Por Daphne Sashin, CNN
(CNN) – La esposa de Dan Hyatt, Shelley, había estado preocupada durante algún tiempo cuando él llegó a pesar 152 kilos.
Su esposo tenía mal genio y una mala actitud porque odiaba su apariencia y la forma en que se sentía. Tomaba varias medicinas para la hipertensión y usaba una máquina de presión positiva continua (CPAP) por la noche para tratar su apnea del sueño. Ella intentaba evadir el problema, pero tenía miedo de quedarse viuda.
“Un par de veces dije algo como, ‘¿Qué tanto seguro de vida tienes?’”, indicó. “Me asustaba pensar que si decía, ‘Temo que vayas a morir’, se hiciera realidad”.
El 13 de enero de 2012, Hyatt se arrastró a la cima de una torre en la planta de plásticos donde trabajaba, se inclinó y luchó por tomar aire. Ahí fue cuando finalmente reaccionó; si no bajaba de peso, no viviría para ver a sus tres hijas graduarse de la escuela, casarse o tener sus propios hijos.
Había tenido problemas de peso durante toda su vida a causa de malos hábitos alimenticios y poco ejercicio; Hyatt sí había logrado adelgazar antes, pero sólo para engordar de nuevo. Así que esta vez no se fijó una meta para perder peso.
Se propuso un desafío más grande: competir en un triatlón “Ironman” en cinco años o menos. Podría decirse que ésta es la carrera de resistencia más dura del mundo, el Ironman consiste en un nado de 3,8 kilómetros, un recorrido en bicicleta de 180 kilómetros y una maratón de 42 kilómetros sin descanso.
“No puedo explicar cómo funciona mi lógica, pero me acabo de decidir, si trato de correr el Ironman, aunque no llegue, voy a bajar de peso y voy a estar en forma”, dijo el hombre de 44 años de edad, de Ottawa, Illinois.
Ocho meses más tarde, Hyatt había completado su primera triatlón, había corrido su primera maratón y había bajado casi 45 kilos. Hasta la fecha, ha bajado 60 kilos y 30 centímetros de su cintura al ejercitarse de 12 a 14 horas a la semana - nadando, corriendo, montando en bicicleta y haciendo yoga - además, siguiendo una dieta bastante estricta.
“Me encanta el hecho de que he logrado lo que he logrado, pero esto palidece en comparación con lo que quiero hacer”, dijo.
Burlas crueles en la infancia
Hyatt tenía sobrepeso desde pequeño. Recuerda que los otros niños lo llamaban “Moby Dick” y gritaban: “Allí va soplando”. Los deportes no eran lo suyo. Le gustaba nadar, pero la única vez que salía a correr era cuando sus padres, preocupados, le hacían correr alrededor de la cuadra para tratar de ayudarle a bajar de peso. Eso sólo le trajo más vergüenza y ridículo.
“Personas que ni siquiera conocía me gritaban cosas como ‘Aquí viene el chico gordo corriendo’”.
Sin embargo, décadas después, cuando asumió el reto del Ironman, no había vuelta atrás.
Al principio no se lo dijo a su esposa. El lunes por la mañana después de la epifanía que tuvo en 2012, se escabulló de la cama y se dirigió a YMCA cuando abrió sus puertas a las 5:30 am. Le envió un mensaje de texto a su esposa en el que decía algo así como: “Sólo fui a nadar”.
“Me sorprendí y pensé ¿De qué estás hablando? Tú no sólo vas a nadar a mediados de enero”, indicó. A medida que transcurrían los meses, empezó a entender lo que estaba pasando.
“Al principio sólo era ir a nadar, luego regresó a casa y dijo ‘Voy a entrenar para correr 5 kilómetros’. Luego, fue ‘Voy a practicar ciclismo’, y se inscribió en una clase de ciclismo. Después dijo, ‘Voy a hacer el Ironman’”.
Los entrenamientos se hicieron más intensos poco a poco. Durante el primer mes, Hyatt nadó cuatro mañanas por semana, añadiendo un par de vueltas un día sí un día no hasta que logró correr 1,6 kilómetros. Después de un par de semanas, se inscribió a una clase semanal de spinning. Cuando se unió a un grupo de personas que estaban empezando el programa de entrenamiento de nueve semanas para correr cinco kilómetros, todavía pesaba más de 136 kilos, y respiraba con tanta dificultad, que los otros corredores le preguntaron si estaba bien.
Sin embargo, asistió a cada sesión de entrenamiento, tres días a la semana Terminó sus primeros 5 kilómetros en 39 minutos y 56 segundos. A partir de allí, entrenó para correr 10 kilómetros.
Aprendiendo a ignorar a sus detractores
Lidiar con personas negativas fue la parte más difícil. Al principio, la gente le decía que se destrozaría las rodillas. Era demasiado grande para correr, le decían. Cuando no había bajado todo el peso, algunas personas incluso lo acusaban de mentir acerca de nadar una milla completa o correr seis. Él expresó que su esposa y dos amigos fueron los únicos que creyeron en él.
Una nutricionista ayudó a Hyatt a equilibrar su dieta para correr y hacer ciclismo
Consume granos integrales, carnes magras, frutas y vegetales, e intenta comer una combinación del 55% de carbohidratos, 30% de grasa y 15% de proteína, según su recomendación.
Si la familia va a un restaurante chino, él pide pollo al vapor, y arroz con la salsa como guarnición aparte. Se da un gusto al comer un helado Skinny Cow la mayoría de días, y si está entrenando para una maratón, come un par de pedazos de pizza.
En septiembre de 2012, corrió una media maratón y más tarde ese mes, una triatlón. Un par de meses después, corrió una maratón completa.
En julio de este año, completó una media Ironman, el logro que más lo enorgullece hasta ahora. Nadar 2 kilómetros en el Lago Michigan fue “como nadar en una lavadora”, y mientras tragaba agua y sentía presión en su pecho, seriamente consideró abandonar la carrera. Pero siguió adelante.
“Cuando llegué a la meta… mis ojos se llenaron de lágrimas”, dijo. “Al mismo tiempo, fue una dura realidad que estoy a la mitad de donde debería estar”.
Levantarse temprano: un régimen disciplinado
Nadie duda de él ahora. Se levanta a las 3 a.m. de lunes a viernes para correr, nadar y entrenarse en resistencia antes de salir a trabajar a las 6 a.m. Los fines de semana normalmente se levanta a las 6 a.m. para montar bicicleta. Cuando la familia viaja, la primera llamada que hace es para encontrar el YMCA con piscina más cercano.
Pesa 91 kilos; está a 9 kilos de llegar a su objetivo de peso. Ha dejado de tomar dos medicamentos para la hipertensión, duerme mejor y ahora es mucho más agradable estar con él, cuenta su esposa.
“Ya nadie me pondrá apodos nunca más”, dijo. “Estoy mucho más en forma que la persona promedio en la actualidad, y estoy orgulloso de eso. Y no lo voy a dejar”.
Hyatt está ahorrando para poder pagar la cuota de 625 dólares, con el fin de participar en el Ironman de Louisville en agosto. Y no se quedará allí.
Después del Ironman, ha puesto su mirada en las ultramaratones, en correr por senderos de montaña y en la maratón de Boston (para calificar, debe disminuir más de una hora de su tiempo actual). También quiere ganar una carrera.
“El cuerpo humano es capaz de mucho más de lo que puedes imaginar si tienes la fortaleza mental de dejar atrás los límites artificiales que tu cerebro le impone”, expresó. “Entre más difícil suena o entre mayor sea el reto, más atractivo lo encuentro”.
Shelley ya no se preocupa de cuánto seguro de vida tienen, aunque sí se pregunta cuando estará su esposo en casa después de sus largas carreras o sus recorridos en bicicleta. Lo bueno es que cocina para la familia casi todas las noches, a fin de asegurarse que la comida está preparada de forma sana.
“Hay momentos en los que pienso, ‘Oh por Dios, no puedo creer que estés haciendo esto; no puedo creer lo insensata que estoy como para permitirte hacer esto’”, dijo su esposa. Pero, al final dijo, “Estoy tan feliz y tan agradecida porque de esta forma le está sumando años a su vida”.