Por Marilia Brocchetto y Ben Brumfield
(CNN) — Nueve centavos han sido suficientes para que decenas de miles de brasileños realicen protestas multitudinarias durante una semana.
Para los manifestantes que han transformado las calles de Sao Paulo y Belo Horizonte en campos de batalla y de protesta, no es tanto que el precio de un boleto de autobús subió de 3,00 a 3,20 reales (1.38 a 1.47 dólares).
El pequeño aumento en la tarifa fue la gota que “derramó el vaso” y los manifestantes planean marchar nuevamente este martes para expresar su ira, pues dicen que el aumento es solo un ejemplo más de cómo el gobierno le quita 10 centavos a los más pobres y que luego utiliza en proyectos de lujo de alto perfil.
Brasil está construyendo estadios enormes y renovando la infraestructura antes de la Copa del Mundo de futbol que acogerá el próximo año. Dos años después de eso, será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
La noche del lunes, los manifestantes irrumpieron en edificios de la capital del estado de Río de Janeiro y Sao Paulo y se enfrentaron con la policía antimotines, levantaron barricadas, huyeron de las nubes de gas lacrimógeno y esquivaron balas de goma, como lo hicieron la semana pasada.
Las manifestaciones también intentaron llegar al Congreso Nacional en la capital Brasilia, pero la policía los mantuvo lejos, informó la Agencia de Noticias de Brasil.
La injusticia social
Douglas Pinheiro fue señalado como líder de la protesta de entre una multitud de miles de personas en la ciudad de Victoria este lunes por la policía.
Los convenció de que no lo era, y lo dejaron ir.
Para Pinheiro, el tema de la justicia social va más allá de simplemente ingresos y gasto.
“También estamos protestando junto a los trabajadores de salud, que están en contra del mal estado del sistema de salud del país, los estudiantes se manifiestan contra el sistema educativo”, dijo.
“Destruyeron las escuelas para construir estacionamientos de los estadios, los hospitales están saturados, la gente tiene hambre en las calles”, se quejó Fernando Jones.
El grupo de protesta central, el Movimiento de tarifa libre, demanda que el transporte público se ponga a disposición de forma gratuita. Ellos se han unido a los manifestantes de izquierda y a los ciudadanos descontentos.
En una alusión al movimiento Occupy Wall Street, algunos de los manifestantes se vistieron con las máscaras clásicas de “Vendetta”, un rostro masculino con el bigote y la barba puntiaguda.
Occupy y Anonymous de Brasil han respaldado las manifestaciones en sus sitios web y páginas de Facebook.
Fare libre contaba con una participación de 100.000 este lunes en Sao Paulo. La Agencia de Brasil informó de una participación de 30.000.
Respaldo presidencial
La presidenta Dilma Rousseff ofreció palabras de aliento a los manifestantes.
“Las manifestaciones pacíficas son legítimas y parte de la democracia. Es adecuado para los jóvenes a protestar”, dijo en un comunicado este lunes.
Como miembro del Partido de los Trabajadores de Brasil, la presidenta ha luchado por la justicia social.
El expresidente Lula da Silva, también miembro del Partido de los Trabajadores, salió en apoyo a las protestas en su página de Facebook.
Se espera que los manifestantes y funcionarios negocien los precios del transporte público para los brasileños pobres.
El salario mínimo en Brasil es de poco menos de 340 dólares al mes, cerca de un tercio del de Estados Unidos.
Esto hace que un boleto de autobús se vuelva $1,50 tanto más caro.