Por Lisa Neill Hill, especial para CNN
(CNN) — Si alguno de mis vecinos me hubiera visto mientras planchaba el colchón de mi hija con una gorra de baño azul sobre la cabeza, indudablemente habrían pensado que estaba loca.
Pero cuando encontré liendres —huevecillos de piojos— en el cabello de mi hija de nueve años, entré en pánico.
Le lavé el cabello con aceite de oliva y vinagre. Coloqué su ropa y sus sábanas sucias en bolsas de plástico y las lavé con agua caliente. Metí todas las almohadas y los muñecos de peluche en la secadora y la puse a funcionar a temperatura alta. Y sí, también planché el colchón porque una amiga me dijo que el calor los mata.
Me avergüenza decir que usé esa gorra de baño con demasiada frecuencia durante los primeros días después de que los que los piojos entraran a nuestra vida. No la usaba solo para planchar, también la usaba mientras peinaba el cabello de Emma para quitar las liendres tras usar un tratamiento de enjuague en crema para eliminar los piojos.
Nada de esto sorprendió a Shirley Gordon, enfermera y profesora del Colegio de Enfermería Christine E. Lynn en la Universidad Atlantic de Florida. Gordon, quien dirige el Proyecto de Tratamiento y Prevención de los Piojos, ha estudiado a estos bichos desde 1996 y le fascinan las reacciones sociales que causan.
“En una escala del uno al 10, estás en el uno y medio”, dijo Gordon, cuyas investigaciones se concentran en los casos persistentes. Algunos padres, dijo, han usado queroseno y gasolina para librar a sus hijos de los piojos.
Los piojos son parásitos oportunistas; no obstante, siguen rodeados de mitos, entre ellos la idea de que la gente que los tiene es sucia o vive en hogares sucios, dijo.
“Creo que una de las causas de la transmisión de los piojos es el silencio (…) La gente no quiere decirle a otras personas que su familia tiene piojos por temor al estigma social y a las ramificaciones a largo plazo. Conocerán a tu familia como la familia de los piojos. Aunque elimines la infestación, el estigma se queda”.
Los casos de transmisión aumentan durante los primeros meses después de que inician las clases y después de las vacaciones de invierno y primavera.
“Vemos que aumentan los casos luego de que los niños pasan largos periodos en la comunidad”, dijo. Muchos campamentos examinan a los niños por piojos cuando llegan; otros envían cartas a los padres pidiéndoles que revisen que sus hijos no tengan piojos antes de que inicie el campamento.
Los piojos son controvertidos a cada paso, dijo Gordon, desde la forma en la que se debe tratar en la escuela a los niños que los tienen: la Academia de Pediatría de Estados Unidos señala que ningún niño sano debe faltar a la escuela por tener piojos.
“Yo estaba confundida y mal informada cuando mi hija se infestó con piojos. También me rehusaba a decirle a la gente, pero sabía que tenía que hacerlo. Le envié un correo electrónico a su maestra y le dije que creía que Emma se había infestado de piojos a causa de una peluca que había usado el día anterior para el ensayo de una obra de teatro (eso es posible, pero improbable, dijo Gordon). “La reacción más frecuente es ira y repugnancia; se tiene la sensación de querer conocer la fuente de la infestación”, dijo Gordon.
Otras cosas que hay que saber sobre los piojos
No saltan ni vuelan: se arrastran de persona a persona.
Los piojos son tratables (puede ser un poco difícil) y rara vez provocan problemas de salud graves.
Usualmente se propagan por contacto de cabeza con cabeza, no por compartir cepillos, sombreros o ropa de cama (aunque también es posible).
Los piojos pueden estar en tu cabeza, en la de tu hijo o en la de tu cónyuge, pero no afectarán a tus mascotas y no pueden infestar los muebles, la ropa de cama o las almohadas.
Después de usar el tratamiento contra piojos durante días, mi esposo y yo peinamos diligentemente el cabello de mi hija con un peine diseñado para quitar las liendres.
Esto no fue fácil. Las liendres se sujetan al cabello con una sustancia parecida al pegamento. Creí que estaba haciendo un buen trabajo e ingenuamente pensé que teníamos la infestación bajo control.
Sin embargo, una semana después del tratamiento, encontré un piojo. Entré en pánico otra vez, en esta ocasión porque mi hija había pasado día y noche con un grupo de amigas cercanas. De inmediato envié mensajes de texto a mis amigas y les ofrecí disculpas profusamente. Luego, busqué un servicio profesional llamado The Hair Angels (Los ángeles del cabello) en Pasadena, California, Estados Unidos.
Emma vio una película en DVD mientras nuestra “ángel”, Poli Rodríguez, separaba su cabello en secciones, lo peinaba metódicamente y quitaba las liendres, a veces con un par de pinzas para depilar.
Rodríguez, quien se dedica a quitar liendres desde hace cinco años, reconoce que se requiere de mucha paciencia.
“Lo que hemos aprendido en este negocio es que no hay atajos para quitar los piojos”, dijo Michelle Aloisio, copropietaria de The Hair Angels. “La única forma de quitarlos es la forma manual, que lleva tiempo y es difícil”.
Gordon recomienda usar el Método Shepherd para quitar piojos y liendres. Rodríguez lo usó: luego de peinar el cabello de Emma, lo dividió en cuatro secciones iguales. Examinó cada cuadrante en secciones de cabello del grosor de un papel, cabello por cabello. Luego, revisó de nuevo para detectar los bichos o liendres que pudo haber pasado por alto y luego inspeccionó mi cabello. (Hice una silenciosa oración de agradecimiento cuando me dijo que no tenía piojos).
“Quitar todas las liendres es la parte más difícil del proceso”, dijo Aloisio. “Si no quitas todas y cada una de las liendres, eclosionarán y el ciclo volverá a empezar de nuevo”.
Los productos matan a los piojos adultos, pero no a los huevecillos ni a las crías. La mayoría de los clientes de Aloisio acuden a ella luego de más o menos un mes de haber intentado deshacerse de los piojos por sí mismos.
En cuanto a la prevención, Aloisio sugirió que las niñas lleven el cabello recogido en trenzas o en un chongo. “El cabello suelto tiende un puente a la infestación”, dijo.
Rodríguez usó un peine de acero inoxidable y me enseñó la técnica correcta para pasarlo por el cabello de mi hija. Lo he estado haciendo todas las noches desde entonces.
También usó una espuma no tóxica para combatir la infestación de piojos y un atomizador de menta que Aloisio dice que impide la infestación de piojos. Aunque las pruebas preliminares en laboratorio muestran que la menta repele a los piojos, Gordon dijo que no hay estudios de campo sólidos que respalden que sea un repelente eficaz.
Dos horas y media y 210 dólares más tarde, salimos del salón con el peine, la espuma, el atomizador y la esperanza de haber ganado la batalla.
Si tu hijo tiene piojos, Gordon recomienda que avises a sus amigos, familiares, vecinos y personas con las que convive. También recomienda que revises una vez a la semana que no haya piojos.
¿Su último consejo para los padres? “Respiren profundo. Son solo piojos”.