(CNN) – Los hermanos de Ariel Castro ya no se refieren a él como parientes. Lo califican como “un monstruo” que debería pudrirse en la cárcel tras ser acusado de secuestro y retención de tres mujeres jóvenes como rehenes en su casa de Cleveland durante una década.

“No tengo nada que ver con esto, y no sé cómo mi hermano se salió con la suya durante tantos años”, dijo Pedro Castro, de 54 años, junto con su hermano Onil, de 50, en una entrevista exclusiva con Martin Savidge de CNN este fin de semana.

“Eso no es mi hermano, eso es un monstruo del infierno, para tener una mente así, dijo Onil. “Nos dañó la vida, ya no es parte de nuestra familia, no hay sangre de monstruos en mi familia”.

Cuando la historia se dio a conocer inicialmente, el mundo vio a los tres hermanos como sospechosos después de que la policía de Cleveland los detuvo el pasado lunes y publicó sus fotografías. No fue sino hasta el jueves que Pedro y Onil Castro fueron liberados y los investigadores dijeron que los hermanos no tenían ninguna participación en los secuestros.

Ariel Castro, un exconductor de autobús escolar de 52 años, permanece en una cárcel de Cleveland acusado de cuatro cargos de secuestro y tres de violación, bajo una fianza de 8 millones de dólares.

Está acusado de secuestrar a Michelle Knight, ahora de 32 años, en agosto de 2002, cuando ella tenía 21 años; Amanda Berry, ahora de 27 años, un día antes de su cumpleaños número 17 en abril de 2003, y Gina DeJesus, ahora de 23 años, en abril de 2004, cuando tenía 14 años. Además, pruebas de ADN revelaron que una hija de Berry nacida hace seis años fue engendrada por Castro.

“La horrible brutalidad y la tortura que sufrieron las víctimas durante una década es incomprensible”, dijo el fiscal Timoteo McGinty.

Pedro y Onil, quienes han recibido amenazas de muerte desde su detención, hablaron con CNN porque “quieren que el mundo sepa” que no tenían idea de que su hermano mantuvo a las mujeres en cautiverio en su casa de Cleveland durante todos esos años.

¿A quién secuestré?

La primera señal de problemas para Onil se produjo el pasado lunes por la noche cuando viajaba con su hermano después de la cena en casa de su madre. Ariel giró de repente en el estacionamiento de un McDonalds. Una patrulla de la policía detuvo su auto.

“Le dije: ‘¿Qué hiciste, violaste una señal de pare o un semáforo en rojo o algo así?’”, dijo. “Él contestó: ‘No, no. No lo sé’”.

Cuando Onil preguntó al oficial de policía por qué los pararon, él dijo: “Todo lo que puedo decirle es que ustedes tienen graves acusaciones”.

“Tal vez quería ser atrapado”, especuló Onil más tarde. “Tal vez se le había acabado el tiempo. Quizás estaba demasiado metido; quería ser atrapado. Pero si lo hizo de esa manera, no debió ir a la casa de mamá y recogerme y llevarme en el coche, si sabía lo que iba a suceder”.

Pedro estaba durmiendo en su casa cuando la policía lo despertó y pensó que la policía lo buscaba porque tenía una orden en su contra por tener recipientes de alcohol abiertos en el espacio público.

Los hermanos estaban en celdas separadas en la cárcel. Pasaron más de 36 horas antes de que Pedro y Onil se enteraran de la verdadera razón por la que habían sido detenidos.

Otro reo que hablaba español sirvió de intérprete ante un oficial, a quien Pedro pidió más detalles acerca de su caso. El oficial escribió la palabra secuestro en un pedazo de papel.

“Yo no tenía mis gafas de leer, pero miré y dije, ‘Oh, por recipientes abiertos’. Me dijo: ‘No, lea de nuevo.’ Y yo dije: ‘¡Oh! ¡Secuestro! ¿Qué es esto? ¿Secuestro?’”, dije. “Estaba pensando en el secuestro. ¿A quién secuestré?”.

Onil, en una celda aislada y aún desconociendo los detalles truculentos, pudo ver a su hermano Ariel brevemente cuando Ariel iba hacia el baño, dijo.

“Cuando pasó por delante de mí, dice: ‘Onil, nunca vas a verme otra vez. Te quiero hermano’. Y eso fue todo”, dijo.

Ariel volvió a hablar con Onil iba camino a ser interrogado por un detective.

“Me dijo: ‘Onil, lo siento. No sabías nada de esto, Onil. Lo siento, Onil’. Y eso fue todo. Y fue entonces cuando quedé derrumbado y me pregunté: ‘¿Qué hizo mi hermano? ¿Qué ha hecho?’”.

Minutos más tarde en una sala de interrogatorios, Onil obtuvo su respuesta de un detective.

“Cuando me mostró las fotos de las chicas, me preguntó: ‘¿Conoces estas niñas’”, contó Onil.

“Me dijo: ‘¿Alguna vez has visto a esta chica?’ y yo dije No, yo nunca he visto a esa chica. Y entonces él me mostró otra. ‘¿Alguna vez has visto a esta chica?’ y yo dije No, yo nunca he visto a esa chica. “Y me dice: ‘Esas son Gina DeJesus y Amanda Berry’, y mi corazón se rompió”.

Estaba familiarizado con DeJesus y Berry, ya que sus fotografías fueron publicadas en su comunidad después de su desaparición. “Le dije: ‘Ellas no se ven como las niñas que han publicado en los carteles’ y me dijo: ‘Sí, así de desnutridas es como están’”.

“Fue simplemente terrible cuando dijeron eso, cuando dijo que ‘son Amanda Berry y Gina DeJesus, y estaban en la casa de tu hermano’. Yo no lo podía creer, porque, ya sabes, no había señales de nada de eso. No vi ninguna señal”.

El interrogatorio de Pedro siguió el mismo curso.

“El detective dijo: ‘Bueno, estas tres chicas están en la casa de tu hermano. “Y dije ¿qué?, repítelo de nuevo. ‘Estas tres chicas están en la casa de tu hermano’. ¿Qué quiere decir en la casa de mi hermano?. ‘Él las tenía cautivos’. ¿Quiere decir, que están vivas y en la casa de mi hermano? ‘Sí’”.

No más allá de la cocina

Ariel no les permitió a a sus hermanos pasar más allá de la cocina en los últimos 10 años.

“Yo no fui a su casa mucho, pero cuando lo hice, él no dejó ir más allá de la cocina”, dijo Pedro. “La razón por la que nos quedábamos en la cocina era porque tenía alcohol. Y si estaba en la cocina me daba un trago”.

Las cortinas separaban la cocina del resto de la casa de 1.400 pies cuadrados. Ariel explicó que la medida era para ahorrar energía, dijo Pedro.

“Me dijo que quería mantener el calor en la cocina, por la factura del gas”, dijo Pedro.

En la casa de Ariel también había ruido de fondo cada vez que lo visitaba, dijo. No podía oír lo que estaba sucediendo en otras habitaciones porque “la radio estaba prendida todo el tiempo,” dijo. “Si no era la radio, era la televisión. Algo tenía que estar prendido en todo momento en la cocina. Así que no podía oír nada más que la radio o la televisión”.

Cuando se le preguntó si eso no le parecía raro, Pedro explicó que su hermano solía hacer cosas “extrañas”.

Onil dijo no haber visto “absolutamente nada” inusual en el patio trasero de su hermano, y que no había estado dentro de su casa en años. “La última vez que estuve en esa casa fue en la cocina”.

Ariel era “un poco apartado” del resto de la familia y “extraño para mí a lo largo de nuestras vidas”, dijo.

“Él siempre se mantuvo a sí solo con su música”, dijo. “Y como dije, había momentos en que no lo veía durante un mes, dos semanas. Mamá solía decir ‘Vean a su hermano, vean a su hermano. Él vive solo en esa casa. Él es un solitario. Ustedes no saben si está bien o lo que está pasando’. Así que le enviaba un mensaje de texto para que me respondiera. ‘¿Qué estás haciendo?’ ‘Estoy bien’”.

Una de las hijas de Ariel dio a CNN una descripción similar, diciendo que cuando visitó a su padre “solía tardar una eternidad en llegar a la puerta”. No dejaba que ella pasara de la parte delantera de la casa, dijo Angie Gregg.

La hija secreta

La niña que los investigadores dicen que Ariel Castro engendró con Amanda Berry podía salir al exterior de la casa a veces, mientras que las mujeres se quedaban encerradas adentro. “Vi a Ariel con una niña en McDonalds y le pregunté ¿quién era ella”, dijo Pedro. Y él dijo: ‘Es es una amiga mía’”.

Volvió a ver de nuevo a la niña con su hermano semanas más tarde en un Burger King, dijo.

“Y entonces le pregunté, ¿dónde está la madre” ‘Oh, ella tenía que hacer algo’, me dijo. Así que me olvidé de eso”.

“No tenía ni idea de que esa niña era suya o de Amanda”, dijo. “No tenía ni idea. Me di cuenta con el paso de los días, ya sabes, después de que fue atrapado”.

Gregg dijo que su padre le mostró una foto de la niña por el teléfono móvil hace unos dos meses, diciéndola que era hija de su novia con otra persona.

“Me imaginé a lo sumo que tenía un hijo ilegítima por ahí, ya sabes, y eventualmente quise saberlo”, dijo Gregg.

Padre de rehén era un amigo

Pedro y Onil se preguntan ahora cómo su hermano pudo haber interactuado con la familia de una de sus rehenes. Todos ellos conocían a Felix DeJesus, el padre de Gina, la menor de 14 años, secuestrada de camino a casa desde la escuela hace nueve años.

“Tener que preguntarle: Felix, ¿ni rastro de ella, no hay señales de ella todavía?, sin saber que este monstruo tenía esas mujeres jóvenes en su casa”, dijo Onil.

Ariel asistió a una vigilia por la adolescente después de que ella desapareció y dio a su “mama un abrazo”, dijo.

“No sé cómo lo hizo”, dijo Onil.

“Felix, sé que usted está allí escuchando y usted sabe que yo estaba preocupado por su hija y que yo no tenía ni la más mínima idea de que esto estaba pasando”, dijo.

Hermanos: Si hubiéramos sabido…

Los hermanos de Ariel Castro están de acuerdo en lo que habrían hecho si hubieran descubierto a las cautivas.

“Yo hubiera ido directamente a la policía si hubiera visto algo”, dijo Onil.
“Si veo un movimiento de cortina o si escucho algo -porque no hay nadie en esa casa- hubiera dicho ¿Por qué, por qué estoy viendo esto? ¿Quién es?”.

“Si hubiera sabido lo habría reportado”, dijo Pedro. “Hermano o no hermano lo habría agarrado por el cuello”, y hubiera preguntado ¿qué pasa con este hombre?”, dijo.

“Sí, yo también lo agarro por el pescuezo”, dijo Onil, quien considera que Ariel es un “monstruo”, no un hermano. “Es un monstruo fracasado”, dijo.

“Espero que se pudra en la cárcel”, dijo. “Quiero que sufra en esa cárcel hasta el último momento. No me importa si es que lo alimentan. El ha dañado mi vida y a mi familia”.

“Me siento de la misma manera”, dijo Pedro. “Yo lo quería mucho. Lo amaba tanto. De hecho, la segunda vez que lo vi entrar a usar el baño, cuando terminó, estaba por los pasillos y me dijo ‘Te amo’ y nos tocamos los puños”.