(CNN) - Un horno encendido lanza una ola de calor abrasador en el rostro de un grupo de trabajadores que transportan ladrillos bajo el sol en la India meridional.
Trabajan hasta 22 horas al día transportando pesadas pilas de ladrillos en la cabeza. Ninguno espera cobrar por ese trabajo. Ninguno sabe cuánto tiempo tendrán que estar ahí. Algunos tienen incluso tres años de edad.
Manoj Singh fue una de las 149 personas rescatadas este año de una fábrica de ladrillos a las afueras de Hyderabad, India. Como otros millones de niños en la India, nació en la más extrema pobreza. Cuando el corresponsal de CNN Mallika Kapur visitó a la familia de Manoj, que ya está de nuevo en su casa, y a algunos de los otros 34 niños liberados, le mostraron cómo fabricaban los ladrillos de arcilla húmeda.
“Usan su memoria muscular”, dice Anu George Canjanathoppil, de International Justice Mission (IJM), una organización sin fines de lucro dedicada a la erradicación de la esclavitud en todo el mundo. “Así que si usted les pide que expliquen cómo lo hacían, no serán capaces de hacerlo”.
Trabajadores más mayores, sin embargo, tienen mucho que contar.
Patadas a mujeres embarazadas
Según los informes de los investigadores de la IJM, una mujer embarazada afirmó que fue pateada por su jefe cuando le suplicó permiso para descansar un rato. Otro hombre mostraba heridas abiertas tan profundas que dejaban ver el hueso a través de ellas.
El agotador horario de trabajo apenas dejaba tiempo a los trabajadores para comer. Después de ser liberados, y al enfrentarse por primera vez en mucho tiempo a una comida completa, muchos de ellos, desnutridos, acabaron vomitando.
“Teníamos que trabajar 18 a 22 horas al día”, dijo el padre de Manoj, Lucky Singh, a Kapur. “No teníamos tiempo para comer ni para bañarnos. Un día, me quedé dormido. Entonces el jefe se acercó y me golpeó con un palo”.
Lucky cuenta que terminó trabajando en el horno porque estaba desesperado por mantener a su familia empobrecida.
Cuando un reclutador llegó a su pequeña aldea en Odisha, un estado en el este de India, cerca de la Bahía de Bengala, de buena gana se fue con la promesa de un adelanto de $400, que se convirtió en una deuda de $400 - y lo encerraron a trabajar para saldar la deuda. No podían salir sin permiso y no se les decía cuándo, o si alguna vez podrían saldar esa deuda.
El trabajo en servidumbre en la India es la forma más prevalente de la esclavitud a día de hoy en todo el mundo. Fue declarada ilegal en la India en 1976, pero pese a ello, continúa existiendo. Una gran mayoría de los trabajadores de la India logra a duras penas reunir un magro sustento a través de contratos informales, no regulados, haciéndolos más vulnerables a entornos de trabajo inseguros y a la explotación.
Ilegal pero generalizado
El “CNN Proyecto Libertad” (CNN Freedom Project) ha trabajado durante más de dos años señalando y denunciando que esta práctica ilegal está todavía muy extendida y cuestionando los esfuerzos del gobierno de la India para acabar con esas violaciones de los derechos humanos.
Hace dieciocho meses, Kapur se encontraba en el mismo estado, informando sobre el rescate de más de 500 víctimas de la esclavitud en otra fábrica de ladrillos (en inglés).
Y meses antes, la corresponsal Sara Sidner filmó una serie de tres partes que mostraba el proceso de liberación de pueblos enteros de sus condiciones de esclavitud. Cuando Sidner le pidió al supervisor de una fábrica de fábrica de ladrillos que explicara por qué empleaba a los trabajadores en semejantes condiciones, y por qué ninguno recibía un salario, este le pidió que le pagara si quería la respuesta.
La esclavitud existe todavía hoy en día por dos razones: la codicia y la desesperación. La codicia por parte de los propietarios de tierras y reclutadores ilegales. Y la desesperación de las decenas de millones de personas que están dispuestos a asumir un riesgo para mejorar sus vidas.
“Aunque no podemos resolver todos los problemas de la pobreza o la pobreza en sí misma, podemos cambiar la forma de pensar”, dice Saju Mathew, director de operaciones de la Misión Internacional de Justicia en el sur de Asia.
“Podemos dotar a estas personas del conocimiento de la ley y sus derechos para que sean capaces de identificar las trampas de este tipo cuando intentan tendérselas. En torno al 90 o 95% de las personas que hemos liberado no regresan de nuevo a la esclavitud. Aprenden a buscarse los medios de vida en libertad”.
Trabajadores recién liberados
Trabajando junto con el gobierno de la India, International Justice Mission ha realizado decenas de misiones de liberación en los últimos seis años, en los cuales han liberado más de 3.200 personas.
Los trabajadores recién liberados vuelven a sus pueblos de origen, donde reciben dos años de formación de base comunitaria y una educación donde aprenden sus derechos y a hacer planes para la creación de empresas sostenibles.
Además, el gobierno también les proporciona 20.000 rupias (400 dólares), por lo que pueden empezar a crear una nueva vida, lejos de las garras de los agentes ilegales.
“Para mí, estas son señales alentadoras de que el gobierno está tomando medidas proactivas para hacer frente a un problema muy grande. Eso es un cambio”, dijo Mathew. “Ha habido una cultura de la negación, pero ahora hay un movimiento real entre los funcionarios del gobierno para asumir un reto tan grande y enfrentarlo”.
Y eso es lo que los millones de indios como Manoj y su padre le están pidiendo.