Por Howard C. Samuels, especial para CNN
Nota del editor: Howard C. Samuels escribió el libro Alive Again: Recovering from Alcoholism and Drug Addiction. Es fundador y presidente del Centro de Tratamiento The Hills en Los Ángeles.
(CNN) — A primera vista, mi hijo de once años parece un chico común. Le encanta el béisbol y el baloncesto, juega Xbox con sus amigos y publica fotografías inofensivas del perro en su página de Instagram. En vista de estas características ordinarias, podrás imaginar mi sorpresa cuando, mientras veíamos las noticias, me preguntó (así, nada más): “Si la marihuana es tan mala, ¿por qué quieren legalizarla?”.
Y así, se fue por la borda la larga charla que mi esposa y yo habíamos tenido con nuestros hijos acerca de las drogas.
Les habíamos explicado los efectos nocivos de la marihuana. Similar al tabaco, el fumar marihuana introduce en tu cuerpo alquitrán, monóxido de carbono y otros agentes causantes de cáncer.
Ni mi esposa ni yo esperábamos que los fumadores de marihuana sin escrúpulos interceptaran a nuestro hijo en la calle mientras promovían una petición afuera de una tienda y le dieran un discurso que contradecía todo lo que tratábamos de enseñarle.
Resulta que los fumadores de marihuana no eran precisamente el problema sino el síntoma. Déjame decirte por qué.
Si tienes fiebre, vas al médico y te dice que tienes neumonía, ¿le pides que trate la fiebre o la neumonía? La mayoría le pediríamos que tratara la neumonía porque la neumonía es el problema, la fiebre es el síntoma.
Ocurre lo mismo con el argumento sobre la legalización de la marihuana. No me interesa concentrarme en el síntoma, quiero erradicar el problema. El problema es que de verdad estamos considerando la legalización de la marihuana.
Si analizamos el asunto de la marihuana para uso medicinal en Los Ángeles (en donde vivo), podremos ver a dónde nos lleva la legalización. En mi experiencia, aquí cualquier persona puede conseguir una tarjeta de autorización para el uso medicinal de la marihuana: solo necesitas entre 25 y 100 dólares (de 300 a 1,200 pesos) y la destreza para convencer a los demás.
Simplemente haces una cita con alguna empresa, les explicas tu problema y las razones por las que necesitas la tarjeta (sin necesidad de ofrecer pruebas médicas) y te entregarán una con validez de un año. Es un sistema ineficaz y mal regulado.
¿Por qué hay personas tan apasionadas por la legalización de la marihuana? Porque cuando fumas marihuana, te drogas. Fríes tu cerebro. Por eso, los pacientes a los que atiendo en mi centro de tratamiento lo llaman “hornearse”. La gracia de la marihuana es drogarse.
No tengo nada en contra de quienes la fuman. De hecho, creo que es un crimen meter a prisión a alguien por hacerlo. Honestamente, ¿en verdad es necesario meter a un muchacho idiota de una fraternidad en una celda junto a un monstruo porque lo atraparon fumando marihuana en Mardi Gras? Kevin Sabet, exasesor de la Oficina de Políticas Nacionales para el Control de las Drogas de la Casa Blanca, da en el blanco cuando dice que es necesario mejorar los procesos penales por posesión de marihuana, pero que la legalización es una medida excesiva.
Quienes promueven la iniciativa gustan de afirmar que la marihuana es parecida al alcohol. Aunque el alcohol es legal, es responsable de decenas de miles de muertes al año por accidentes automovilísticos u otros sucesos desafortunados relacionados con el consumo de alcohol. Pero no podemos retroceder en ese tema porque está demasiado arraigado en nuestra sociedad.
Dicen que debería legalizarse porque las personas mayores y los niños que tienen padecimientos como glaucoma, cáncer o convulsiones intratables la necesitan.
Es doloroso ver sufrir a los demás. No me opongo a ayudar a la gente. En un mundo perfecto, una mujer que tiene cáncer debería poder obtener una receta médica, ir a la farmacia, comprar su marihuana medicinal, ir a casa y recuperarse de su última ronda de quimioterapia. Pero no vivimos en un mundo perfecto y no necesitas tener un doctorado para darte cuenta de que las personas que no usan la marihuana con fines médicos explotan el espíritu del argumento solo para drogarse.
Aprobar la legalización de la marihuana en nuestra cultura sería como usar gasolina para apagar un incendio, porque atrofia el desarrollo.
¿Saben por qué no vemos a la gente que fuma marihuana en las calles? Porque están en casa fumando y viendo televisión o jugando videojuegos todo el día. ¿Tienen idea de cuántos adictos a la marihuana encuentro en mi centro de rehabilitación a diario? Hablan de querer ser productivos. Sin embargo, la marihuana mata sus motivaciones, destruye la capacidad de la gente para salir a trabajar y hacer una carrera. Provoca que no quieran hacer nada más que estar tirados por allí todo el día. ¿Eso es lo que quieres para tus hijos? ¿Eso es lo que quieres para tus seres queridos?
¿Y cómo venderías la marihuana? Acabamos de iniciar una época en la que sabemos que fumar tabaco es dañino, pero ahora los anunciantes tienen que vender un producto nuevo.
¿A quién crees que le van a vender su producto? Ciertamente ni a ti ni a mí, porque no somos tan estúpidos como para creer sus mentiras; sabemos demasiado. Van a hacer lo que las empresas cigarreras hicieron en la década de 1980 y le van a vender esto a los jóvenes.
La sola idea me enferma. Sé lo que la marihuana hace con la mente humana porque empecé a fumarla cuando tenía 15 años. Literalmente me arrebató la motivación para participar en mi propia vida. Me parecía que estaba perfectamente bien estar sentado comiendo galletas todo el día y viendo televisión, drogándome con mis amigos.
Pero, ¿salir a ganarme la vida y hacer algo con ella?
Todo eso lo haría después, cuando pasaran los efectos de la marihuana. Pero entonces, fumaba más y pensaba: “¿Para qué molestarse?”… finalmente, empecé a inyectarme heroína. Si mi familia no hubiese intervenido y pedido ayuda profesional, probablemente seguiría vagando sin rumbo por las calles, buscando ese “viaje perfecto” tan escurridizo.
Aunque solo cuentes a la marihuana en tu repertorio de drogas ilícitas de consumo, nunca tendrás resultados positivos. Nunca.
Además, pregunto a quienes abusan de la marihuana: ¿En realidad son tan débiles? ¿En verdad se sienten tan incómodos consigo mismos que no pueden manejar su vida ni tener experiencias reales sin estar drogados? ¿Les es realmente imposible vivir sin una droga? Porque si es así, me rompe el corazón y me dan lástima, porque eso no es vida.
Mi hijo va a conocer la verdad sobre ustedes. Va a saber que cada vez que se le acerquen con el argumento sobre la legalización de la marihuana, lo que realmente hacen es pedirle que vote a favor de que ustedes pasen el resto de su vida “horneados” en su sofá, demasiado drogados como para salir a jugar con sus propios hijos o hacer las cosas que siempre soñaron.
A mi hijo le diré que eso solo significa que tendrá un contrincante menos en su camino hacia una vida exitosa y satisfactoria.
Solo tengo una cosa más que decirle a los fumadores de marihuana que defienden apasionadamente su derecho a fumarse la vida: sigan soñando.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente aHoward C. Samuels.