(CNN) — A partir de este jueves, el papa Benedicto XVI se convertirá en exobispo de Roma, exsucesor de San Pedro, extitular del Colegio de Obispos, exvicario de Cristo y expastor de la Iglesia Universal. Después de las ocho de la tarde en Roma, será el primer pontífice jubilado en casi 600 años. Sin guías que seguir, todo lo que haga sentará un precedente para el retiro papal del siglo XXI.

El líder de 1.200 millones de católicos en el mundo dejará su asiento en el ornamentado Palacio Apostólico y se retirará a una casa de campo a las afueras del Vaticano para llevar una vida de oración, y posiblemente retirarse por completo de la vida pública.

El Vaticano señaló el martes que su santidad pasará a ser conocido con el título de “pontífice emérito” o “papa emérito”. Renunciará a su vestuario ornamental papal y a la capa que le llega hasta los codos, la muceta, y en su lugar utilizará una sotana blanca sencilla. Tampoco usará sus famosos zapatos rojos de Prada, y en su lugar lucirá un par que recibió durante su visita a México en 2012.

Benedicto XVI, de 85 años, saldrá de Roma para ir al retiro papal ubicado en la orilla del mar, Castel Gandolfo, hasta que sea nombrado su sucesor. Luego se dirigirá al edificio Mater Ecclesiae (Madre de la Iglesia), que antiguamente albergaba un convento de enclaustramiento en los jardines del Vaticano.

Aunque el “convento” o “monasterio”, como las autoridades lo han llamado, podría ser el nombre correcto, no cuenta con los grandes pasillos de arcos de piedra ni las enormes áreas comunes.

El nuevo hogar del Papa

“Solía ser la casa del jardinero”, dijo la hermana Ancilla Armijo dijo. “Se trata de una casa pequeña. Lo que añadieron fue sólo una biblioteca para las hermanas y una nueva capilla”.

Armijo es una monja de la Orden Benedictina de la Abadía de San Walburga en Colorado, a sólo unos cuantos pasos de la frontera con Wyoming. Del 7 de octubre de 2004 al 7 de octubre de 2009, ella y otras seis hermanas benedictinas procedentes de varios países vivieron en la Mater Ecclesiae, dedicadas a orar al Papa, primero rezaron por Juan Pablo II, cuando estaba enfermo y luego por la elección y el papado del papa Benedicto XVI.

Armijo se unió a la orden en 1972, a los 16 años. Dijo que pertenecer a un grupo de monjas internacionales enclaustradas en los terrenos del Vaticano fue algo único. “Nos sentimos conectados con el propio Vaticano aunque no hay acceso a los edificios principales”, dijo.

El Mater Ecclesiae es “muy pequeño y muy caluroso”, describió la religiosa. “No hay árboles que hagan sombra. Creo que le funcionará si tienen aire acondicionado para él. Tendrán que remodelar la cocina y cosas así, dado que era muy sencillo”.

Mientras ella vivió allí, las rejas adornaban las ventanas y separaban a las monjas de sus visitantes en la sala de reuniones, en consonancia con el estilo de vida de clausura.

Cuando Benedicto llegue, podrá pasear por el patio privado y respirar el aroma perfumado de los cerca de 15 rosales de Juan Pablo II, una flor de pétalos blancos cultivada en honor de su predecesor. Armijo dijo que un grupo donó los rosales al Vaticano en honor del fallecido pontífice. Benedicto se los dio a las hermanas para que los cuidaran. Cada dos semanas, envían un ramo de flores a la residencia papal. En los jardines, dijo Armijo, Benedicto también podría encontrar limoneros y naranjos, además de un pequeño huerto de verduras.

Cuando Armijo vivía en el monasterio, tenía unas pocas habitaciones, una cocina, un salón, una biblioteca y una capilla. Las paredes eran lisas y blancas. No tenía los tesoros artísticos que otras partes del Vaticano albergan, como obras maestras de Miguel Ángel, la escultura de La Piedad, en la Basílica de San Pedro, el techo de la Capilla Sixtina o la enorme pintura del juicio final sobre el altar de la Capilla Sixtina. “La única pieza de arte está en la capilla. Tiene un hermoso crucifijo tamaño real de bronce”, dijo Armijo.

Una vida de oración

En la capilla, el Papa podría dar misa todos los días desde su pequeño hogar, dijo monseñor Rick Hilgartner, director ejecutivo del Secretariado de Culto Divino de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

Benedicto dijo que va a dedicar su vida a la oración. No existe un manual para la vida de oración para un papa jubilado, dijo Hilgartner. “Nada más allá de la rutina normal o las oraciones para un religioso o un sacerdote”. En cualquier caso, incluiría “oración durante el día y la Liturgia de las Horas, oraciones por la mañana, oraciones por la tarde, misas todos los días”.

Es probable que Benedicto mantenga un pequeño equipo de personas en la casa para atender sus necesidades. “Tiene algunas hermanas alemanas “que cuidaban de él en sus necesidades cotidianas en el Palacio Apostólico y que al parecer están mudándose con él a este monasterio. Así que mantendrá sus necesidades espirituales y dictará misa todos los días”, dijo Hilgartner.

Podría haber un salario para el papa jubilado. Medios italianos han informado que los clérigos jubilados reciben hasta 2,500 euros al mes (más de 40,000 pesos mexicanos). Hilgartner dijo que Benedicto XVI no necesitará mucho dinero, o quizá nada. El Vaticano se hará cargo de su alojamiento y del cuidado de su salud. “No tenía una pensión porque se suponía que estaría en el cargo hasta su muerte”, dijo Hilgartner. “Sus necesidades serán atendidas. Dada la forma en que vivirá, esas necesidades serán un tanto limitadas”.

De regreso a los libros

Benedicto, teólogo de profesión, posiblemente pase de pastor universal a ser otra vez erudito. “Mi sentir es que se mantendrá apartado y pasará por desapercibido”, dijo Hilgartner. Espera que el papa se comporte más como un erudito jubilado, leyendo mucho y tal vez escribiendo un poco.

Había rumores de que Benedicto trabajaba en su cuarta encíclica antes de que anunciara que iba a renunciar, dijo Hilgartner. Las encíclicas son cartas papales dirigidas a la Iglesia, a menudo sobre asuntos apremiantes que lleva a cuestas la oficina del papa.

“Había escrito la encíclica sobre la esperanza, la encíclica sobre el amor, y otra más sobre la justicia social y la caridad”, dijo Hilgartner, y añadió que el rumor era que la cuarta podría ser sobre la fe. En su papel de papa jubilado, la encíclica final de Benedicto no portaría el peso de su actual cargo.

Eso es algo que Benedicto no había impuesto a sus anteriores trabajos académicos durante su papado. “Fue cuidadoso de no bendecir sus propios escritos con su papado”, dijo Pia de Solenni, teóloga moral de Seattle.

Cuando publicó libros en calidad de papa, su firma fue “Joseph Ratzinger, papa Benedicto XVI”, señaló de Solenni, que destacó su humildad. Una cosa es segura: ya no escribirá más tuits. El Vaticano informó que la cuenta oficial de Twitter @pontifex será retirado tras la salida de Benedicto.

La vida más allá del Vaticano

Benedicto dijo que ya no contaba con las fuerzas para continuar. Después de dar a conocer su retirada, el Vaticano señaló que había comenzado a pensar dejar el cargo después de una extenuante visita papal por México y Cuba.

Cuando deje el puesto, renunciará a su Anillo del Pescador, el cual recibe su nombre de la ocupación de San Pedro. Será destruido junto con “el sello de plomo del pontificado”, dijo el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.

También renunciará a su equipo de seguridad personal, constituido por entre 100 y 120 miembros de la Guardia Suiza, responsables de la protección del papa las 24 horas del día. “Tuvo seguridad como cualquier otro jefe de Estado”, dijo el exintegrante de la Guardia Suiza, Andreas Widmer.

Aunque más conocidos por sus uniformes de la época renacentista, camisas y pantalones brillantes a rayas con mangas hinchadas, junto con sus hachas de batalla ceremoniales, la Guardia es un moderno y formidable equipo de seguridad, según Widmer, quien ahora dirige el programa de emprendimiento de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Católica de América.

Widmer fue amigo de Benedicto a finales de la década de 1980, cuando él era un joven miembro de la guardia que hablaba alemán y Benedicto, cuya lengua materna es el alemán, era un cardenal superior al servicio de Juan Pablo II.

Describió a Benedicto como “insólitamente introvertido” y amable con toda la gente del Vaticano, incluso con los mendigos en las calles, pero que las grandes multitudes le quitaban su energía.

La tarea de proteger a dos papas habría supuesto duplicar los cuerpos de la Guardia Suiza, un grupo no afiliado a otras fuerzas de seguridad suizas, como la anterior guardia del Estado suizo. Sin embargo, Widmer sospecha que de cualquier forma esto no habría sido un problema. Su impresión es que Benedicto XVI se retirará y permanecerá enclaustrado.

“Me parece que Benedicto no va a dejar el Vaticano”, dijo Widmer. “Me parece que cualquier cosa que vaya a escribir o a decir sólo saldrá a la luz después de su muerte”.

Una época turbulenta

Antes de convertirse en papa, a los 78 años, Benedicto había hablado largo y tendido acerca de retirarse. Han girado todo tipo de especulaciones acerca de qué es lo que finalmente lo llevó a dimitir, como el caso Vatileaks, la crisis por los abusos sexuales o la creciente ola de secularismo.

El escándalo de los Vatileaks comenzó cuando su mayordomo filtró documentos que muestran la mala gestión de la institución, escándalos sexuales homosexuales y problemas financieros, que llegaron a su fin esta semana cuando tres cardenales entregaron sus hallazgos al Pontífice.

El vocero del Vaticano dijo que el asunto estaba concluido y que el Papa sólo revelaría el contenido del informe a su sucesor. Los escándalos de abuso sexual siguen acechando a la Iglesia, con denuncias de casos en diferentes países.

Aunque la gran mayoría de los casos de abuso ocurrieron en la década de 1960, 1970 y 1980, la reciente revelación de más casos y los fracasos de iglesia para hacer frente a muchos de ellos han dejado cicatrices abiertas que han tardado en sanar, dicen los defensores de las víctimas.

Los casos se encuentran aún en proceso de litigio. Dos altos cardenales estadounidenses fueron depuestos poco antes de que partieran rumbo a Roma para la despedida del Papa. Benedicto fue incapaz de detener la ola de creciente secularismo en Europa y Estados Unidos, aunque a menudo despotricaba contra ello.

Posiblemente todo ello surtió efecto en este hombre de 85 años que camina con un bastón, que tiene marcapasos y que se ha visto cada vez más frágil en los últimos meses. Pero al final fue su fuerza la que le falló. En el retiro ya no tendrá que resolver ninguno de esos problemas globales. Esas responsabilidades serán para el próximo papa. En su lugar, ha dicho que su tarea será la oración y la reflexión.

La hermana Armijo lloró cuando se enteró de que el Papa había renunciado, pero ahora que ha tenido tiempo para procesar la idea asegura que sus sentimientos han pasado de la tristeza a la gratitud.

“Es una persona de mucho valor como para hacer algo así. Para dedicarle su vida a la oración. Creo que le ayudará a la gente para que vea que hay un valor en dedicar su vida a la oración”, dijo. “La oración es algo a lo que vale la pena dedicar la vida”.