Por Errol Barnett y Earl Nurse
Monrovia, Liberia (CNN) — No es frecuente encontrar las palabras “Liberia” y “vacaciones” en la misma oración, pero después de 10 años de paz, el país situado en el occidente de África ahora espera atraer inversiones para crear un pujante sector hostelero.
Como muchos de sus compatriotas, Amin Modad dejó Liberia a finales de la década de 1990 para buscar refugio en Estados Unidos durante la guerra civil del país.
El conflicto terminó en 2003 y cuando Modad regresó a casa, dos años después, enseguida vio una oportunidad para usar las aptitudes empresariales que había adquirido en el extranjero.
“Era evidente que era necesario desarrollar el sector de la hospitalidad”, dice Modad, director ejecutivo del hotel y restaurante Bella Casa.
Con solo unos cuantos hoteles que ofrecen servicio completo en el país, Modad decidió transformar la pequeña casa de sus padres ubicada en la capital, Monrovia, en un hotel boutique.
“En ese entonces… vimos la llegada de los inversionistas, la llegada de las ONG, pero Liberia aún no tenía la capacidad para atenderlos”, dice. “Pienso que en un momento dado (2005, 2006) se afirmó que en Liberia no había ni cerca de 200 habitaciones decentes”.
Esqueletos que permanecen
Se calcula que en la guerra civil murieron 250.000 personas y muchas más quedaron desplazadas. También se destruyó gran parte de la economía e infraestructura de Liberia.
Las habitaciones de los hoteles también fueron víctimas; hasta la fecha, los dos esqueletos de los mayores hoteles de Liberia —el Ducor Intercontinental y el Hotel África— siguen de pie y sirven como triste recordatorio de los efectos de la guerra sobre el país.
“Antes de la guerra, Liberia tenía un par de hoteles muy buenos”, dice Modad. “De hecho, el Ducor Intercontinental, por lo que sabemos, era uno de los primeros hoteles de cinco estrellas en África”.
Altos costos
La estabilidad política que ha prevalecido durante la última década, aunada al aumento de los ingresos del gobierno gracias al sector minero, ha permitido que se construya cierta infraestructura esencial.
Sin embargo, el desarrollo está lejos de completarse: la principal fuente de energía de Liberia es la presa hidroeléctrica que quedó hecha añicos durante la guerra, por lo que la situación de la energía en el país es muy poco confiable hasta ahora.
Como resultado, cualquier negocio que dependa de la energía eléctrica constante depende de costosos generadores.
“No tenemos el suministro adecuado de electricidad —electricidad pública— ni de agua”, dice Modad, quien está sentado en el interior de su hotel. “Me cuesta cerca de 10,000 a 11,000 dólares [130,000 a 143,000 pesos] al mes solo proveer de energía eléctrica a un establecimiento tan pequeño”, agrega.
Liberia tiene atractivos como el bosque lluvioso, las playas y una incipiente escena del surf. Pero se necesitan más que atracciones para crear un destino turístico dinámico.
Axel M. Addy, ministro de Comercio e Industria de Liberia, reconoce que los empresarios que apuesten a que crezca el sector de la hospitalidad se enfrentan a muchos retos. Dice que los altos costos de la energía y la escasez de aptitudes dificulta el aventurarse en una empresa hotelera.
“En este momento, si un inversionista quiere construir un centro vacacional aquí, tienen que construir la infraestructura completa”, dice Addy.
Potencial de crecimiento
J.J. Vodak, gerente general del hotel RLJ Kendeja Resort & Villas (el mayor centro vacacional del país, ubicado a las afueras de Monrovia), conoce demasiado bien esta necesidad de autosuficiencia.
“Tenemos nuestra propia planta de agua, nuestra propia planta de aguas negras, nuestros propios generadores y demás”, dice Vodak. “Básicamente somos totalmente independientes en cualquier cosa que hagamos”.
Sin embargo, Vodak se muestra optimista por el progreso que ve en Liberia, impulsado por el ambiente político estable del país.
“El potencial de crecimiento está allí (…) La estabilidad de la situación política juega un papel muy importante porque permite que la gente venga y se sienta cómoda: ‘De acuerdo, vamos a gastar equis cantidad de millones de dólares en este país, pero no va a salir mal, seguirá estabilizándose’. Hay un potencial de recuperación de la inversión”, dice.
Addy coincide en que, a pesar de los desafíos, hay razones para ser optimista.
“Este país es un regalo, es una atracción turística en espera (…) Si la situación de la energía queda bajo control —y actualmente estamos haciendo inversiones en energía y estamos hablando con nuestros socios para ver cómo podemos acelerar ese proceso— nos haría más competitivos y más atractivos para algunas de esas oportunidades”, dijo.
De vuelta en Bella Casa, Modad dice que planea seguir expandiendo su hotel y construir otro en la ciudad de Buchanan. Prevé que las inversiones que está haciendo ahora rendirán frutos más adelante, pero urge al gobierno a que brinde apoyo a los empresarios interesados en invertir en el país.
“Me gustaría animar la inversión liberiana en el sector”, dice. “Pero para eso, el gobierno tiene que ofrecer incentivos a las empresas liberianas, a los empresarios liberianos que están dispuestos a asumir esos riesgos”.