Por Jim Boulden
Nota del Editor: El corresponsal Jim Boulden, de CNN, se une a la búsqueda de la Agencia Nacional de Seguridad del informante Edward Snowden en el Aeropuerto Internacional Sheremetyevo de Moscú, donde se cree que el excontratista de la CIA puediera estar.
(CNN)— Mi primera mañana en la Terminal E del aeropuerto de Moscú comienza con una hamburguesa indescriptible en Burger King. Estamos pensando en ir a uno de los dos TGI Friday para cenar en la Terminal D.
Siempre hay Café Costa para la mañana si quiero recorrer los 800 metros más o menos desde mi diminuta habitación de hotel.
Estoy en el segundo día de mi estancia en el área de transferencia internacional de Moscú. Las instalaciones son amplias, limpias, llenas de tiendas y no tan llenas de muchas personas.
La persona a la que he venido a buscar es Edward Snowden, el excontratista de informática de la Agencia Nacional de Seguridad que divulgó a la prensa los detalles de los programas de vigilancia secreta de Estados Unidos.
El presidente Barack Obama dice que no va a tomar medidas extraordinarias para hacer un seguimiento Snowden.
Al parecer, está escondido aquí, en alguna parte. No es probable que en una de las habitaciones como de hostal que se puede alquilar por horas, ni está en los bares. Las he revisado todas, incluida esa molesta con cantos de pájaro y rodeada del encanto de los años 70.
Se trata de un centro de tránsito de 24 horas, por lo que podemos comprar una cerveza a las 02:30 de la madrugada y se puede llenar el equipaje con vodka, chocolate y juguetes durante toda la noche.
Snowden podría hacerlo también, pero nadie lo ha visto comprar regalos para el próximo país que decida alojarlo, sea quienes sea.
No es el peor lugar para ser refugiado. Nuestro entusiasmo este jueves nos llevó cerca de la puerta 25 donde queríamos ver si Snowden tomó el vuelo a La Habana, Cuba.
Unas dos docenas de periodistas, la mayoría trabajando con iPhones o iPads, fingen no ser periodistas. Graban y fotografían a niños rusos y sus padres emocionados por las vacaciones de verano, mientras que un agente de Aeroflot enojado nos dice que no podemos filmar, pero no hace nada para detenernos.
Varios periodistas ahora parece que toman sus maletas y se van fuera de la ciudad. No hay otro vuelo a Cuba hasta el sábado y, ¿por qué se supone que va a tomar uno pronto?
Así que para nosotros será una noche más en el hotel, con paredes finas como el papel.
Aún así es mejor que dormir en el suelo de la Terminal E con luces brillantes como decenas de personas lo hicieron anoche.