Por Arturo Ascención

Ciudad de México (CNNMéxico) — Algunos vecinos de Jerzy, de 16 años, uno de los jóvenes del barrio de Tepito reportado como desaparecido, dicen que están dispuestos a apoyar “hasta donde sea” a sus familiares.

Pero otros prefieren no hablar del tema, y dicen que tienen temor a involucrarse, porque no saben a ciencia cierta qué hay detrás de su desaparición.

En la calle de Matamoros, en el barrio de Tepito, conocido por ser una zona “brava” en la capital mexicana, se extiende una larga hilera de puestos. En ellos se puede encontrar todo tipo de productos, como copias ilegales de películas (aunque recientemente se estrenó, ya está a la venta El Gran Gatsby), comida y ropa.

En uno de ellos venden pulseras, diademas y otros objetos de bisutería. Colgada en unas rejas, junto a esos productos, está una manta donde aparecen los datos y las fotografías de Jerzy y Said Sánchez, otro de los jóvenes considerados como “ausentes” por las autoridades de la Ciudad de México.

Detrás hay un local donde la gente puede comprar gorras y playeras, la mayoría de color negro, con estampados de bandas de rock, como Metallica, Ramones y Misfits. Tienen un precio de entre 80 y 200 pesos.

Esos negocios pertenecen a los abuelos de Jerzy. Este lunes acudieron a trabajar, mientras otros familiares buscan a su nieto.

“El dolor que yo tengo, lo tienen varias personas, a las que se les perdieron sus hijos”, dice la señora María Teresa Ramos, abuela de Jerzy. Ella cuenta que padece diabetes y que últimamente se ha sentido mal por la preocupación.

“Todos están con nosotros, el barrio es muy solidario. Sabes una cosa, gracias a Dios tenemos a todo el barrio con nosotros, y no nada más al barrio, ya en este momento estamos pidiendo más apoyo (de otras colonias y organizaciones)”, porque esto no se puede quedar así, agrega.

Una señora que le ayuda con el trabajo en los puestos, y que también es su vecina, dice que brindarán todo su apoyo, incluso con bloqueos.

¿Apoyo incondicional en el barrio “bravo”?

“Si ella (la abuela de Jerzy) me dice vamos a bloquear el Eje (Central, una importante avenida al centro de la ciudad), vamos a bloquear el Eje. Si no, vamos a echarle ganas trabajando. A donde ella quiera, y hasta donde ella quiera”, dice la vendedora que prefiere que no mencionen su nombre.

Ella dice que Jerzy, quien también trabajaba en los puestos de sus abuelos, es un “niño tierno y noble”, y que por eso están tan angustiados. Comenta que muchas personas del barrio les preguntan cómo va la investigación, y les insisten en que están dispuestos a ayudarlos “en lo que sea”, en bloqueos o en otras acciones.

“El barrio está muy molesto. Son cosas bien fuertes, porque el barrio es lo que es”, dice en referencia a la fama de esa zona de la Ciudad de México, conocida por ser un foco rojo de delitos como robo y narcomenudeo, además de la venta de piratería.

“El barrio está tranquilo porque le dijeron que estuviera tranquilo”, pero la gente está molesta porque no hay solución, ni la debida atención al caso, de parte de las autoridades, expresa el señor Hugo Camacho, quien atiende un puesto donde se venden discos pirata, cerca de la casa de Jerzy, en Tepito.

Agrega que apoyaría a las familias de los desaparecidos, en caso de que decidan marchar o hacer un bloqueo, si las autoridades no dan resultados satisfactorios.

El titular de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos, dijo este lunes que el martes daría a conocer a los medios los avances en la investigación sobre las 11 personas desaparecidas, posterior a una reunión programada a las 18:30 horas (local).

La influencia de El Tanque

“(Jerzy) es un niño. Diario pasaba y nos saludaba. Era tranquilo el muchacho. Siempre andaba solo”, agrega el vendedor, para quien no tiene caso relacionar al menor de edad con su padre, a quien apodan El Tanque —quien cumple una condena en prisión por los delitos de delincuencia organizada y extorsión—, porque a su parecer son historias distintas.

Otras personas en la calle de Matamoros prefieren no comprometerse. Sin dar su nombre, mencionan que en la zona hay todo tipo de gente, y que no se sabe quién está involucrado en la venta de drogas, o en otros ilícitos.

“No, no quiero opinar, me da miedo, yo tengo un hijo chiquito”, dice la encargada de una tienda de comestibles.

Otro hombre que vende ropa comenta que en la zona hay personas “doble cara”, y que es difícil definir quién anda en malos pasos, sobre todo con el antecedente del padre de Jerzy, conocido como El Tanque.

Un señor que trabaja en un restaurante relata que después de las 18:00 horas, cuando cierran los negocios, hay venta de droga y gente alcoholizada en la zona. Cuando se le pregunta si apoyará los bloqueos, en caso de que no haya avance en las investigaciones, comenta: “Es mejor no meterse”.

“El Tanque sí es malo, pero el chavo qué”, dice la encargada de una tienda. “Estamos consternados”, agrega Patricia, otra mujer en un local cercano al de los abuelos de Jerzy.

Luis Ponce López, otro de los abuelos de Jerzy, dice en el puesto de playeras que le sorprende la lentitud y la ineficacia de las autoridades del Distrito Federal, porque una semana después no han obtenido pistas contundentes, que lleven a ubicar a las personas desaparecidas.

“No actúan hasta que no se les presione. ¿Cómo? Con plantones”, dice. El señor Ponce López critica que las autoridades les hicieron caso hasta que ellos decidieron bloquear una avenida.

Menciona que incluso podrían recurrir a instancias internacionales, o pedir ayuda a Alejandro Martí o a Isabel Miranda de Wallace, para que les ayuden a encontrar a sus familiares.

“El papá de Jerzy es otra cosa, fue otra cosa, no lo ha visto desde hace ocho años. No porque el papá es fulano de tal, el hijo tiene que ser igual. Las autoridades se quieren agarrar de ahí para criminalizar el asunto”, comenta en su negocio.

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