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(CNN) – Después de décadas de dictadura, muchos españoles que se alejaron de la actividad política volvieron a las calles por el enojo contra el gobierno por el estado de la economía del país, lo que dio paso a las protestas de indignados.

Cánticos fuertes se levantan de la calle, el ruido rebota en la pared del edificio de enfrente y entra a un apartamento en el último piso de un bloque en Vicálvaro, un barrio obrero de Madrid.

“¡El pueblo, unido, jamás será vencido!” grita la multitud, agitando banderas y pancartas. “¡Luchar es la única manera!”

Rocío asoma la cabeza por la ventana, mirando la conmoción abajo con interés, donde personas con sus perros, madres con carriolas, y los pensionistas con bolsas de compras se unen a la multitud.

Entre las personas reunidas en la acera no son vecinos que llegan por curiosidad —de hecho, muchos de ellos son desconocidos para la familia que vive en el quinto piso— sino que todos están ahí para proteger a Rocío del desalojo que enfrenta.

La también madre, con un cabello teñido con rayos, frenos en los dientes, y la preocupación dibujada en su rostro, baja su cabeza cuando habla de cómo llegó aquí: vino de Ecuador en 2003, cuando los tiempos eran buenos y abundantes para el empleo en España, decidió invertir en una casa para ella y su hijo, que ahora tiene 17 años y está en la secundaria.

Pero luego de que la crisis financiera mundial golpeó, puso la economía de España al borde del desastre; Rocío perdió sus trabajos, uno en una tienda, y otro como afanadora, y los pagos de la hipoteca subieron en espiral fuera de su alcance.

Por un momento, se puso por sobre los beneficios, pero los detuvo también, y ahora los alguaciles están dando vueltas.