MONTEVSITA (CNN) — Entre los restos de la casa de su familia, Jane Bucani, de 17 años, revisa las hojas del anuario de su escuela para tratar de rescatar algún recuerdo.
Su madre, Rosal, selecciona entre las ruinas donde solía estar la cocina. Los electrodomésticos rotos en el piso son lo único que indica que ahí preparaba la comida. Y ellos son algunos de los más afortunados.
En todas partes de la remota región del Valle de Compestela, en el sur de la isla filipina de Mindanao, familias como la Bucanis tratan de entender qué sucedió.
En algunos lugares, los cadáveres están alineados en las calles, cubiertos con ropa y hojas de palma. Con sollozos, los familiares buscan entre la ropa de unos y otros.
La fuerza despiadada que se llevó vidas en ese valle y en el este de Mindanao fue el tifón Bopha, conocido localmente como Pablo, el ciclón más intenso que toca la isla en décadas.
Rosal Bucani, de 48 años, quien vive en el poblado de Montevista, dice que nunca había vivido algo así. No escuchó las advertencias de ir a un refugio en los centros de evacuación.
Muchos como ella no lo tuvieron en cuenta. Creen que el área está protegida de lo peor del clima por sus montañas. Además, los granes tifones que golpean cada año a Filipinas nunca llegan tan al sur, especialmente en una época tan tardía del año.
Pero Bopha lo hizo. Y llegó con vientos salvajes que desarraigaron plantaciones de plátano completas en zonas bajas, así como lluvias incesantes, torrentes de piedras y lodo provenientes de las montañas, donde hay mineros que cavan en busca de oro.
El epicentro de la devastación parece haber sido Nuevo Bataan, un poblado ubicado a 20 kilómetros al sureste de Montevista, cerca de montañas empinadas.
Las rápidas inundaciones golpearon de frente el martes, barriendo con familias que se protegían en sus casas y soldados estacionados en la ciudad.
Grandes partes del Nuevo Bataan y muchas de las personas que vivían ahí están ahora enterrados bajo el lodo, los árboles caídos y los escombros, dijo Armando Arcadio, responsable del grupo humanitario del programa de manejo de emergencias del Centro de Alivio Católico.
“El estado de ánimo es realmente sombrío”, dijo el jueves tras visitar el poblado, donde 90 a 95% de las casas se cree que están destruidas o dañadas.
Al menos 85 personas del Nuevo Bataan murieron, de acuerdo con las autoridades de Filipinas.
Con más de 340 personas desparecidas, se cree que el número de víctimas mortales causadas por el desastre natural se elevará.
“Solo están tratando de sobrevivir”, dijo. Destacó que el lodo que llega a la altura de las rodillas en muchas partes hace difícil recorrer la zona y vuelve completamente inaccesibles algunas partes del lugar.
El presidente Benigno Aquino III de Filipinas visitará el Nuevo Bataan el viernes para evaluar los daños y supervisar la distribución de bienes, reportó la Agencia de Noticias Filipinas.
Los rescatistas han estado luchando por alcanzar algunas de las zonas más afectadas en el Valle en Compestela y los vecindarios de la región de Davao Oriental. Los deslaves han bloqueado los caminos y afectado las líneas de electricidad.
Bopha pasó a través de Mindanao y varias islas de Filipinas antes de avanzar hacia el Mar del Sur de China.
En total, ha matado a al menos 327 personas en el país y dejó cerca de un cuarto de millón de personas sin hogar, de acuerdo con el Consejo Nacional de Manejo y Reducción de Riegos y Desastres. El Consejo informó que aún están desaparecidas 380 personas.
El tifón llegó justo en el aniversario de Mindanao. Hace un año, la tormenta tropical Washi cubrió las zonas del norte de la isla con lluvias intensas provocando inundaciones repentinas y deslaves a mitad de la noche que destruyeron villas enteras.
Washi, apodado Sendondg en Filipinas, mató a más de 1,200 personas y dejó recuerdos dolorosos en las zonas más afectadas, Cagayan de Oro e Ciudad Iligan.
La aproximación esta semana de Bopha, una tormenta más intensa que Washi, dejó a los residentes temiendo por la devastación. Las autoridades locales tomaron medidas de precaución, como la reubicación de personas en centro de evacuación y la creación de provisiones de emergencia.
Al final, el norte de Mindanao se salvó de la peor furia de Bopha. Quienes se llevaron la peor parte fueron las comunidades menos preparadas del sur y el este: el Valle de Compostela y Davao Oriental.
El Valle de Compestela es una zona étnicamente mezclada. Durante el siglo 20 era habitada por una multitud de tribus, hasta que llegó una ola inmigrantes del norte de Filipinas.
El comercio de madera y la industria minera cambiaron el paisaje demográfico y geológico al acabar con los bosques y enviar a muchas tribus en las colinas.
El valle también es conocido por su riqueza y su tierra fértil donde se cultivan arroz, maíz, plátano y cocos.
Pero el jueves, un titular del diario nacional Phillippine Star, le dio un nuevo nombre: el Valle de la muerte.
Liz Neisloss, Jethro Mullen, Elizabeth Joseph y Michael Pearson contribuyeron con este reporte