que quieres comprar realmente te hará feliz, o si sólo mantendrá girando a la interminable rueda de deseos.
Quédate con molestias
La vida no siempre es cómoda, y muchos de nosotros tenemos dificultades para estar presentes en esta realidad. Es fácil desconectarse. Nos quedamos atrapados en nuestros pensamientos y preocupaciones, y en lo que creemos que llenará el espacio y eliminará el dolor.
Pero encontrarás sufrimiento en la vida. En la sociedad moderna tratamos de negar el sufrimiento para escapar de él, pero por supuesto no podemos, dice Bays. Nadie puede, ni siquiera los ricos.
La conciencia plena nos enseña que no hay ningún lugar para además de aquí, el presente, dice Lee Lesser, una profesora de Conciencia Sensorial, una técnica de meditación consciente.
Detente en tu respiración
Lesser recomienda hacer una pausa y enfocarte en tu respiración.
Ser consciente de la respiración puede ser profundamente reconfortante.
Usa la sensación de tu respiración como un ancla para que la conciencia se fije en el presente. Eventualmente podrás ampliar esta conciencia para incluir otros sentidos; la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto.
Ofrece intimidad real
Rechaza la idea de que puedes hacer felices a ti mismo, a tus hijos y a tus nietos, al comprarles cosas. “Lo que realmente queremos, lo que nuestros hijos realmente quieren, es verdadera intimidad; una sensación de conexión”, dice Bays.
La investigación muestra que la verdadera intimidad reduce el estrés y es protectora en eventos traumáticos. La sensación de seguridad reduce los niveles de la hormona del estrés en el cuerpo.
“Los niños quieren tu tiempo, tu atención, tu amor”. Esas son las cosas que realmente nos hacen felices. El deseo de cosas materiales sólo satisface brevemente, mientras surgen más deseos.
Valora la energía de tu vida
Al final, dice Bays, el dinero es un símbolo de energía. Es una forma de comprar e intercambiar energía.
Antes de hacer cualquier compra, pregúntate si vale el esfuerzo y la energía de tu vida (o la de alguien más). ¿Preferirías gastarla de otra forma? ¿Ahorrarla, quizás, o usarla en un retiro o de vacaciones, lo que podría cambiarte o ampliar lo que eres en una forma más sustancial?
“Quizá decidas que prefieres los zapatos y eso está bien. Solo asegúrate que estás tomando esa decisión conscientemente”, dice Bays.
Opta por la satisfacción verdadera
Al final, dice Bays, todos queremos ser felices, pero no con el tipo de felicidad de los anuncios, en una montaña rusa, riendo histéricamente y sosteniendo una lata de refresco.
Queremos el tipo simple de felicidad, el tipo que no viene de las cosas. Hay cosas que necesitamos para mantenernos. Para todo lo demás, haz una pausa y considera con conciencia plena: ¿Esto me comprará la felicidad? ¿O contribuirá a que haya más estrés, ansiedad y disfunción.