Por Michael Martinez
LOS ÁNGELES (CNN) — Por segunda vez esta semana, el sur de California puede ver otro monstruo marino que salió a la superficie desde lo más profundo del océano.
Esta vez se trata de una ballena “dientes de sable”, conocida por vivir en las profundidades oceánicas de Alaska en vez de las cálidas aguas llena de surfistas en la playa Venice de Los Ángeles, donde varó.
El cadáver de la ballena de cerca de 4,2 metros y 900 kilos está intacto, excepto por un par de mordidas de tiburones. La ballena, una hembra, aparentemente estaba apenas viva cuando encalló en la playa, algo también extraño porque generalmente las ballenas que terminan en la playa ya están en avanzado estado de descomposición o medio comidas por otros animales marinos, según una bióloga local.
“Fue muy humillante y triste ver a ese tipo de criatura majestuosa varada de esta forma”, afirma Heather Dyle, directora del Acuario del Muelle de Santa Mónica. Ella se dirigió a la playa en su bicicleta para atestiguar la presencia del raro animal después de que la naturalista Brittany Corona tropezó con una multitud rodeando a la ballena en la arena.
Ver a este tipo de ballena en California es “una oportunidad que ocurre solo una vez en la vida”, agregó.
Tres días antes, otro raro especimen, un animal que se asemeja a una serpiente llamado pez remo, fue descubierto muerto en la Isla Catalina, frente a la costa de Los Ángeles.
Los peces remo se encuentran en las profundidades del océano. El encontrado en la bahía Toyon era tan grande, de 5,4 metros, que requirió de 15 personas para alzarlo y tomar una foto en el Instituto Marino de la Isla Catalina.
“Son tan raros y extraños”, afirma Jim Dines, del Museo Natural de Historia de Los Ángeles sobre el pez remo y la ballena. “Son como monstruos del mar”.
Pero, ¿son sus muertes causadas por el calentamiento global?
“Creo que es realmente una coincidencia”, afirma Dines. “Es muy pronto para decir. Si viéramos a muchos animales de ese tipo varándose, eso nos daría más evidencia de que algo está ocurriendo”.
El biólogo José Bacallao, del Acuario del Muelle de Santa Mónica asegura que no quiere especular. “Pero tenemos años de cambios en la temperatura y aguas cálidas. No estoy diciendo que la temperatura del agua trajo esa ballena y el pez remo aquí, pero aún es un espectáculo bastante sorprendente de ver”.
Según Dines, quien le practicó una necropsia a la ballena, no había trauma como el causado por ser golpeado por un barco o por haber muerto por alguna enfermedad o parásito.
La ballena tampoco tenía comida en su estómago, solo algo de plástico o nylon que no era suficiente como para matarla, según Dines.
El cadáver tenía dos o tres mordidas de tiburones, aunque estas no eran mortales. De hecho la ballena tenía varias cicatrices de ese tipo de mordidas, algo común en la especie.
Dines está a la espera de resultados de prueba de tejidos para determinar la causa de la muerte.
Aunque la muerte del animal es desafortunada, científicos como Dines se mostraron emocionados por el descubrimiento ya que se conoce poco de este tipo de ballenas que vive en el Pacífico norte. Cuando se varan, ocurre típicamente en Alaska o Japón. El último varamiento en el sur de California fue hace 15 años.
“Hay especulación de que migran en el invierno, pero no se sabe qué tan lejos llegan”, afirma Dines.
En los machos les crecen los dientes, los cuales sobresalen y son usados para pelear con otros machos por dominar el entorno. Las hembras no tienen dientes. La especie también se conoce como ballena picuda de Stejneger. La parte de enfrente de los especímenes se asemeja a un pico de ganso.
El esqueleto de la ballena pronto estará en la colección del museo, que ya cuenta con 4,000 especímenes marinos.
En tanto, el pez remo era demasiado grande para ser puesto en un congelador, por lo que fue cortado en piezas. Los científicos luego lo descongelarán y reconstruirán su esqueleto utilizando las fotografías tomadas durante su disección.
Casey Wian, Jack Hannah y Dottie Evans contribuyeron con este reporte