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Por Ivan Watson y Gul Tuysuz, CNN

Estambul, Turquía (CNN) – Los residentes de la ciudad más grande de Turquía despertaron el domingo viendo cómo trabajadores municipales y activistas voluntarios limpiaban la basura que quedó de varios días de enfrentamientos violentos y de protestas contra el gobierno.

Los manifestantes permanecieron con el control de la Plaza Taksim después de que las fuerzas de seguridad turcas abandonaran la zona el sábado tras 36 horas de fuertes choques.

Los participantes en las protestas hicieron barricadas en la entrada de la plaza, que tiene gran importancia simbólica para los partidos políticos de izquierda y el movimiento laborista de Turquía.

A lo largo del viernes y el sábado, el bullicioso barrio era un campo de batalla en el que la policía antimotines usó cañones de agua, gases lacrimógenos y vehículos blindados para impedir que los manifestantes entraran a la céntrica zona comercial en el corazón de la ciudad. En la tarde del sábado, la policía se retiró tras disparar varias rondas de gas lacrimógeno a la multitud, lo que provocó que miles de personas corrieran buscando refugio.

La policía siguió enfrentándose con los manifestantes en otros distritos de Estambul, así como en la capital Ankara en la noche del sábado.

Las autoridades turcas dijeron que más de 900 personas han sido detenidas y cientos han resultado heridos en protestas y choques en 30 de las 81 provincias de Turquía en los últimos cuatro días.

Lo que empezó como una pequeña protesta contra el plan del gobierno para demoler un parque en la Plaza Taksim se ha convertido en el mayor movimiento de protesta contra el primer ministro de Turquía desde que Recep Tayyip Erdogan fue elegido hace más de 10 años. Las multitudes han estado gritando “Renuncie Tayyip” y “hombro con hombro contra el fascismo”.

En un discurso televisado el domingo, Erdogan mantuvo su postura desafiante.

“Pregunto en el nombre de Dios: ¿Tayyip Erdogan es un dictador? Si eres el tipo de persona que puedes llamar a alguien que sirve a su pueblo un dictador entonces no tengo nada que decirte”, dijo Erdogan.

El primer ministro destacó sus logros tras una década de crecimiento económico sin precedentes en Turquía. También defendió su labor como un líder que ha sembrado muchos árboles.

“Están diciendo que nosotros masacramos árboles”, dijo. “Hemos plantado aproximadamente 2.000 millones de árboles”.

Pero muchos de los manifestantes dicen que su ira no está dirigda ya contra el plan del gobierno de demoler el Parque Gezi, el último espacio verde en el centro de Estambul.

“Este parque es sólo la ignición de todo eso”, dijo Yakup Efe Tuncay, un manifestante de 28 años que llevó una bandera turca mientras caminaba por el parque el sábado. “El gobierno de Erdogan usualmente es considerado como autoritario. Tiene un gran ego; tiene síndrome de Napoleón. Se considera así mismo como un sultán… Debe dejar de hacer eso. Sólo es el primer ministro”.

El alcance de las protestas muestra que hay un tema mayor concerniente a la libertad de expresión y a las acusaciones de autoritarismo.

“Las personas pueden estar en desacuerdo con el gobierno, pueden ejercer sus derechos democráticos, pero pueden hacerlo en el contexto de una sociedad democrática”, dijo el alto asesor de Erdogan, Ibrahim Kalin.

Los grupos de derechos humanos Amnistía Internacional y Greenpeace denunciaron lo que describieron como un uso excesivo de fuerza policial contra los manifestantes pacíficos.

Un vocero de la jefe de política extranjera de la Unión Europea Catherine Ashton emitió un comunicado que dijo que Ashton “lamenta el uso desproporcionado de la fuerza de parte de miembros de la policía turca”. Ashton también pidió el diálogo entre ambas partes.