Por Trish Henry, CNN

(CNN) — Si tienes problemas para embarazarte o has sufrido un aborto, algunos productos domésticos comunes podrían ser culpables en parte, según indican algunas investigaciones recientes.

En varios estudios presentados este mes en el congreso de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, los investigadores se reunieron con parejas sanas que trataban de tener un bebé y les hicieron pruebas de detección de BPA y ftalatos.

BPA son las siglas del bisfenol A, un compuesto químico que se usa para fabricar ciertos plásticos y resinas que se usan en los recipientes. El BPA también se usa como recubrimiento de productos de metal como latas para alimentos, tapas de botellas y tuberías de agua, según la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). En algunos estudios incluso se ha encontrado BPA en recibos de cajas registradoras.

Los ftalatos son un grupo de sustancias químicas que se usan para fabricar plásticos más flexibles y difíciles de romper. Se usan en productos como detergentes, productos de belleza y juguetes para niños. La gente también está expuesta a los ftalatos al consumir alimentos y bebidas empacados en recipientes que los contengan, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

En estudios anteriores —principalmente con roedores— se ha relacionado la exposición al BPA con muchos problemas de salud como los trastornos reproductivos, pero en este punto, la FDA señala que ha “revisado cuidadosamente estos estudios y no encontramos pruebas convincentes que respalden esa creencia”. Se ha relacionado a los ftalatos con problemas de salud como el desarrollo sexual masculino y el trastorno por déficit de atención en niños. “No está claro cuál es el efecto en la salud, si lo hay, de los ftalatos”, señala la FDA y agrega que las pruebas sobre los efectos nocivos son insuficientes como para tomar medidas regulatorias.

Pero tal vez estén por llegar pruebas adicionales.

En un estudio que se presentó en la conferencia se analizó a 501 parejas que trataban de embarazarse. Se entrevistó a las parejas del estudio y se las examinó; entregaron muestras de orina para medir los niveles de BPA y de ftalalatos. También llevaron un diario de sus relaciones sexuales, ciclos menstruales y pruebas de embarazo.

Los investigadores descubrieron que los hombres —no así las mujeres— con altas concentraciones de ftalatos experimentaban un decremento del 20 % en la fertilidad y tardaban más en embarazar a sus parejas que los hombres que presentaban concentraciones menores.

Se sabe que los ftalatos alteran al sistema endócrino, lo que significa que interfieren con nuestras hormonas, dijo Linda Giudice, presidente de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, quien no participó en las investigaciones.

Si una pareja tiene problemas para embarazarse, deberían tratar de minimizar la exposición del varón a los ftalatos, dice Giudice.

“Los ftalatos son antiandrógenos, en otros estudios se ha demostrado que los niveles ambientales de ftalatos en los hombres infértiles tienen correlación con el aumento en las tasas de daño al ADN de los espermatozoides, de baja concentración de espermatozoides y de espermatozoides anormales”, dijo.

En otro estudio menor que se presentó en la conferencia, se pidió a 114 mujeres que proporcionaran muestras de sangre a las cuatro o cinco semanas de embarazo. Las muestras se analizaron hasta que las mujeres dieron a luz a bebés vivos o hasta después de que tuvieran un aborto si este ocurría durante el primer trimestre. El 68 % de los embarazos terminaron en aborto.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que las mujeres que tenían altas concentraciones de BPA en la sangre presentaban “un riesgo considerablemente mayor de aborto que las mujeres que tenían las concentraciones más bajas”. Creen que se necesitan urgentemente más investigaciones sobre la forma en la que esta sustancia química afecta al embarazo.

“Esperábamos que la exposición al BPA estuviera relacionada con el aumento del riesgo de aneuploidía (defectos genéticos) en los abortos porque hay estudios con animales en los que se relaciona la exposición al BPA con las anormalidades cromosómicas en los óvulos”, dijo Ruth Bunker Lathim, autora del estudio. “(Sin embargo) descubrimos que el BPA era más elevado tanto en abortos cromosómicamente normales como anormales”.

Lathi insinúa que el BPA “podría estar actuando de otras formas para provocar los abortos. Simplemente no conocemos el mecanismo en este punto”.

Los investigadores dicen no saber por qué ciertas mujeres que participaron en el estudio tenían niveles más altos de BPA; no preguntaron si las mujeres estaban haciendo cosas específicas, como dejar sus botellas de agua expuestas al calor, algo que se cree incrementa drásticamente los niveles de BPA en el agua.

Las pruebas de detección de BPA en pacientes que luchan por llevar a término un embarazo no son de rutina, dijo Dorothy Mitchell-Leef, experta en fertilidad de Reproductive Biology Associates, quien no estuvo involucrada en el estudio. Sin embargo, dice, los estudios como este subrayan aún más el impacto que el ambiente puede tener en la fertilidad y en el aborto. “Te da algo más que preguntar a las pacientes cuando ves abortos inexplicables”.

En ningún estudio se demostró una relación causa-efecto real. Sin embargo, Giudice dice que hay formas de minimizar la exposición al BPA si los padres están preocupados.

Recomienda no dejar las botellas de agua en el auto, no calentar en el microondas los contenedores de plástico, no consumir alimentos enlatados ni tocar recibos de papel que contenga BPA. La FDA también advierte que no coloques agua muy caliente o hirviendo en contenedores de plástico hecho con BPA si piensas consumir el agua. Eso se debe a que los niveles del BPA en la comida aumentan cuando los recipientes o productos hechos con esa sustancia se calientan y entran en contacto con la comida, según la dependencia. Por ello, la FDA ya no permite que se use BPA en los plásticos con los que se fabrican biberones y tazas para niños pequeños.