Por Kevin Conlon, CNN
(CNN) — La mayoría de las ‘barrigas cerveceras’ son el resultado de consumir bebidas fermentadas, pero en un nuevo estudio de caso se describe un raro síndrome que hizo que el estómago de un hombre fermentara las bebidas, sin consumirlas.
Se llama síndrome de fermentación del estómago o síndrome de autocervecería, y es “un fenómeno relativamente desconocido en la medicina occidental”, según un estudio publicado en la edición de julio de la revista International Journal of Clinical Medicine.
“Solo algunos casos se han reportado en las últimas tres décadas”, de acuerdo con la médico Barbara Cordell, la decana de Enfermería en el Colegio Panola en Carthage, Texas, Estados Unidos, y el médico Justin McCarthy, un gastroenterólogo de Lubbock en Estados Unidos, autores del estudio.
El caso más actual es el de un hombre anónimo de Texas, de 61 años, quien durante cinco años pareció estar ebrio… todo el tiempo.
Su esposa, una enfermera, comenzó a hacerle pruebas de alcoholemia. Incluso cuando no bebía en lo absoluto, su contenido de alcohol en la sangre llegaba a los 0.40 (cinco veces el límite legal para conducir en Estados Unidos), según el estudio.
Pero la comunidad médica estaba bastante inconsciente del Síndrome de Fermentación del Estómago en ese entonces, así que casi nunca le creían al paciente. En 2009 ingresó a una sala de emergencias en un día en el que no había bebido nada de alcohol y al soplar dio 0.37.
“Los médicos no estaban conscientes de alguna forma en la que una persona pudiera intoxicarse sin ingerir alcohol y por lo tanto creían que debía ser un bebedor de clóset”, según el artículo.
Finalmente, después de un periodo de observación de 24 horas en una clínica de gastroenterología en 2010; una en la cual no vio a ningún visitante y se sometió a varias pruebas, los médicos descifraron lo que lo enfermaba: su estómago convertía la comida en alcohol.
“Se cree que el mecanismo subyacente es un crecimiento excesivo de levadura en el estómago que fermenta a los carbohidratos en etanol”.
Después de un régimen de medicación antifúngica, su levadura estaba bajo control, y registraba ceros en el alcoholímetro.
Los autores concluyen su artículo implorándoles a sus colegas en el campo que se tomen el síndrome de fermentación del estómago seriamente.
“Este es un síndrome raro pero debe reconocerse debido a las implicaciones sociales como perder un trabajo, dificultades en las relaciones, estigma, e incluso un posible arresto y encarcelamiento”, escriben los autores.