(CNN) — El cuerpo del presidente venezolano, Hugo Chávez descansará embalsamado en una urna de cristal a la vista del público. Para siempre.
Mientras que la idea puede parecer extraña para muchos, Chávez será el más reciente de una lista de líderes cuyos restos se embalsamaron y se exhibieron en un féretro de vidrio. Tal vez el más conocido es Vladimir Lenin, cuyo cuerpo aún yace en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, a casi 90 años de su muerte.
Entre las otras personalidades embalsamadas están Stalin, Mao Zedong, de China, Ho Chih Minh, de Vietnam, y el fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung.
El presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, también fue embalsamado después de ser asesinado en 1865, lo que permitió que se transportara su cuerpo durante el tortuoso viaje de tres semanas hacia Springfield, Illinois, y que se celebraran funerales a féretro abierto durante el camino.
Para Nina Tumarkin, autora del libro Lenin Lives! The Lenin Cult in Soviet Russia (¡Lenin vive! El culto a Lenin en la Rusia soviética), la decisión de embalsamar a Lenin en 1924, el primer líder moderno cuyo cuerpo se preservó de esta forma, fue un reflejo de un periodo turbulento en la historia soviética reciente.
“Muchas personas temían que el régimen no sobreviviría tras su muerte, así que después de que se anunció, Moscú se volvió una especie de campamento armado”, dijo Tumarkin, profesora de Historia de Rusia en el Colegio Wellesley, en Massachusetts.
Los líderes no podían decidir si celebrarían un periodo de velación por miedo a que la gente no asistiera, dijo. Finalmente, cerca de 750,000 personas soportaron el crudo invierno de enero e hicieron fila por horas para echar un vistazo al cadáver.
Como resultado, los líderes decidieron convertirlo en una “empresa perpetua”, dijo Tumarkin, y extendieron la velación por 40 días, periodo en el que según la tradición ortodoxa rusa se pronuncia misa diariamente en honor al fallecido; posteriormente lo colocaron en su sarcófago de vidrio. Lo situaron en un mausoleo de madera mientras se construía el edificio de piedra en el que yace hoy.
Nueve décadas más tarde y del otro lado del mundo, una multitud de venezolanos también hizo fila para ver el cuerpo de Chávez durante el velatorio en la Academia Militar de Caracas de este viernes. Asistió tanta gente para ver el cuerpo, que el velorio se extendió siete días más.
Al dar detalles sobre el funeral, Maduro dijo que Chávez sería embalsamado “igual que Lenin (y) Mao Zedong” y que finalmente descansaría en un museo militar en el que varias generaciones de venezolanos podrán visitar al hombre que para muchas personas fue más grande que la vida misma.
Maniobra polarizadora
En el caso de Lenin, la decisión fue, y sigue siendo, controvertida. Incluso en la época en la que murió Lenin, a muchos rusos les escandalizó la idea de embalsamarlo, dijo Tumarkin. Hay muchas personas que aún hoy querrían que el cuerpo se enterrara.
Sin embargo, la maniobra polarizadora se dio en el marco del descubrimiento de la tumba del faraón egipcio Tutankamon, 15 meses antes. El acontecimiento sembró la idea de que el cuerpo de un líder podía preservarse durante miles de años. También se aprovechó la creencia ortodoxa rusa de que el cuerpo de un santo auténtico no se descompone, dijo la historiadora.
“Lo más importante, desde el punto de vista político, es que los líderes que en ese entonces seguían a Lenin, o los que luchaban por obtener el puesto de secretario general del partido, eran los hombres que en realidad estaban aterrados de que el sistema se derrumbara”, agregó.
Ese temor ya había provocado que se empezara el proceso de “eternizar a Lenin” a través de sus escritos y retratos. El pueblo ruso también tuvo un santuario para visitar, dice Tumarkin, con lo que una vez más se aprovechaban las tradiciones religiosas.
Cuando se exhibió el cuerpo de Lenin, los embalsamadores compararon su trabajo con el de los antiguos egipcios, quienes recurrían a métodos muy diferentes, y se dio a entender al mundo exterior que esta era una demostración de la superioridad de la ciencia soviética, dijo Tumarkin.
Al mismo tiempo, la presencia simbólica de Lenin legitimó a la siguiente generación de líderes. Conforme cobraba auge el culto a Lenin, en las décadas de 1920 y 1930, y se revivió bajo el gobierno de Kruschev en los setenta, su cuerpo todavía podía verse, señaló Tumarkin. Otros líderes comunistas, como Mao, siguieron su ejemplo en las décadas siguientes.
Una práctica de la Guerra Civil
En algunos países, como las Filipinas y Estados Unidos, ahora es muy común embalsamar un cuerpo antes de un funeral a féretro abierto. Sin embargo, muchas personas todavía ven con repulsión o sospecha este proceso; tal vez lo relacionan con la incomodidad generalizada que rodea la idea de la muerte.
Según la Asociación de Embalsamadores de Estados Unidos, el embalsamamiento moderno cobró auge en Estados Unidos durante la Guerra Civil, cuando las familias viajaban a los campos de batalla para encontrar los cuerpos de sus hermanos o hijos.
“El ejército de la Unión tenía ‘cirujanos embalsamadores’ en el campo de batalla, quienes preparaban los restos, los colocaban en un ataúd y los enviaban de vuelta a sus familias en tren o en carruaje”, señala el sitio web de la organización.
‘La magia se fue desde hace mucho’
Hasta con el talento más sublime, tarde o temprano, un cuerpo embalsamado empezará a lucir más ceroso o plástico, como lo ha demostrado el rostro de Lenin durante su largo descanso.
Se reporta que se encuentra bajo un régimen de mantenimiento intensivo que comprende la aplicación frecuente de líquidos de embalsamamiento. A pesar de esto, Lenin ya no luce tan bien como antes, dijo Tumarkin, quien a lo largo de las décadas lo ha visto en varias ocasiones en el sombrío mausoleo de la década de 1920, decorado con rojo, negro y blanco.
En el periodo soviético, causaba una gran impresión: los visitantes hacían largas filas para ver el sarcófago que generaba una sensación de reverencia parecida a la de una peregrinación, explicó Tumarkin.
Sin embargo, Tumarkin ha visto que muchas cosas han cambiado recientemente. “Ya no existe esa sensación. Ya no hay largas filas (de personas). Simplemente entras y es como estar en un museo de cera, la magia se fue hace mucho”.
Tal vez sea una advertencia para los líderes de Venezuela en caso de que decidan hacer planes para la eternidad.