Por Violet Kim, para CNN

(CNN) — Las imágenes de los resplandecientes modelos de aviones más recientes abundan en los sitios web, pero ¿a dónde van los “cadáveres” de los aviones?

Las cifras son enormes: para el 2020 quedarán fuera de servicio aproximadamente 12,000 aeronaves.

Además, se calcula que en todo el mundo han sido abandonados entre 2,000 y 3,000 aviones (principalmente en países en vías de desarrollo), según la Asociación de Reciclaje de Flotas de Aeronaves de Estados Unidos (AFRA, por sus siglas en inglés).

Conforme las aeronaves se acercan al final de sus vidas útiles, los dueños deben encontrar la forma de lidiar con los aviones retirados. Existen complejos de almacenamiento para los aviones que ya no son seguros para volar, pero aún son demasiado sólidos como para destruirlos. Algunos de estos espacios son Marana Aerospace Solutions en Arizona o el Puerto Aéreo y Espacial Mohave en California.

El problema es que son solo temporales.

Aunque algunas partes —especialmente de los motores— prácticamente se venden solas y encuentran un sitio en nuevos aviones, otros elementos pueden cobrar una nueva vida más innovadora, como las que presentamos a continuación.

Muebles

Remaches futuristas, curvas elegantes, superficies resplandecientes y la capacidad de soportar los extremos… es fácil entender por qué los diseñadores de muebles estarían intrigados en el potencial de los aviones fuera de servicio.

El líder ampliamente reconocido en este nicho del mercado es MotoArt, una empresa de California que ha diseñado camas, mesas, sillas y elegantes esculturas construidas con aviones desmantelados durante más de una década.

“Tenemos más de 100 diseños y hemos fabricado miles de piezas que encuentras en casi todas partes del mundo, desde el Burj, en Dubai, hasta la Torre Sears e incluso en el Polo Norte”, dice el socio gerente, Dave Hall.

La empresa Bordbar, de Alemania, es la primera que pensó en renovar los carritos de servicio de los aviones para convertirlos en muebles funcionales, decorativos y personalizados.

Es posible incorporar patrones de mariposas o logotipos corporativos, transformar el carrito en un archivero o un minibar con entrepaños y también un frente de vidrio y luces LED.

“Vendemos nuestros productos en todo el mundo, tenemos aproximadamente 220 distribuidores mayoristas”, dice uno de los fundadores de Bordbar, Valentin Hartmann. “Definitivamente hay mercado para los carritos”.

Los precios de los carritos de Bordbar van desde 979 euros (unos 1.290 dólares).

La empresa alemana Skypak también se especializa en carritos de servicio remodelados y vende diseños lujosos que llaman la atención, como el carrito Pure Gold, decorado con hoja de oro de 24 quilates.

El producto estrella de la empresa, el carrito Luxury Crystal, está cubierto con 82,000 cristales de Swarovsky.

Los carritos básicos de Skypak cuestan 1.380 euros (unos 1.700 dólares), pero los carritos de lujo pueden costar entre 3.900 y 27.800 euros (5.100 y 35.000 dólares).

Mosaicos para muros y pisos

El aluminio de las aeronaves no es como el aluminio que la mayoría conocemos.

Las aleaciones que les dan firmeza y las hacen aptas para el vuelo, lo hacen difícil de reciclar.

El Bio-Luminium, un material para construcción de la empresa estadounidense Coverings ETC, está hecho completamente con aluminio de aeronaves reciclado.

“La energía utilizada para el reciclaje de aluminio es del 5%, similar a la necesaria para producirlo en la primera generación”, dice Jennifer Ryan, directora de desarrollo empresarial de Coverings ETC.

Lo mejor es que el mismo Bio-Luminium es reciclable.

“Entonces, si alguna vez quieres cambiar la decoración, puedes quitar el Bio-Luminium y usarlo una y otra vez”, dice Ryan. “Es un producto realmente eficiente”.

Un bote

Los botes-avión o “botes voladores” son inusuales (la Armada Real Japonesa desarrolló una flota durante la Segunda Guerra Mundial), pero un viejo Boeing 307 Stratoliner de 1939 fue transformado en un bote que puede alcanzar velocidades de hasta 25 kilómetros por hora y ocupa un lugar importante dentro de la tradición de los aviones reciclados.

El bote tiene un nombre inolvidable —Cosmic Muffin— y una historia igualmente interesante.

Perteneció al pionero de la aviación, Howard Hughes, en la década de 1940. Luego de que el piloto, Jimmy Buffett, lo volviera a bautizar, su dueño actual, Dave Drimmer, lo compró en 1981 para llevarlo al extranjero.

“Los controles originales de la aeronave sirven ahora para dirigir el bote tanto con los controles del piloto como los del copiloto”, dice Drimmer. “Esto es lo que hace al bote-avión tan singular y novedoso; para manejarlo, te sientas en donde Howard Hughes solía volar el avión”.

¿Celoso?

¿Sientes una intensa curiosidad?

El Cosmic Muffin está disponible a la renta para recorridos en Fort Lauderdale, Florida.

Una casa

La Wing House, diseñada por el arquitecto, David Hertz, es una mansión en Malibú construida con un Boeing 747 completo. Logra ser llamativo y agraciado, incluso si no sabes que se construyó sobre bases ecológicamente sólidas.

A través de su sitio web, Hertz compara el proceso de convertir un 747 en una casa al estilo de “los indios nativos americanos, quienes usaban todas las partes del búfalo”.

La característica aérea más evidente es el techo curvilíneo, construido con el ala del viejo avión.

La Airplane Home —de Bruce Campbell, en Oregon—, fue creada con un presupuesto menor, pero no por eso fue una idea menos emprendedora. Se trata de un Boeing 727-200 estructuralmente intacto y al que solo le retiraron los interiores.

También está el Project Freedom de Joe Axline, que comprende dos aviones: un MD-80 y un DC-9-41 transformados en una casa.

Un hotel

Es difícil imaginar a un viajero que desembarque de un avión y que quiera pasar la noche en uno.

Sin embargo, la cantidad de hoteles que han sido construidos dentro de los aviones sirve como indicio de que ese público existe.

El Costa Verde, un lujoso hotel ubicado en un bosque lluvioso de Costa Rica, es un Boeing 727 reciclado.

A pesar de haber quedado sin un ala, desde el exterior parece una aeronave que emerge de la jungla, lista para volar sobre el Pacífico.

El fuselaje que alberga las dos habitaciones de la suite Casa Fuselaje 727 está intacto. Fuera de la forma clásica de las ventanillas y del techo curvo, el interior parece más un bungalow de bosque que un avión.

Por otra parte, el aeropuerto Arlanda de Estocolmo tiene un alojamiento barato llamado Jumbo Stay, un hostal construido dentro de un Boeing 747, popularmente conocido como Jumbo Jet.

“Yo financié y construí todo el hostal”, dice el propietario, Oscar Diös. “Queríamos que fuera singular, pero sin discriminar al público que cuente con un presupuesto menor”.

Esta actitud tan abierta tal vez sea la razón por la que la cabina de mando haya sido el escenario de varias bodas y por la que los expilotos del 747 lo visitan regularmente.

“Jumbo Stay es un lugar para todos”, dice Diös.

Por 350 euros la noche (unos 460 dólares), hay una Suite Airplane para dos personas en Holanda.

Está dentro de un Ilyushin Il-18 fuera de servicio y cuenta con accesorios que no tendrías en un jet privado: tina de hidromasaje, sauna, un televisor de pantalla plana y el equipo básico de cocina, sin mencionar un minibar y una colección de DVD.

Arrecife artificial

La mayoría de los aviones tratan de evitar sumergirse en cuerpos de agua grandes. Esa clase de eventos usualmente son conocidos como “accidente”. Pero si el avión está vacío, hundirlo en el mar para crear un arrecife artificial, como lo hizo la Sociedad de Arrecifes Artificiales de la Columbia Británica (ARSBC por sus siglas en inglés) con un Boeing 737, podría ser algo bueno, ya que se convierte en un hogar para la vida marina local y por ende la promueve.

“La ‘lista de pasajeros’ que ahora habita el arrecife ha crecido hasta llegar a más de 100 especies”, dice Deidre Forbes McCracken, directora de relaciones públicas de la ARSBC.

Cualquier otra cosa

El reciclar un avión incluye también los interiores.

El minorista australiano, Rushfaster, vende maletines para laptop que tienen por correas viejos cinturones de seguridad de aviones: son un buen regalo para los recién ingresados a la universidad que necesitan cargar con los libros de texto.

También está el minorista británico Worn Again, con su línea Worn Again Virgin. Aunque a menudo están agotadas (el reciclaje depende de la disponibilidad de los materiales de desecho), la empresa vende una línea de bolsos, ropa y accesorios, hechos con los interiores reciclados de la línea aérea Virgin Atlantic.

La firma europea de arquitectura, LOT-EK, tiene ambiciosos diseños de prototipos para una biblioteca hecha con más de 200 fuselajes de Boeings apilados; Sky Tram presenta la idea de transformar los fuselajes en supertrenes futuristas que circularán en vías elevadas a varios pisos del suelo.

Claro que esas innovaciones no existen en realidad.

Hasta ahora…

La gente también se reía de los aviones, hasta que se convirtieron en una realidad.

Este artículo se publicó originalmente en marzo de 2012 y se actualizó el 5 de septiembre de 2013.