Por Carlos Alberto Montaner
Sigue a @CarlosAMontaner
Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Su último libro es la novela “La mujer del coronel”.
En medio del debate sobre la inmigración que sacude a Estados Unidos, donde varios millones de personas indocumentadas esperan un acuerdo que les permita legalizar su situación, el escritor Álvaro Vargas Llosa acaba de publicar un valioso libro titulado “Global Crossings”, algo así como migraciones globales, que se ha convertido en una magnífica fuente de argumentos a favor de recibir a los inmigrantes.
Con mil ejemplos y una minuciosa mirada a diversos episodios migratorios que han resultado muy beneficiosos para Estados Unidos, Vargas Llosa acaba por demostrar que Estados Unidos es mucho más fuerte y más rico por las contribuciones de los judíos europeos, los chinos y japoneses, los alemanes, italianos, griegos, irlandeses, libaneses, suecos o, últimamente, los cubanos.
Hoy, por ejemplo, la minoría más exitosa del país la constituyen los hindúes. De acuerdo con el censo del 2010, están mejor educados que la media blanca estadounidense y ganan bastante más dinero.
A mi juicio, del libro de Vargas Llosa, escrito y publicado en inglés por The Independent Institute de California, puede deducirse un planteamiento audaz: una de las formas de revitalizar a una sociedad, de mejorar su capacidad de producir riquezas y de aumentar su creatividad, es estimular la llegada de inmigrantes. invitar a esas personas que traen con ellas el fuego emprendedor.
Probablemente, a principios del siglo XX, una buena parte de lo que convirtió a Argentina en uno de los países más exitosos del mundo fue la riada de inmigrantes, casi todos procedentes de Italia y otras partes de Europa.
Lo mismo sucedió con Cuba y Venezuela. En definitiva, hay pocos negocios mejores para cualquier país que ver cómo aumenta su capital humano con inmigrantes deseosos de abrirse paso en la vida.
Lo dice “Global Crossing”. Pero, mejor aún: se deduce de la experiencia.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Carlos Alberto Montaner)