En Twitter, los usuarios sacan su 'alter ego' para sentirse libres al estilo de la película "Fight club".

Por Dean Obeidallah, especial para CNN

Nota del editor: Dean Obeidallah fue abogado y ahora es comediante político y comentarista frecuente en diferentes medios de noticias, entre ellos CNN. Es editor del blog de política The Dean’s Report y conductor de un podcast de CNN, The Big Three, en el que analiza las tres historias más importantes de la semana.

(CNN) —
Para algunas personas, Twitter es una plataforma de medios sociales que te permite estar al día con las noticias más recientes, tocar temas políticos u ofrecer reflexiones divertidas. Sin embargo, para muchas otras personas, entre ellas yo, se ha convertido en el nuevo ‘Club de la pelea’. En esencia se ha vuelto la versión cibernética del sótano del ‘Bar de Lou’, de la cinta clásica de 1999.

Para quienes no se han incorporado a Twitter, dejemos algo en claro: Twitter no es Facebook. La página de microblogging es el “viejo oeste” en el siglo XIX: es nuevo, agitado y a menudo salvaje.

En El club de la pelea, las personas de todos los estratos —desde profesionistas hasta obreros— se despojaban todas las noches de su existencia terrenal y experimentaban una emoción visceral al molerse a golpes entre sí en el sótano del bar en el vecindario.

La historia celebraba la dualidad de la vida. El actor Edward Norton dio vida a un personaje que de día era un ajustador de seguros tímido y de modales suaves que llevaba la clásica vida de “desesperación silenciosa”. Sin embargo, por las noches asumía su audaz y atrevido alter ego, Tyler Durden, protagonizado por Brad Pitt. Durden encarnaba la diferencia entre estos dos personajes: “Soy libre como tú no lo eres”.

Esto es lo que Twitter significa para muchas personas. Un lugar para ser libre, donde la gente de todos los estratos está en igual condición para pelear: ya sean ricos y poderosos o pobres y enfurecidos. Aquí no es necesario que seas cortés como en el mundo real. De hecho, los comentarios incisivos y sarcásticos no solo se aceptan, sino que se glorifican.

Sin embargo, estas peleas tienen una desventaja cada vez más sombría. Lo que podría empezar como un desacuerdo sobre un tema político o social, a veces puede intensificarse hasta adquirir un tono racista, sexista y homofóbico. De hecho, la Universidad Humboldt recientemente creó un mapa titulado ‘La geografía del odio’, en donde se registraron los comentarios llenos de odio que se propagan a través de Twitter. Es verdaderamente alarmante.

Lo he experimentado de primera mano. Algunas personas con las que he peleado en Twitter me han dicho insultos étnicos como “cabeza de toalla” porque tengo ascendencia árabe u otros insultos referentes a mi ascendencia italiana. Sin embargo, estos comentarios son moderados cuando se comparan con otros en contra de los negros, los latinos, los gays y las personas con discapacidad, como lo indica el estudio de Humboldt.

Sé que algunos de los que leen esto se preguntan: ¿Por qué pelear en Twitter? ¿Por qué no simplemente ignorar a esas personas que te desafían? Claro, puedes hacerlo, pero como Tyler Durden nos instruyó en El club de la pelea: “¿Qué tanto puedes saber sobre ti mismo si nunca has estado en una pelea?”. Muchas personas se enredan en estas batallas para poner a prueba su temple.

No hay nada de malo con la gran mayoría de las peleas en Twitter. Tienes la oportunidad de poner a prueba tus opiniones acerca de los temas de hoy. En el clima hiperpartidista de la actualidad, muchas personas simplemente se relacionan con aquellos que piensan como ellos y por ende nunca ponen en duda sus opiniones sobre temas políticos. Es verdad que estas batallas pueden intensificarse e incluir comentarios desagradables, pero en su mayor parte se mantienen concentradas en el tema y se evita el fanatismo.

Más de una vez me he enfrascado en una acalorada batalla sobre un tema que llevó a encontrar una opinión en común, y que ha originado una amistad en Twitter.

Después de una intensa discusión con un conservador acerca de las políticas del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ambos descubrimos que nos desagradaba el mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady (yo soy aficionado de los Gigantes de Nueva York y él es fan de los Bills de Buffalo).

Esa no es excusa para el alarmante aumento de comentarios racistas, sexistas u homofóbicos llenos de odio en Twitter.

Además, aunque el reporte de la Universidad Humboldt no indica cuántos de estos comentarios se hicieron durante una pelea en Twitter, puedo asegurarles que es en esas situaciones cuando surgen con mayor frecuencia.

Esta es mi petición para los usuarios: necesitamos dejar en claro que esa clase de odio simplemente no tiene cabida en Twitter. Puedes ganar una batalla con argumentos —e incluso con comentarios agudos— sin rebajarte al racismo y la intolerancia.

Nosotros somos los únicos que podemos asegurar que esto se respete. Así Twitter puede ser una plataforma social en la que los usuarios intercambien información, hagan bormas y también pueden reñir, pero sin que el odio entre en escena.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Dean Obeidallah.