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Por Aaron David Miller

Nota del Editor: Aaron David Miller es vicepresidente y un distinguido colaborador en el Centro Internacional de Investigación Woodrow Wilson y sirvió como negociador de Medio Oriente en administraciones demócratas y republicanas. Es el autor del libro que está por publicarse Can America Have Another Great President? Síguelo en Twitter.

(CNN) — La confrontación entre Israel y Hamas es una película vieja. Pero la terrible versión que se ve ahora contiene nuevas y desagradables escenas: cohetes de Hamas, específicamente el Fajr 5 de largo alcance dirigido a Tel Aviv, los ataques aéreos israelíes y la matanza de un alto mando de Hamas. Dicho eso, hay razones para esperar que esto no se convierta en una desastrosa película. Y Egipto puede ser la clave.

La última vez que Israel y Hamas se enfrentaron, entre 2008 y 2009, el resultado fue la muerte de 1,400 palestinos, muchos israelíes aterrorizados y desplazados a los refugios, así como la destrucción de grandes áreas en Gaza. Con estrategias y metas políticas colosalmente opuestas, Hamas e Israel continúan en una lucha constante.

Pero el conflicto actual concentra otros nuevos peligros y aspectos que probablemente quedarán marcados en el tiempo.

Los elementos de la Yihad

Parte de la razón por la que hemos visto un aumento en la cantidad de ataques con cohetes, 750 este año, es que algunos grupos más pequeños que Hamas no puede controlar, o elige no hacerlo, operan con mayor impunidad. Algunos son exmilitantes de Hamas, otros son nuevos, y quieren probar los límites de las reacciones de Israel con ataques. Uno de ellos, el Jaysh al-Islam, pudo haber sido partícipe en el ataque del 8 de agosto, que causó la muerte de 16 soldados egipcios muertos en Sinaí.

Hamas bajo presión

De cara a esta nueva competencia, Hamas no puede solo guardar su tienda de campaña y ceder el territorio. Eso quiere decir que la organización con base en Gaza necesita competir o controlar a estos grupos. Y es difícil para Hamas actuar como la policía de Israel y luchar por frenar a los grupos yihadistas menores. Después de todo, su razón de existir es la supremacía de la lucha armada, causa que no puede abandonar.

Ahora, la base de operaciones de Hamas debilitada en Siria, a causa del levantamiento popular en la región, convierte a Gaza en el centro principal y en el objeto de legitimidad. Además de siempre tener que demostrar que es el actor principal. Por otro lado, Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina, no quiere lanzar una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para el Estado, ni si quiera con el fin de improvisar una negociación con Israel. Mantener una intervención militar es fundamental.

La política y estrategia de Israel

Los israelíes están determinados, particularmente en las incertidumbres de la primavera e invierno árabe, para demostrar que pueden proteger sus intereses, especialmente si los retan.

Las nuevas acciones de los grupos yihadistas y las preocupaciones de hace mucho tiempo por las armas de larga trayectoria de Hamas han provocado que Israel sea más propenso a lanzar ataques preventivos. El asesinato de Ahmed al-Ja’abari, un líder militar a quien supuestamente los israelíes ya habían atacado por lo menos una vez desató esta manifestación.

Cuando combinas eso con la presión hacia el gobierno israelí por parte de las comunidades expuestas a las agresiones, sin mencionar que las elecciones en enero definirán una postura determinada. Particularmente en el contexto de una posible amenaza nuclear por parte de Irán que es inevitable, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu tiene el compromiso de demostrar que la nación puede detener y lidiar exitosamente con el conflicto en Gaza.

Pero por mal que parezca la situación, la lógica y los propios intereses deberían ayudar a controlar las agresiones. Ni Israel ni Hamas están interesados en repetir los eventos del 2008 y del 2009. La guerra no arregló el problema en ese momento, y mucho menos ahora. Aún cuando la verdadera amenaza es Irán, los israelíes no quieren involucrarse en un conflicto militar y político mayor por culpa de Gaza, lo que haría su relación con Egipto más compleja.

El presidente egipcio, Mohamed Morsi, ha tomado acciones para apoyar a los palestinos: una retórica firme con la exclusión del embajador de Israel, un llamado a la Liga Árabe y presentando el tema ante la ONU y el envío de su primer ministro a Gaza. Pero no tiene ningún interés en ver crecer este conflicto o dejar su futuro a Hamas o los yihadistas, lo que se teme que suceda tanto en Gaza como en Sinaí.

Egipto también tiene otras prioridades, como la ayuda económica. Y en una época en la que el Fondo Monetario Internacional negocia un préstamo de más de 4.000 millones de dólares, cuando podría usar el apoyo estadounidense, Egipto no quiere relacionarse con Hamas. Entre más dure el conflicto y haya más muertes civiles, va a ser más difícil para Morsi tener un papel positivo.

Deben de mantener la cabeza fría. Egipto tiene que presionar a Hamas para que controle al yihad y llegar a una tregua – a lo mejor a cambio de una frontera más abierta con gaza y un apoyo más grande de parte de Turquía y Qatar. La tarea de Estados Unidos es exigir moderación a Israel para que Hamas se tranquilice. Pero este es Medio Oriente, donde, generalmente, las películas no tienen finales felices.

(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Aaron David Miller).